Observatorio del Sur Global

Campañas electorales y tensiones políticas

Observatorio
Observatorio
19 Minutos Leídos

La campaña electoral en Estados Unidos se concentra en la disputa en los Estados péndulo con una paridad entre Kamala Harris y Donald Trump. En las elecciones presidenciales de Moldavia, gana el oficialismo pro europeo pero el plebiscito rechazó a unirse a la Unión Europea. Israel continúa su avanzada en medio oriente con el asesinato del líder de Hamas. Recta final en las elecciones presidenciales en Uruguay con importante ventaja del Frente Amplio en primera vuelta. En Brasil se realizará la segunda vuelta en las elecciones regionales con el foco puesto en San Pablo.

Por Federico Montero y Pablo Macia

La campaña electoral en Estados Unidos se concentra en la disputa en los Estados péndulo.

A pocas semanas de la crucial elección presidencial del 5 de noviembre en Estados Unidos, en la que se juega la continuidad del gobierno demócrata con la elección de la actual vicepresidenta, Kamala Harris, o la vuelta del ex presidente republicano Donald Trump, la campaña se concentra en los estados péndulo que serán definitorios en el resultado. Esto es así ya que el sistema de colegio electoral por jurisdicciones estaduales le da la totalidad de los electores al partido que gane la elección, aunque sea por la mínima diferencia. Entre los estados con mayores electores para el colegio electoral se encuentran California con 55 miembros, en los que habitualmente ganan los demócratas, Texas con 38 miembros, en los que suelen ganar republicanos al igual que en Florida con 29 electores, y Nueva York con 29 electores generalmente del bando demócrata. Históricamente las costas este y oeste del país se han volcado a los demócratas mientras que los estados del centro y sur respondían a los republicanos. Pero los cambios demográficos han producido modificaciones y en los últimos años se han desplegado nuevos estados péndulo que son definitorios para la obtención de los 270 electores necesarios para designar al presidente. Esos estados tienen importantes cantidades de electores y han sigo ganados aleatoriamente por demócratas y republicanos en contiendas muy parejas en las encuestas, que dejan el final abierto hasta el propio día de votación. Ellos son:  Pensilvania (20 electores), Michigan (16), Wisconsin (10), Carolina del Norte (15), Georgia (16), Arizona (11) y Nevada (6).

La campaña de los candidatos presidenciales se ha destinado especialmente a estos Estados, que han cambiado su fisonomía tradicional a partir de cambios demográficos y sociales que transformaron sus tradicionales preferencias partidarias. Así, a partir del aumento de la población de latinos y afroamericanos, se han transformado las preferencias en Arizona y Georgia, que habitualmente eran estados republicanos y que ahora son disputados por los demócratas. De la misma manera, los estados industriales del cinturón del óxido como Michigan, Wisconsin o Pensilvania que históricamente fueron demócratas, vienen siendo disputados por los republicanos aprovechando el rechazo a la deslocalización de empresas y la desindustrialización que ha perjudicado a la tradicional clase trabajadora blanca de esos lugares.

En este contexto es que tanto Kamala Harris como Donald Trump han concentrado especialmente su campaña en estos estados disputados, con final abierto, buscando el voto de poblaciones específicas que hagan la diferencia en esas elecciones reñidas. Así, por ejemplo, en Michigan es decisiva la influencia de la población árabe-estadounidense, que habitualmente se inclinaba por los demócratas pero que ahora están desilusionados con el papel de Joe Biden con respecto a la avanzada de Israel en la Franja de Gaza y el conflicto en medio oriente. Allí, Biden gano por 3 puntos en 2020, y si bien, no está claro que esa población se vuelque para el lado de Trump, su no participación implicaría un retroceso para los demócratas. En otros estados en los que cada vez es más determinante la población latina, parece que los demócratas llevan las de ganar, pero Trump y los republicanos también tienen discursos hacia esas poblaciones en las que han ganado algún predicamento.

Pero además de las poblaciones específicas con sus demandas particulares, la campaña se centra también en la cuestión económica, apelando a las clases medias que, según los datos, ha pasado del 61% en 1970 a un 51% de la población en la actualidad. Tanto Trump como Harris prometen revertir este deterioro con medidas económicas tendientes a la reactivación. Por el lado del republicano, sus medidas son imponer altos aranceles a los productos importados, en especial de China y México, y exenciones impositivas a empresas que relocalicen la producción en Estados Unidos, reduciendo los impuestos corporativos del 21% al 15%. Mientras tanto Kamala Harris propone apoyar a las industrias del futuro como las de energías verdes, aeroespacial, de inteligencia artificial y otras tantas para fortalecer la economía y los nuevos empleos. También propone aumentar los impuestos a la renta de los ricos estableciendo un tope a los que ganen menos de 400.000 dólares anuales. Los demócratas tendrán que obtener mayoría en la cámara de representantes para impulsar esas leyes que no ha podido realizar Biden por falta de mayoría parlamentaria.

