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Pueblo, historia y justicia. A raíz de las elecciones en Honduras

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por Florencia Tursi Colombo

El día que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asumió su cargo como presidente de México sucedió un hecho que pasó inadvertido pero que es de gran significado. En el trayecto hacia la asunción, un joven en bicicleta alcanzó el auto en el que iba y le dijo una frase que luego, el electo presidente, contó en su primer discurso: “tú no tienes derecho a fallarnos”

En un acto similar, el día en que Alberto Fernandez asumió la presidencia de la Argentina, la electa vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner (CFK) le dijo en la plaza frente a miles “tenga fe en el pueblo y en la historia. La historia la terminan escribiendo, más tarde o más temprano, los pueblos. Sepa que este pueblo maravilloso nunca abandona a los que se juegan por él”.

El miércoles pasado, CFK hizo pública por twitter una parte de la conversación que mantuvo con Xiomara Castro luego de que se confirmara su victoria electoral y que se convertirá en la primera presidenta de Honduras, “finalmente, mi querida compañera y amiga Xiomara, más tarde o más temprano, el pueblo y la historia siempre hacen justicia”.

Las elecciones en Honduras

El pasado domingo 28 de noviembre hubo elecciones en Honduras para elegir presidente/a, 128 diputados/as titulares y 128 suplentes, 298 alcaldes, 2096 regidores y 20 diputados/as del Parlamento Centroamericano.

Los resultados arrojaron una contundente victoria de Xiomara Castro del Partido Libre, con una ventaja de 20 puntos porcentuales sobre el candidato Nasry Asfura del Partido Nacional, sucesor del actual presidente Orlando Hernández. 

Xiomara encabezaba la intención de voto semanas antes de la elección. Sin dudas, la campaña de Asfura denunciando la amenaza comunista no funcionó.

Un hecho destacable fue la alta participación electoral que superó al 68% del padrón electoral. 

Para diputados/as, el Partido Libre también encabeza la elección aunque no obtendrá mayoría propia. Libre se quedaría con 52 diputados/as pero podría llegar al quórum y mayoría simple con el apoyo del Partido Salvador de Honduras (PSH), juntos sumarían 65 diputados/as. El Partido Nacional se habría quedado con 42 diputados/as y el Partido Liberal con 21.

La historia

En 2009 se produjo el golpe de estado contra el presidente Manuel Zelaya, esposo de Xiomara Castro. Aquel fue identificado, algunos años después, como el primer golpe de una oleada de golpes y lawfare en la región, como el golpe contra Fernando Lugo en Paraguay en 2012, el impeachment contra Dilma Rousseff en Brasil en 2016 y el lawfare en Ecuador contra Rafael Correa, en Brasil contra Lula da Silva y en Argentina contra CFK.

Todos/as aquellos/as líderes/lideresas habían encarnado profundas transformaciones en sus países que ampliaban derechos a sectores sociales habitualmente excluidos. 

Los golpes o los procesos de lawfare fueron el camino abierto por las derechas para recuperar el poder político y revertir dicha ampliación de derechos.

En Honduras, el golpe que desplazó a Zelaya se hizo con apoyo de las Fuerzas Armadas e implicó la suspensión de libertades, la persecución y asesinato de líderes sociales y la criminalización de la protesta social. 

De hecho, en el último año hubo en Honduras 31 asesinatos por motivos políticos, a lo que se le suma las denuncias de corrupción y los lazos de la política con el narcotráfico, al punto tal que se habla del “narco-Estado”.

El golpe del 2009 afectó, sobre todo, al bipartidismo, los dos partidos tradicionales, el Liberal y el Nacional comenzaron a fragmentarse y su legitimidad se deterioró. El Partido Nacional ganó las elecciones de 2009 y también los comicios generales de 2013 y de 2017 con Orlando Hernández como presidente, para lo cual tuvo que infringir la Constitución ya que prohíbe la reelección.

El pueblo

En 2019 hubo una oleada de manifestaciones en la región, las más significativas fueron las de Chile. Pero también hubo protestas en Colombia, en Ecuador, en Perú y en Brasil.

En Honduras, en octubre del 2019, también hubo una oleada de protestas que pedían la renuncia del presidente Orlando Hernández, luego de que se descubriera que el hermano del presidente recibía dinero del narcotráfico. Esas protestas encontraban un antecedente en 2017, luego de las elecciones presidenciales de aquel año, miles salieron a las calles para denunciar fraude.

Al mismo tiempo se dio la aparición de un nuevo partido en el escenario político, el Partido Libre, Libertad y Refundación, que comenzó a crecer de la mano del quiebre del bipartidismo y la creciente insatisfacción social expresada en las calles. 

Asimismo, este año, con motivo de celebrarse el bicentenario de la independencia, los/as hondureños/as se movilizaron contra el gobierno para reclamar por la situación de pobreza, además señalaban que el país no vive en una “verdadera independencia”. 

Paradójicamente, el golpe del 2009 que buscaba clausurar la política popular provocó en el pueblo el efecto contrario, el interés por participar, movilizarse y reclamar elecciones democráticas, de aquí la alta participación electoral en estas elecciones. Sin olvidar, por supuesto, la contracara de todo esto que fue el aumento de la pobreza y la desigualdad y la consecuente migración de cientos de hondureños/as hacia EEUU.

La justicia

Xiomara Castro ganó la elección presidencial con más del 53% de los votos. Aunque aún no se han contabilizado todos los votos debido a la lenta llegada de las actas, la tendencia es irreversible y la diferencia con el segundo alcanza los 20 puntos porcentuales. 

Xiomara fue una figura central en las movilizaciones luego del golpe del 2009 encabezando la crítica a la oligarquía hondureña y posicionándose como la líder del Partido Libre, así fue acumulando capital político. Fue candidata presidencial en 2013 aunque quedó en segundo lugar, con 28,8% de los votos y volvió a intentarlo en 2016, pero abandonó la carrera en favor de Salvador Nasralla, líder de la Alianza de Oposición contra Hernández aunque el ya mencionado fraude manchó la elección. 

La campaña de Xiomara con el lema “es pa’fuera que se van”, se centró en el rechazo al modelo neoliberal, la corrupción y el narco-Estado. En cambio, propuso un “socialismo democrático”, dar un rol central a las mujeres, buscando erradicar la violencia de género y algunas medidas o gestos simbólicos como la venta del avión presidencial el cual representa un lujo ante una población empobrecida.

Una coalición de partidos y alianzas han acompañado a Xiomara, como Nasralla quién se sumó a la fórmula en calidad de primer vicepresidente, también Milton Benítez de Honduras Humana. 

Por un lado, el voto a Libre es un voto castigo contra el régimen de Hernández, pero por el otro lado, es la apuesta a una coalición amplia que presenta un proyecto alternativo. 

El desafío que se abre para Xiomara y para el Partido Libre es si podrán cumplir con las expectativas del pueblo.  

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