Observatorio del Sur Global

Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái

Ignacio Martín Ruiz
Ignacio Martín Ruiz
13 Minutos Leídos

El martes 4 de julio se realizó de manera virtual la 23° Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).

Recordemos que los Estados miembros de la OCS representan más del 30% del PBI global, del 40% de la población mundial y sus territorios abarcan la casi totalidad del continente asiático, con excepción de los países del sureste. Esto es indicativo de la importancia trascendental que tiene esta organización para la conformación del orden global que emerja como resultado de las múltiples crisis que atraviesa el mundo.

Las novedades principales de este encuentro fueron la ratificación de la incorporación de Irán como miembro pleno de la organización y la firma del Memorándum de Obligación de Bielorrusia, con vistas a que se incorpore plenamente en la Cumbre de 2024, según el Secretario de Asuntos Exteriores indio, Vinay Mohan Kwatra. Esta cumbre inició el traspaso de la presidencia de India a Kazajistán. Así, el mandatario kazajo Kasim-Yomart Tokáyev invitó a los jefes de los Estados miembros a celebrar la próxima cumbre en su capital, Astaná. Por su parte, el presidente de Kirguistán, Sadir Zhapárov, informó que la próxima reunión de los jefes de Gobierno de los países miembros de la OCS se llevará a cabo los días 25 y 26 de octubre en la capital kirguisa, Biskek.

La Cumbre de este año se realizó de manera virtual.

Al finalizar la reunión se publicó el documento final llamado “Declaración de Nueva Delhi”, de la que destacan los siguientes puntos:

  • La actividad de la OCS no está dirigida contra ningún tercero.
  • La política de la organización excluye los enfoques de bloque, ideológicos y de confrontación para abordar los problemas del desarrollo internacional y regional.
  • Compromiso de formar un orden mundial más representativo, justo, democrático y multipolar basado en los principios del derecho internacional universalmente reconocidos, el multilateralismo, la seguridad equitativa, conjunta, indivisible, integral, cooperativa y sostenible, la diversidad cultural y civilizacional, y la cooperación mutuamente benéfica y equitativa de los Estados con un papel coordinador central de la ONU
  • Rechazo a cualquier tipo de injerencia en los asuntos internos de los países bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo y el extremismo a la vez que refuerza la voluntad de combatir estas amenazas.
  • Fomento del diálogo constructivo, la profundización de la cooperación multifacética y el incremento de los esfuerzos para fortalecer la seguridad y la estabilidad en aras del desarrollo sostenible.
  • El espacio exterior debe mantenerse libre de armas de cualquier tipo y debe prevenirse una nueva carrera armamentística.
  • Apoyo a que Afganistán (Estado observador de la organización) se desarrolle como un Estado independiente.
  • Llamado a la comunidad internacional a cumplir de manera integral con la convención que prohíbe las armas bacteriológicas y que se respeten las disposiciones acordadas en el ‘Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares’.
El izamiento de la bandera de la República Islámica de Irán en la sede de la OCS en Shanghái.

A su vez, la Cumbre fue escenario de intercambios significativamente importantes, en el que los mandatarios Xi Jinping (República Popular China), Vladimir Putin (Federación Rusa), Narendra Modi (India) y Ebrahim Raisi (Irán) expusieron sus perspectivas sobre nuestro presente mundo en crisis. También participaron los jefes de Estado de los restantes miembros plenos de la organización (Pakistán, Uzbekistán, Kazajistán, Tayikistán y Kirguistán) y como invitados los mandatarios de Bielorrusia (actual Estado observador) y Turkmenistán.

Xi Jinping llamó a los integrantes de la OCS a seguir la dirección correcta y reforzar la solidaridad y la confianza mutua en el marco de su discurso titulado “Mantenernos fieles a nuestra misión fundacional y avanzar en la unidad y la coordinación para lograr un mayor desarrollo“. Subrayó que la tendencia histórica de paz, desarrollo y cooperación mutuamente beneficiosa es imparable. “Debemos respetar verdaderamente los intereses fundamentales y las principales preocupaciones de cada uno y apoyar firmemente los esfuerzos de desarrollo y rejuvenecimiento de los demás. Debemos tener presentes los intereses generales y de largo plazo de nuestra región y elaborar nuestras políticas exteriores de forma independiente. Debemos estar muy atentos a los intentos externos de fomentar una nueva guerra fría o una confrontación entre bandos en nuestra región. Debemos rechazar resueltamente cualquier injerencia en nuestros asuntos internos y la instigación de ‘revoluciones de colores’ por parte de cualquier país bajo cualquier pretexto“, afirmó Xi. De esta manera, el mandatario asiático reforzó una vez más la perspectiva que China cultiva como cultura estratégica (CECh): la política de buena vecindad, el beneficio y respeto mutuos, la responsabilidad común en garantizar la paz regional y mundial, la resolución de disputas a través del diálogo y consultas, la no hegemonía, no alineación y no apuntación, la no política de bloques y la noción de la seguridad internacional como absolutamente indivisible. Recordemos también que, a comienzos de año, China postuló la Iniciativa de Seguridad Global, que junto a las de Desarrollo y de Civilización, son una forma de abordar las problemáticas de este mundo en crisis y orientar las relaciones internacionales en dos direcciones que para la CECh son fundamentales: hacia un destino común de la humanidad (o comunidad de futuro compartido) y hacia una cooperación ganar-ganar (que fue resaltada por el presidente brasileño Lula da Silva en la Cumbre del MERCOSUR en alusión al Acuerdo MERCOSUR-UE) en pos del crecimiento económico y el desarrollo en armonía de cada civilización.