Así, a pocas semanas de la elección, la carrera presidencial se agudiza en una puja con final abierto.

En Moldavia, ganó el rechazo a incorporarse a la Unión Europea

Este domingo se desarrollaron las elecciones presidenciales en Moldavia, en las que además se desarrolló un plebiscito para la incorporación del país a la Unión Europea. Con el 84% de los votos escrutados, la actual presidenta que impulsa la unificación con la Unión Europea, Maia Sandu alcanzó la primera minoría con el 38% de los votos, seguido por el ex fiscal Alexandr Stoianoglo, que mantiene una posición neutralista con respecto a Rusia, alcanzó el 29%. Ambos candidatos competirán por la presidencia en la segunda vuelta. Mientras tanto, el referéndum fue ganado por el rechazo a la incorporación a la Unión Europea, por un 53% de los votos de la ciudadanía. Bajo la presidencia de Sandú que inició su mandato en el 2020, Moldavia inició el proceso para entrar en la Unión Europea, conjuntamente con Ucrania luego de la guerra iniciada el 24 de febrero de 2022 por Rusia.

Moldavia, con 2,7 millones de habitantes es fronteriza a Ucrania y mantiene su población dividida entre la población del oeste, cuyo idioma es el rumano, y el área prorrusa del este con regiones como Transnistria, con nexos económicos con Moscú desde la época soviética. La tensión entre ambas regiones se profundizó este año cuando Moldavia comenzó a cobrarle derechos de exportación e importación a Transnistria y tasas de contaminación ambiental. El enclave mantiene unos 2000 soldados rusos que le permiten preservar su autonomía, y es foco de tensión en la zona. Este año termina un contrato de venta de gas ruso hacia Moldavia, que se distribuye por un gasoducto que pasa por Ucrania y que de seguro será cortado, generando mayores pesares a la población. La pandemia, la crisis financiera local y la subida de los precios de la energía a partir de la guerra en Ucrania ha generado muchas penurias en la población, que tiene el salario mínimo más bajo de Europa. El país se ha despojado de jóvenes y se calcula que el 40% de los moldavos que emigraron al extranjero, tienen entre 30 y 44 años. Pero la adhesión a la Unión Europea no parece ser la salida que ven los ciudadanos de Moldavia, ya que temen que la convergencia con Europa les encarezca los precios y los someta a los costos de la confrontación con Rusia.

Las autoridades nacionales han denunciado una gran campaña pro rusa para frustrar el plebiscito, pero más allá de las denuncias la población sorprendió a todas las encuestas que anunciaban un claro triunfo de la adhesión a la Unión Europea. Por otro lado, es cierto que tampoco se veía muy cercana la posibilidad de entrar a la UE, ya que los requisitos para la adhesión llevan muchos años y no es seguro que un país de escasa envergadura pueda cumplirlos.

Israel continúa su avanzada en medio oriente con el asesinato del líder de Hamas.

La tensión en medio oriente continúa con el avance del ejército israelí tanto en la Franja de Gazo como en los bombardeos hacia el Líbano y su capital Beirut. Esta semana, el Gobierno de Benjamin Netanyahu confirmó el asesinato del líder de Hamas, Yahya Sinwar en un nuevo bombardeo en Gaza. Sinwar había sido nombrado líder de la organización luego del asesinato de Ismail Haniyeh, en Teherán, capital de Irán. Esta incursión de Israel en la capital persa fue considerada como una provocación por parte de Irán, generando una escalada del conflicto que se viene agudizando desde ese entonces.

Yahya Sinwar era considerado un pragmático dentro del grupo Hamas, que asestaba golpes para forzar negociaciones, pero Israel lo tenía en la mira como el ideólogo del atentado del 7 de octubre. En lo político Sinwar impulsaba la unificación entre la Franja de Gaza liderada por Hamas y el territorio de Cisjordania Administrado por la Autoridad Palestina de Mahmoud Abbas al mando de al Fatah. El asesinato de este líder en incursiones dentro de la Franja de Gaza en las que también se han provocado centenas de muertos en las últimas semanas, echa más leña al fuego en un conflicto que no tiene visos de culminar. En Gaza ya van más de 42 mil muertos con la gran mayoría de la población desplazada, sin alimentos, medicinas y condiciones sanitarias dignas de vida. Los más afectados en estas condiciones son los niños, que han perdido la posibilidad de alimentarse dignamente y de asistir a las instituciones educativas.

En cuanto al frente de batalla en el Líbano, Israel continúa bombardeando Beirut, en este caso atacando a la infraestructura financiera de Hezbollá, según los informes oficiales. También se han filtrado informes clasificados por Estados Unidos que indican que Tel Aviv estaría por atacar Irán. De confirmarse esa información el conflicto iniciará una nueva escalada con consecuencias sin precedentes.

