por Sebastián Tapia
Dos avances en la integración euroasiática tuvieron lugar esta semana. Por un lado, se anunció un tratado de cooperación entre la Unión Económica Euroasiática y la Organización de Cooperación de Shangai. Por otro, se adoptaron nuevos programas de integración económica entre Rusia y Belarús en el marco de su Estado de la Unión.
Acuerdo entre organizaciones
Sobre el cierre del Foro Económico Oriental, en la ciudad de Vladivostok, el responsable de Integración y Macroeconomía de la Comisión Económica Euroasiática, Sergei Glazyev, anunció que en pocos días se firmará un acuerdo de colaboración entre la Unión Económica Euroasiática (UEE) y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
La cooperación entre ambas permitirá un mayor intercambio económico y la incorporación de dos estados más occidentales, Belarús y Armenia, a la lógica de la integración del Asia central. A la vez, la UEE ya cuenta con acuerdos de libre comercio con Vietnam y Singapur, además de estar negociando uno con Irán. Si a esto sumamos el proyecto chino de la Franja y la Ruta, pronto se verá en todo el espacio eurasiático un nivel de integración económica no visto anteriormente en la región.
Se consolida el Estado de la Unión
Los presidentes Vladimir Putin y Alexandr Lukashenko cerraron el jueves un acuerdo de integración económica entre Rusia y Bielorrusia en el marco de su Unión Estatal. El viernes, los 28 programas que incluye el acuerdo fueron revisados y aprobados por el Consejo de la Unión de Rusia y Belarús, que reúne a los ministros de gobierno de ambos países.
Los programas avanzan sobre la integración económica entre ambos países, principalmente en la coordinación de política macroeconómica en la armonización de cuestiones legales. En este case se trabajó sobre el procedimiento en los casos de bancarrotas y las legislaciones para luchar contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo.
Rusia y Belarús acordaron unificar sus sistemas de pagos y plataformas de comunicaciones financieras, además de la regulación de las monedas nacionales. También están trabajando en un acuerdo para recaudar impuestos indirectos y establecer un sistema para administrar estos impuestos dentro de la Unión.
En cuanto a una de las medidas más discutidas para el Estados de la Unión, la presidenta del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiúllina, explicó que “la creación de una moneda única para ambos estados es aún prematura”. La posibilidad de renunciar a una política monetaria inquieta tanto a Minsk como a Moscú, especialmente por el ejemplo que ven en sus vecinos de la Unión Europea. En palabras del presidente Putin:
“En una determinada situación podrían usar la devaluación pero no pueden, no tienen una moneda nacional, mientras que el euro es una moneda fuerte. Eso es todo, ¿y qué deberían hacer? Solo hay una forma: es subir los precios de todo, y esto está plagado de dificultades sociales, consecuencias (…) Es por eso que debemos actuar con mucho cuidado, analizar los pros y los contras, los aspectos positivos de nuestros vecinos y los ejemplos negativos. Estamos tratando de hacer esto”
Con respecto a la integración política, la creación de un parlamento común está pensada para una fase posterior de la integración. Putin lo explica así:
“hará falta antes crear una base económica y avanzar en las cuestiones de ámbito político (…) para dotarnos de un Parlamento común se necesitará todavía crecer”.
Además del acuerdo, se anunció que Moscú concederá a Minsk créditos a entregar en 2022 por valor de más de 600 millones de euros, lo que será beneficioso para Lukashenko ante la continua imposición de sanciones por parte de la Unión Europea.
Los dos gobiernos se dieron tiempo para establecer hasta julio de 2022 los principios para el funcionamiento de un mercado único de gas. Además se comprometieron a suscribir un convenio para unificar sus mercados de petróleo y sus derivados, entre otras medidas. Esto le permitirá acceder a un precio menor del gas ruso, reduciendo aún más el costo de producción de las fábricas bielorrusas. La conformación de este mercado único de gas ayudará a redefinir el mercado de gas europeo, junto con la inauguración del gasoducto Nord Stream 2, que acaba de terminar su construcción.
La seguridad en el frente occidental
En paralelo con los acuerdos económicos y políticos entre Rusia y Belarús, ambos países han comenzado una maniobras militares conjuntas, los ejercicios Západ 2021, en los que participan unos 200.000 militares, mas de 80 aviones y helicópteros y 760 vehículos, incluyendo 290 tanques, 240 sistemas de artillería y 15 navíos. A los ejercicios también fueron invitados contingentes de Armenia, India, Kazajistán, Kirguistán y Mongolia.
Ambos países encuentran más amenazas a su supervivencia en su flanco occidental que en el oriental, principalmente por la ampliación que ha sostenido la OTAN en las últimas décadas y el aumento de tensión que se dió en Ucrania, a principios de año, y con los vecinos de Belarús tras las elecciones del año pasado.
Y la tensión en la región no se reduce. Actualmente, las fronteras con Polonia y con Letonia y Lituania han sido militarizadas, debido a una crisis migratoria de refugiados afganos, iraquíes y sirios. Mientras que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, declaró este viernes que Ucrania está lista para ser miembro de la OTAN. Sostiene que Ucrania se ha vuelto necesaria para occidente:
“Creo que sin Ucrania la OTAN saldría perdiendo, creo que sin Ucrania la UE se iría debilitando poco a poco”
Ante el aumento de la tensión en su frontera occidental, es lógico que ambos países, Rusia y Belarús, se esfuercen por integrarse entre ellos y con sus vecinos orientales. La idea de una “Casa Común Europea”, como soñaba Gorbachov o de una “Europa unida desde Lisboa a Vladivostok”, como promovía Vladimir Putin años atrás deberá esperar un tiempo más. Mientras tanto, China se presenta como un socio confiable para trabajar con toda la región euroasiática.