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Mirada Multipolar | Coincidencias y diferencias en la Asamblea General

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por Sebastián Tapia

La sesión de apertura de la Asamblea General de Naciones Unidas es un escenario mundial donde cada país expone sus logros y objetivos anuales. La 76° sesión, la de 2021, nos permite ver qué proponen las grandes potencias para el mundo pospandemia. A continuación, veremos las diferencia y coincidencias en los discursos de Joseph Biden y Xi Jinping.

Los discursos

Este fue el primer discurso de Joe Biden a la Asamblea General desde su asunción en Enero. Siendo el país anfitrión, Biden brindó su discurso de manera presencial. En cambio, Xi Jinping se hizo presente en la Asamblea mediante un mensaje grabado en video. El discurso de Xi es más corto y conciso que el de Biden, pero ambos tienen una estructura similar.

Ambos presidentes hicieron incapié en dos grandes problemas globales que afectan a todos los países por igual: el COVID-19 y el cambio climático.

Acciones por la pandemia

Ambos países hicieron gala de los esfuerzos realizados para enfrentar la pandemia hasta ahora y propusieron herramientas para continuar la lucha. En el caso de Biden:

“Y para el futuro, necesitamos crear un nuevo mecanismo para financiar la seguridad sanitaria global que se base en nuestra asistencia para el desarrollo existente, y un Consejo Global de Amenazas a la Salud que esté armado con las herramientas que necesitamos para monitorear e identificar las pandemias emergentes para que podamos tomar medidas inmediatas.
Estados Unidos ya ha invertido más de $ 15 mil millones en la respuesta global de COVID, la respuesta global de COVID. Hemos enviado más de 160 millones de dosis de la vacuna COVID-19 a otros países. Esto incluye 130 millones de dosis de nuestro propio suministro y los primeros tramos de los 500 millones de dosis de la vacuna Pfizer que compramos para donar a través de COVAX.”

Como vemos, la propuesta de un Consejo Global de Amenazas a la Salud sería un nuevo organismo que sobrepase a la Organización Mundial de la Salud, o al menos duplique sus capacidades. Esta es una constante en el discurso de Biden: dice sostener el Sistema de Naciones Unidas, pero continuamente propone alterarlo o desconocerlo.

En el caso de Xi, la apuesta es por mejorar el acceso a las vacunas a través de los métodos ya establecidos.

“La vacunación es nuestra poderosa arma contra COVID-19. En muchas ocasiones he subrayado la necesidad de hacer de las vacunas un bien público mundial y garantizar la accesibilidad y asequibilidad de las vacunas en los países en desarrollo. Una prioridad apremiante es garantizar la distribución justa y equitativa de las vacunas en todo el mundo. China se esforzará por proporcionar un total de dos mil millones de dosis de vacunas al mundo para fines de este año. Además de donar 100 millones de dólares estadounidenses a COVAX, China donará 100 millones de dosis de vacunas a otros países en desarrollo en el transcurso de este año. China continuará apoyando y participando en el rastreo de los orígenes basado en la ciencia a nivel mundial, y se opone firmemente a las maniobras políticas en cualquier forma.”

El cambio climático

Ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de reducir emisiones de carbono para evitar el impacto de la actividad humana en el clima.

En cuanto a sus propias metas, Biden recordó que Estados Unidos volvió al Acuerdo de París y anunció una mejora en sus metas:

“En abril, anuncié el nuevo y ambicioso objetivo de los Estados Unidos en virtud del Acuerdo de París de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los Estados Unidos entre un 50 y un 52 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para 2030, mientras trabajamos para lograr una economía de energía limpia con cero emisiones netas. emisiones para 2050.
Y mi administración está trabajando en estrecha colaboración con nuestro Congreso para realizar las inversiones críticas en infraestructura verde y vehículos eléctricos que nos ayudarán a mantener el progreso en casa hacia nuestros objetivos climáticos.”

Para lograr esto y ayudar a otros países a seguir este camino, Biden comentó sobre los esfuerzos que realiza el país para favorecer el crédito para las iniciativas en este sentido:

“En abril, anuncié que Estados Unidos duplicaría nuestro financiamiento público internacional para ayudar a las naciones en desarrollo a enfrentar la crisis climática. Y hoy, me enorgullece anunciar que trabajaremos con el Congreso para duplicar ese número nuevamente, incluso para los esfuerzos de adaptación.
Esto convertirá a Estados Unidos en un líder en finanzas públicas para el clima. Y con nuestro apoyo adicional, junto con un mayor capital privado y otros – de otros donantes, podremos cumplir la meta de movilizar $ 100 mil millones para apoyar la acción climática en las naciones en desarrollo.”

