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Nicaragua decidió por la estabilidad

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Las elecciones generales de Nicaragua no brindaron ninguna sorpresa, sino que ratificaron la progresión de elecciones anteriores. Aún sin la participación de parte de la oposición la elección fue llevada adelante sin mayores problemas, pero una gran cantidad de países del continente se expresaron en contra del proceso por no considerarlo limpio y justo.

Resultados

El Sandinismo volvió a renovar su mandato, consolidándose como el principal partido nicaragüense. Daniel Ortega obtuvo su quinto mandato presidencial, el cuarto consecutivo, con un 75,92% de los votos. En segundo lugar quedó Walter Espinoza, del PLC, con 14,15%. El resto de los candidatos no superaron el 4%.

Este resultado está en línea con el afianzamiento del FSLN a lo largo de sus mandatos, obteniendo 38,07% en 2006, 62,46% en 2011, 72,44% en 2016 y 75,92% ahora.

En cuanto a la Asamblea Nacional, la distribución de escaños para el período 2021-2026 es: Frente Sandinista de Liberación Nacional – FSLN – 75 diputados (15 nacionales, 60 departamentales), Partido Liberal Constitucionalista – PLC – 9 diputados (2 y 7), Alianza Liberal Nicaragüense – ALN – 2 diputados (1 y 1), Alianza por la República – APRE – un diputado nacional, Partido Liberal Independiente – PLI – un diputado nacional, Camino Cristiano Nicaragüense – CCN. – un diputado departamental y Yatama, un diputado departamental.

La cantidad de diputados del FSLN también acompaña la misma progresión: 38 en 2006, 63 en 2011, 71 en 2011 y 75 ahora.

Participación

De acuerdo con el Consejo Supremo Electoral de Nicaragua (CSE), el padrón electoral nicaragüense constaba de 4.478.334 electores. La participación se estableció en el 65,23% al contabilizarse 2.860.559 votantes, los cuales emitieron 2.704.705 votos válidos y 155,854 votos nulos.

La oposición más radical, que promovió la abstención debido a que sus principales figuras se encuentran encarceladas por procesos relacionados con lavado de dinero y acusaciones de traición a la patria, desconoce el dato de participación otorgado por el CSE. Para ellos es válida la medición que llevó adelante la ONG Urnas Abiertas, realizando muestras en un 18% de los centros de votación, que sostiene que la participación fue sólo del 18,5%.

Esta diferencia ahora también es cuestionada por Guillermo Osorno, candidato por CCN. Según él, las elecciones presidenciales reflejan la voluntad popular, pero fue inflada la participación, afectando la distribución de escaños. Sostiene que su partido debería haber obtenido más diputados. Realizó sus denuncias frente a la prensa y llamó a rehacer las elecciones generales junto a las elecciones municipales el año que viene.

Reacciones

Tal como se había previsto antes de las elecciones, ni los Estados Unidos, ni la Unión Europea ni la Organización de Estados Americanos (OEA) reconocieron las elecciones generales nicaragüenses.

El gobierno estadounidense aprovechó la situación para extender sus sanciones económicas contra Nicaragua. A las aplicadas en la Nica Act, ahora se le suma la Ley RENACER. Esta nueva ley, sancionada después de las elecciones, va más allá de las sanciones económicas dirigidas a personas físicas o legales del país, sino que amplía la supervisión de los préstamos de las instituciones financieras internacionales a Managua, y pide revisar la participación de Nicaragua en el pacto de libre comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-DR). Es decir que Estados Unidos aumentará su presión sobre Nicaragua en los organismos multilaterales de crédito (FMI, Banco Mundial, BID, etc), haciendo pesar su participación mayoritaria, además de retirarlo de un tratado comercial importante. Esto pondrá a Nicaragua en desventaja con otros países de la región en tanto su relación comercial con Estados Unidos.

La OEA, por su parte, aprobó una resolución declarando que las elecciones “no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática”. Veinticinco países votaron a favor de la declaración, sólo Nicaragua votó en contra y siete países se abstuvieron: Bolivia, México, Honduras, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Belice y Dominica. La resolución también plantea la evaluación sobre la situación democrática en Nicaragua para considerar la aplicación de la Clausula democrática y la suspensión de su membresía.

Por otro lado, quienes apoyaron a Managua en la manera de llevar adelante las elecciones fueron: Bolivia, Rusia, Venezuela e Irán, además del Parlamento Centroamericano (PARLACEN), que saludó la realización de los comicios.

Mas allá de las dificultades a las que se enfrenta el gobierno de Ortega, sanciones económicas y una oposición que no desea jugar electoralmente, mantiene el control del aparato del Estado y las riendas de la economía. Es natural que tras el caos de las protestas del 2018, el pueblo nicaragüense haya apostado por la seguridad y estabilidad que brinda el gobierno. Sin embargo, ahora le toca al gobierno, con su renovado mandato, lograr encausar a la oposición de vuelta al diálogo, para poder resolver las dificultades en el frente externo que surgen a partir del no reconocimiento de las elecciones por terceros países.

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