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Mirada Multipolar | AUKUS: una alianza desestabilizadora

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por Sebastián Tapia

Estados Unidos, el Reino Unido y Australia anunciaron este miércoles un nuevo pacto de seguridad para compartir inteligencia y tecnología avanzada de defensa, con miras a consolidar su política de contención de China en el área del Indo-Pacífico. Sin embargo, tan sólo el anuncio de esta nueva alianza enemistó más a otros aliados interesados en la región. La forma en la que este pacto fue negociado, sumado al desastre causado por la retirada unilateral de Estados Unidos de Afganistán, crea una mayor incertidumbre en sus aliados, especialmente europeos, que comienzan a considerar otras alternativas.

El AUKUS

Esta nueva asociación fue bautizada según el acrónimo en inglés de Australia (A), Reino Unido (UK) y Estados Unidos (US). Fue presentada en un acto oficial por Joe Biden desde Washington, acompañado por videoconferencia por el primer ministro británico, Boris Johnson, y el australiano, Scott Morrison, de quien el presidente estadounidense olvidó su nombre y se refirió como “el tipo de allá abajo”.

Que el mundo anglosajón se reúna para compartir inteligencia en seguridad sobre otros estados, no es algo nuevo. La alianza de los Cinco Ojos (Reino Unido, Estados Unidos, Australia, Canadá y Nueva Zelanda) que viene de la posguerra mundial continúa en actividad, por lo que es extraño que hayan decidido dejar a dos de sus miembros fuera de este nuevo pacto.

Por otro lado, la estrategia estadounidense para contener a China se había centrado en el Quad. Esta asociación de países (India, Japón, Australia y Estados Unidos), con larga data de confrontamiento con China, no había podido materializarse todavía. Curiosamente, debe reunirse la semana que viene en Washington, pero tampoco se ha explicado por qué se dejó a Japón e India afuera del AUKUS. En especial, teniendo en cuenta que India también posee submarinos nucleares, un punto importante en esta alianza.

Bajo el mar

Uno de los puntos más controversiales del acuerdo es la transferencia tecnológica para que Australia construya submarinos de propulsión nuclear por primera vez. De acuerdo al comunicado conjunto:

“Como primera iniciativa de AUKUS, reconociendo nuestra tradición común como democracias marítimas, nos comprometemos con una ambición compartida de apoyar a Australia en la adquisición de submarinos de propulsión nuclear para la Royal Australian Navy.”

El comunicado también deja en claro que sólo la propulsión será nuclear en estos submarinos, no tendrán armamento nuclear. Hasta ahora Estados Unidos solo había compartido su tecnología para desarrollar submarinos con propulsión nuclear con un solo país, el Reino Unido, en 1958. El objetivo de esta transferencia tecnológica es emparejar el escenario naval en el Pacífico con China, cuya flota cuenta con este tipo de submarinos. Desde el diario chino Global Times dejaron en claro que esta acción tendrá repercusiones más fuertes que sólo el enfrentamiento con China:

“Si Washington ayuda a Australia a adquirir submarinos con capacidad nuclear, esto acabará por legalizar la exportación de esta tecnología, con lo que más regiones se verán envueltas en más tensiones, y obtener estos submarinos se convertirá en una tentación universal”

La posesión de submarinos nucleares por parte de Australia también la enfrenta con sus vecinos. La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, afirmó que su país no cambiará su política nuclear ni la prohibición de submarinos de propulsión nuclear.

“La posición de Nueva Zelanda en relación con la prohibición de embarcaciones de propulsión nuclear en nuestras aguas se mantiene sin cambios (…) Ciertamente, los submarinos (de propulsión nuclear) no podrán entrar en nuestras aguas… esa es la postura de todos los partidos”.

La puñalada en la espalda

La adquisición de submarinos nucleares por Australia también afecta la relación de los Estados Unidos y del Reino Unido con otros aliado, debido a los compromisos de la industria naval australiana.