Recta final en las elecciones presidenciales en Uruguay

A una semana de las elecciones presidenciales en Uruguay, el ambiente político está cargado de expectativas. El Frente Amplio (FA), liderado por Yamandú Orsi junto a Carolina Cosse, se perfilan como los favoritos en las encuestas, con una ventaja considerable sobre sus competidores. Sin embargo, la posibilidad de una segunda vuelta, las tensiones internas dentro del FA y los escándalos de corrupción que salpican al gobierno actual añaden incertidumbre al proceso electoral.

Las encuestas posicionan a Orsi como ganador en primera vuelta, con un promedio del 43% de intención de voto, superando por veinte puntos a Álvaro Delgado, del Partido Nacional. Este amplio margen genera optimismo dentro del FA, que aspira a obtener la mayoría parlamentaria para impulsar su agenda de gobierno. Sin embargo, la unidad interna del FA se ha visto desafiada por el plebiscito sobre la reforma del sistema de Seguridad Social. Mientras sectores como el PIT-CNT, los comunistas y socialistas respaldan la iniciativa, otros, incluyendo al MPP de José Mujica, se oponen a ella. Esta divergencia de opiniones podría impactar en la cohesión del partido de cara a la segunda vuelta.

Mientras tanto, el gobierno de Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, llega a su fin envuelto en escándalos de corrupción que han erosionado la confianza ciudadana. La entrega de un pasaporte a un narcotraficante, la implicación del jefe de custodia presidencial en tráfico de influencias y las denuncias de vínculos con Sebastián Marset han generado un clima de desconfianza hacia la clase política.

En ese escenario de desgaste del gobierno nacional, emergió la figura del Frente Amplio como alternativa. Así, el programa de Yamandú Orsi se centra en tres ejes principales: economía, protección social y seguridad. En el ámbito económico, propone medidas para impulsar el crecimiento inclusivo, revisar esquemas fiscales para que las empresas multinacionales paguen más impuestos en Uruguay y fortalecer el apoyo a las pymes. En materia social, busca fortalecer la protección a la infancia, duplicar la cobertura en jardines y escuelas de tiempo completo y aumentar el monto de la Tarjeta Uruguay Social y del Bono Crianza. Por último, en seguridad, propone un plan integral de lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, la incorporación de nuevos efectivos policiales y el fortalecimiento de la atención en comisarías.

De esta manera, el Frente Amplio va a las elecciones con un programa que intenta abrirse a nuevos sectores pero que puede poner en tensión a su base histórica. Sin embargo, esta vez parece estar en mejores condiciones para afrontar una segunda vuelta que en 2019, donde el Frente Amplio sacó sólo 10 puntos de ventaja a Lacalle Pou, que luego salió vencedor al unirse con todo el resto del arco político.

En Brasil elecciones regionales con el foco puesto en San Pablo

El domingo 27 de octubre se desarrollará la segunda vuelta en los estados y cuidades de Brasil en los que los candidatos a gobernadores e intendentes no hayan conseguido la mayoría de más del 50% de los votos. En ese contexto la elección más trascendental es la de San Pablo, el conglomerado más grande de Sudamérica, en el que compite el actual alcalde, Ricardo Nunes, con el apoyo del bolsonarismo, frente a Guilherme Boulos, del PSOL que cuenta con el apoyo de Lula. Si bien, hay más chances de una victoria del actual intendente frente a la aritmética de partidos mejores que se inclinaron en apoyarlo, el impacto de la crisis habitacional y energética que vive la ciudad puede hacer volcar al electorado hacia una propuesta alternativa de cambio.

En efecto, en la última semana, San Pablo se ha visto enfrentada a prolongados períodos de cortes del suministro eléctrico a causa de la escasa regulación de la proveedora del servicio y la falta de poda de los árboles del distrito. En algunas zonas la energía eléctrica se mantuvo cortada por una semana entera, provocando grandes complicaciones para el desarrollo de la vida cotidiana. Otra problemática central en la ciudad es la de la falta de viviendas para alquiler y compra, que ya ha dejado a más de 80 mil personas en situación de calle.

Tanto Boulos como el propio presidente Lula se comprometieron en campaña a impulsar mayor programa de regularización de terrenos, para legalizar y construir decenas de miles de viviendas populares en cuatro años. Esta política pública permitiría además del acceso a la vivienda propia, a bajar el costo de los alquileres, descomprimiendo el mercado. El presidente Lula también prometió ayudar a los paulistas en cuanto a la asistencia frente a desastres climáticos y emergencias como el corte de luz en la ciudad.

La desigualdad social que enfrente San Pablo es una de las cuestiones cruciales a revertir, y el cúmulo de demandas insatisfechas que impone en grandes sectores de la población es uno de los puntos que deja la elección abierta a sorpresas para el próximo domingo.

Compartir este artículo
Dejanos tu comentario