Por Nara Lacerda. Cortesía de Brasil de Fato
Fortalecer el nuevo Bolsa Família, buscar activamente personas en situación de vulnerabilidad y fomentar la formación profesional y la inclusión productiva: son algunas de las estrategias enumeradas por el gobierno federal en el Plan Brasil Sem Fome (Brasil Sin Hambre). El objetivo es quitar al país del Mapa del Hambre para 2030.
Para ello, se reunieron más de 80 acciones y programas en una articulación nacional que pretende combatir la inseguridad alimentaria y los problemas de suministro de alimentos en Brasil. El proyecto tiene más de 100 metas para garantizar la reducción de la pobreza, una alimentación adecuada y la movilización social.
Para acercar alimentos a las familias, el Plan actuará también para reforzar la producción, con incentivos a la agricultura familiar, creación de reservas y políticas para la agroecología.
La idea es también fomentar la movilización en torno a la lucha contra el hambre, con más participación de la sociedad civil y de movimientos populares. Los gobiernos estatales y municipales también desempeñarán un papel clave.
Para identificar y monitorear la población afectada por el hambre, la iniciativa utilizará datos del Mapeo de la Inseguridad Alimentaria y Nutricional (Mapa/InSAN), del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) y del Protocolo Brasil Sem Fome.
La producción de información, informes, indicadores y resultados estará a cargo de un comité gestor, con el control social garantizado por la participación del Consejo Nacional de Salud (CONSEA).
Las articulaciones con estados, municipios, entidades federativas y movimientos populares serán realizadas por el Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SISAN). La planificación prevé la realización de caravanas contra el hambre y estrategias conjuntas.