El nuevo pacto habría puesto fin a un acuerdo de Australia con Francia para fabricar submarinos de diseño francés firmado en 2016 por 50.000 millones de dólares australianos. El trato incluía la construcción de 12 submarinos para la Armada australiana por la empresa francesa Naval Group y había llevado un largo tiempo de negociación por la exigencia de Canberra de darle prioridad a la producción local. Ahora, el estado australiano deberá enfrentar multas entre 140 y 400 millones de dólares, dependiendo de qué tan avanzado esté el proyecto en la naviera francesa. Pero no es sólo una cuestión económica, sino de confianza. El canciller francés, Yves Le Drian, definió la situación de la siguiente manera:

“Es realmente una puñalada por la espalda. Habíamos establecido una relación de confianza con Australia, esta confianza ha sido traicionada ”

Como respuesta, Francia retiró sus embajadores en Washington y en Canberra en protesta por el acuerdo AUKUS. Pero no lo hizo todavía con el embajador en Londres. Es probable que lo haga tras la revelación que el acuerdo fue negociado durante la cumbre del G7 en Cornwall, a espaldas del presidente Emmanuel Macron.

Un quiebre en Occidente

El AUKUS parece ser el último quiebre dentro de Occidente entre Europa y el mundo anglosajón. El Brexit, la salida desordenada de Afganistán sin consultar con sus socios europeos y ahora el acuerdo a costa de las industrias francesas pone en cuestión qué tan unida es la OTAN y hasta dónde está dispuesta Europa a acompañar los objetivos estadounidenses. Porque si hay algo de lo que Europa carece, es de objetivos propios en política exterior y defensa.

Poco a poco hay señales de una búsqueda de independencia del liderazgo estadounidense, al menos por algunos países europeos. El completar el gasoducto Nordstream II por parte de Alemania fue un desafío a la provisión de gas licuado estadounidense por barco, mucho más caro, justo en un momento en que los mil metros cúbicos superan los 950 dólares.  Por otro lado, Ursula van der Leyen en su discurso del Estado de la Unión Europea anunció la necesidad de crear una esfera de decisión propia de Europa en cuanto a defensa:

“Por todo lo que antecede, el presidente Macron y yo convocaremos una Cumbre Europea de la Defensa durante la Presidencia francesa del Consejo de la Unión Europea: ha llegado, en definitiva, la hora de que Europa pase a un nuevo nivel.”

Esto retoma varios proyectos franceses y alemanes de crear fuerzas armadas propias de Europa, por fuera de la OTAN, pero manteniendo la colaboración. En cambio, cuando van der Leyen se refirió a la cooperación con Estados Unidos no nombró a la seguridad ni defensa:

“Con los Estados Unidos desarrollaremos nuestra nueva agenda para el cambio global, desde el nuevo Consejo de Comercio y Tecnología a la seguridad sanitaria y la sostenibilidad.”

El contraste

Es importante destacar cómo las iniciativas de asociación dentro del bloque occidental se caracterizan por estar dirigidas contra terceros países, principalmente rondando el área de lo militar. Si bien el primer ministro Boris Johnson declaró en el parlamento que “el AUKUS no tiene la intención de ser adversario de ningún otro poder “, la intención es tan manifiesta que su propia compañera, Theresa May, se vió obligada a cuestionar si el acuerdo obliga al Reino Unido a reaccionar en caso que China ocupe la isla de Taiwán.

Mientras tanto, otras regiones del planeta apuestan a otro tipo de cooperación. Hemos hablado recientemente de los avances en la integración euroasiática, profundizada tras la última reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái donde Irán fue admitido como miembro pleno. Incluso en el continente americano, donde la Cumbre de la CELAC concluyó con una declaración de 44 puntos de acuerdo entre 32 países latinoamericanos y del Caribe. Además, se firmaron declaraciones especiales sobre el fin del bloqueo económico sobre Cuba, el tema de las Malvinas o la Cumbrec del Cambio Climátioco Cop26.

Queda cada vez más claro quienes apuestan a un mundo multipolar estable y basado en la cooperación, y quienes apuestan a sabotearlo.

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