Xi Jinping no se refirió a las acciones propias de su país, sino que propuso vincular los esfuerzos para mitigar el cambio climático con el desarrollo social y económico de los pueblos. Para esto propone una Iniciativa de Desarrollo Global que cuenta con los siguientes puntos:

  • Mantener el compromiso con el desarrollo como prioridad: “Fomentar asociaciones de desarrollo globales que sean más equitativas y equilibradas, forjar una mayor sinergia entre los procesos de cooperación multilateral para el desarrollo y acelerar la implementación de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible”.
  • Mantener el compromiso con un enfoque centrado en las personas. “debemos continuar nuestro trabajo para que la gente tenga un mayor sentido de felicidad, beneficio y seguridad, y logre un desarrollo integral”.
  • Mantenerse comprometido con los beneficios para todos. “Deberíamos preocuparnos por las necesidades especiales de los países en desarrollo. Podemos emplear medios como la suspensión de la deuda y la ayuda para el desarrollo para ayudar a los países en desarrollo”
  • Mantener el compromiso con el desarrollo impulsado por la innovación. “redoblar los esfuerzos para aprovechar los logros tecnológicos para impulsar la productividad y fomentar un entorno abierto, justo, equitativo y no discriminatorio para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.”
  • Mantenerse comprometido con la armonía entre el hombre y la naturaleza. “Necesitamos acelerar la transición hacia una economía ecológica y con bajas emisiones de carbono y lograr la recuperación y el desarrollo ecológicos”
  • Mantener el compromiso de acciones orientadas a resultados. “Necesitamos aumentar los aportes al desarrollo, avanzar de manera prioritaria en la cooperación en el alivio de la pobreza, la seguridad alimentaria, la respuesta al COVID-19 y las vacunas, la financiación del desarrollo, el cambio climático y el desarrollo verde, la industrialización, la economía digital y la conectividad”

En cuanto a lo estrictamente medioambiental, Xi anunció los siguientes compromisos:

China se esforzará por alcanzar un pico de emisiones de dióxido de carbono antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono antes de 2060. Esto requiere un trabajo tremendo y haremos todo lo posible para alcanzar estos objetivos. China intensificará el apoyo a otros países en desarrollo en el desarrollo de energía verde y baja en carbono, y no construirá nuevos proyectos de energía a carbón en el extranjero.

Esto último es particularmente interesante, debido a que el 70% de todas las plantas de carbón del mundo construidas actualmente dependen de fondos chinos. Sin dudas, este anuncio generará un cimbronazo en la industria del carbón y ayudará a buscar alternativas más limpias.

Paz y multilateralismo

A diferencia de su antecesor, Donald Trump, el presidente Biden buscó presentarse como un defensor de la paz internacional y del multilateralismo. Sin embargo se movió en una dualidad contínua: negó la necesidad de confrontación internacional, pero marcaba límites y establecía advertencias a otros países.

“Estados Unidos competirá, competirá vigorosamente y liderará con nuestros valores y nuestra fuerza. Defenderemos a nuestros aliados y amigos y nos opondremos a los intentos de países más fuertes de dominar a los más débiles, ya sea mediante cambios territoriales por la fuerza, coacción económica, explotación tecnológica o desinformación. Pero no buscamos, lo diré de nuevo, no buscamos una nueva Guerra Fría o un mundo dividido en bloques rígidos.”

La relación con sus aliados, especialmente europeos, no se encuentra en su mejor momento tras la salida de Afganistán y la formación del AUKUS. Y la promesa de no comenzar una nueva Guerra Fría no parece coincidir con un tópico propio de la política exterior de Biden y que se ve en el resto del discurso: la división entre países autoritarios y países democráticos.

Por ejemplo, hablando de los avances tecnológicos, sólo se propone trabajar con los países “democráticos”:

“A medida que las nuevas tecnologías continúen evolucionando, trabajaremos junto con nuestros socios democráticos para garantizar que los nuevos avances en áreas desde la biotecnología hasta la computación cuántica, 5G, inteligencia artificial y más se utilicen para elevar a las personas, resolver problemas y avanzar. libertad humana: no reprimir la disidencia ni apuntar a las comunidades minoritarias.”

Da por terminada la guerra contra el terrorismo, pero ahora pone el centro en la promoción de la democracia, según promete, sólo por medios diplomáticos:

“Hemos terminado 20 años de conflicto en Afganistán. Y al cerrar este período de guerra implacable, estamos abriendo una nueva era de diplomacia implacable; de utilizar el poder de nuestra ayuda al desarrollo para invertir en nuevas formas de ayudar a las personas en todo el mundo; de renovar y defender la democracia; de demostrar que no importa cuán desafiantes o complejos sean los problemas que vamos a enfrentar, el gobierno por y para la gente sigue siendo la mejor manera de cumplir para toda nuestra gente.”