Xi Jinping durante el encuentro virtual (Xinhua/Liu Bin).

Por su parte, el presidente Putin afirmó que la OCS “está firmemente comprometida con la construcción de un orden mundial basado en el derecho internacional verdaderamente justo y multipolar” y que “desempeña un papel cada vez más importante en los asuntos internacionales, contribuye al mantenimiento de la paz y la estabilidad, garantiza el crecimiento económico sostenible de los miembros de la organización y refuerza los lazos entre los pueblos”. Y continuó, “esto es especialmente importante en las circunstancias actuales, en las que las contradicciones geopolíticas son cada vez más agudas. El sistema de seguridad internacional continúa deteriorándose, aumentan los riesgos de una nueva crisis económica y financiera mundial en un contexto de acumulación incontrolada de deuda en los países desarrollados, de estratificación social, de aumento de la pobreza en todo el mundo y de empeoramiento de la seguridad alimentaria y ambiental”. Además, respaldó una “rápida incorporación” de Bielorrusia como miembro pleno de la organización.

El mandatario iraní Ebrahim Raisi afirmó que “la membresía plena en esta importante organización proporcionará a Irán las condiciones para la seguridad colectiva, las oportunidades para el desarrollo económico sostenible, así como para garantizar la soberanía en mayor medida que antes. Y dijo que “el dólar como instrumento de la hegemonía occidental debe ser eliminado de la práctica global para crear un nuevo orden económico”. Una lectura compartida por el conjunto de los jefes de Estado de la OCS que observan con profundo rechazo el uso del dólar como herramienta de sanción y coerción y que fomentan el comercio en monedas nacionales. En este sentido, Nurlan Akkoshikarov, representante permanente de Kazajistán en la Secretaría de la OCS, declaró el lunes en el XI Foro Mundial de la Paz celebrado en la Universidad Tsinghua de Beijing, que para lograr la independencia económica los miembros de la OCS debaten la reducción del uso del dólar estadounidense y la creación de un sistema de circulación de divisas propio de la organización.

La intervención por parte de Vladimir Putin.

Por su parte, Narendra Modi sostuvo que en las dos últimas décadas, la OCS se convirtió en una “importante plataforma para la paz, la prosperidad y el desarrollo de toda la región asiática” y agregó que “el desarrollo económico, la unidad, conectividad y el respeto” debe ser la visión de los Estados miembros. Dijo que la India creó cinco nuevos pilares para la cooperación en la OCS: Startups e Innovación, Medicina Tradicional, Empoderamiento de la Juventud, Inclusión Digital y Patrimonio Budista Compartido. También afirmó que los países “deben cooperar para poner fin a la financiación del terrorismo“, en clara alusión a su histórica rivalidad con Pakistán. En la Declaración de Nueva Delhi, India no incluyó su nombre en la sección que reafirmaba el apoyo a la Iniciativa de la Franja y la Ruta y, según medios indios, tampoco firmó la Estrategia de Desarrollo Económico para 2030. Sin embargo, en su alocución Modi aseveró que “no solo vemos a la OCS como una gran vecindad, sino como una gran familia” y afirmó que estaba “feliz de que Irán ingresase a la organización”. El mes pasado, el mandatario indio visitó Estados Unidos y se reunió con el presidente Joe Biden en un contexto en el que el país norteamericano redobló sus esfuerzos para que India desempeñe un papel preponderante en la contención de China, en el marco de su Estrategia Indo-Pacífica.

A primera vista, las intenciones del estadounidense no parecieran estar cercanas a cumplirse, puesto que esta Cumbre arroja como saldo visible la convicción de todos y cada uno de los miembros de la OCS de sostener y fortalecer la unidad, integración y cooperación entre ellos, aun en la diferencia respecto de determinadas esferas de acción. La política exterior de EE.UU. es típicamente una de “divide y reinarás”, pero ante la última estocada a su liderazgo global que supuso el rápido retiro de sus tropas en Afganistán tras 20 años de fracaso, la comunidad internacional es renuente a aceptar sus directrices dado que es claro que no están dirigidas a fomentar la prosperidad común y la posibilidad de brindar bienestar a las poblaciones locales, sino a establecer su influencia en un juego de poder de suma cero donde priman el conflicto y la competencia. Así, somos testigos de la transición a una nueva etapa signada por la consolidación de múltiples liderazgos que bien pueden ser pensados, en lugar de polos o centros, como nodos en articulación. China, India, Brasil, Rusia, Pakistán, Latinoamérica y África en su conjunto serán los protagonistas de esta nueva era en las relaciones internacionales.


La Declaración de Nueva Delhi completa:

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