Esto pone en cuestión por qué es necesario firmar un acuerdo militar como el AUKUS que favorece la difusión de tecnología bélica nuclear. Pero puede sentar las bases para futuras intervenciones en terceros países bajo la excusa de promoción de la democracia. En otro pasaje asegura:

“La gente ha salido a las calles en todas las regiones para exigir que sus gobiernos aborden las necesidades básicas de las personas, les den a todos una oportunidad justa para tener éxito y protejan los derechos que Dios les ha otorgado.
Y en ese coro de voces a través de idiomas y continentes, escuchamos un grito común: un grito de dignidad, simple dignidad. Como líderes, es nuestro deber responder a ese llamado, no silenciarlo.
Estados Unidos se compromete a usar nuestros recursos y nuestra plataforma internacional para apoyar estas voces, escucharlas, asociarse con ellas para encontrar formas de responder que promuevan la dignidad humana en todo el mundo.”

Poco dice de las protestas que sacudieron a Estados Unidos en 2019, como si la situación fue mágicamente resuelta por la elección presidencial. Pero queda claro que justo aquellos que están del lado correcto, del democrático, son aquellos que componen las oposiciones a los gobiernos que no coinciden con Estados Unidos:

“La verdad es: el mundo democrático está en todas partes. Vive en los activistas anticorrupción, los defensores de los derechos humanos, los periodistas, los manifestantes por la paz en el frente de esta lucha en Bielorrusia, Birmania, Siria, Cuba, Venezuela y en todas partes.”

En cambio, Xi mantuvo su línea llamando a la cooperación internacional y reconociendo a la democracia como un valor universal, cuya definición no depende de un sólo país:

“La democracia no es un derecho especial reservado a un país en particular, sino un derecho del que disfrutan las personas de todos los países. Los acontecimientos recientes en la situación mundial muestran una vez más que la intervención militar desde el exterior y la llamada transformación democrática no implican más que daños. Necesitamos defender la paz, el desarrollo, la equidad, la justicia, la democracia y la libertad, que son los valores comunes de la humanidad, y rechazar la práctica de formar pequeños círculos o juegos de suma cero.”

La crítica a las intervenciones militares en nombre de la Democracia toma un nuevo sentido tras el fracaso de 20 años de intervención estadounidense en Afganistán. Para eso, la apuesta de China pasa por el multilateralismo y el diálogo internacional:

“Las diferencias y problemas entre países, difícilmente evitables, deben manejarse mediante el diálogo y la cooperación sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo. El éxito de un país no tiene por qué significar el fracaso de otro, y el mundo es lo suficientemente grande como para dar cabida al desarrollo y progreso común de todos los países. Necesitamos buscar el diálogo y la inclusión sobre la confrontación y la exclusión. Necesitamos construir un nuevo tipo de relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo, la equidad, la justicia y la cooperación de beneficio mutuo, y hacer lo mejor que podamos para expandir la convergencia de nuestros intereses y lograr la mayor sinergia posible.”

Y para lograr ese diálogo y cooperación, Xi jinping dejó en claro que el único sistema vigente a nivel internacional es el orden establecido por Naciones Unidas:

“En el mundo, solo hay un sistema internacional, es decir, el sistema internacional con las Naciones Unidas en su centro. Existe un solo orden internacional, es decir, el orden internacional sustentado por el derecho internacional. Y solo hay un conjunto de reglas, es decir, las normas básicas que rigen las relaciones internacionales respaldadas por los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.”

Y esta es la principal discusión hoy en día entre las grandes potencias. Mantener el orden internacional multilateral establecido tras la Segunda Guerra Mundial, basado principalmente en la Carta de Naciones Unidas y el Sistema creado a partir de ella, o establecer nuevas reglas según la voluntad propia.

Aquí es Estados Unidos que se posiciona como una potencia revisionista. De acuerdo a Biden, su compromiso es con la misión y los valores de Naciones Unidas – no con su Carta:

“Nuestro enfoque está firmemente arraigado y es plenamente coherente con la misión de las Naciones Unidas y los valores que acordamos cuando redactamos esta Carta. Estos son compromisos que todos asumimos y que todos estamos obligados a respetar.”

Queda claro que juzgar a alguien por su adhesión a valores es más un criterio más laxo y subjetivo que si efectivamente cumple o no con los compromisos escritos en la Carta de Naciones Unidas. Pero no tiene duda en proponer cambios en las áreas en las que ya no se cree que cuente con ventaja. Por ejemplo:

“Buscaremos nuevas reglas de comercio global y crecimiento económico que se esfuercen por nivelar el campo de juego para que no se incline artificialmente a favor de ningún país a expensas de otros y cada nación tiene el derecho y la oportunidad de competir de manera justa.”

 

La transición hegemónica entre Estados Unidos y China se ve claramente reflejada en estos dos discursos. Para China no es necesario alterar el orden internacional, ya que bajo estas reglas creció y se posiciona como el nuevo líder. Sí hay es necesario hacer esfuerzos por mejorar las condiciones de vida y el bienestar de los pueblos dentro de este sistema, para eso hay que trabajar en conjunto con aquellos países que también lo deseen. En cambio, Estados Unidos propone crear nuevas organizaciones, bajo nuevos principios, donde pueda mantener su influencia. Y para ello es necesario mantener una línea divisoria entre un “ellos” y  un “nosotros”, entre amigos y enemigos: en este caso, demócratas y autócratas.

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