En la madrugada del 6 de junio, una parte de la represa hidroeléctrica de Kajovka, que se ubica en el curso bajo del río Dniéper, sufrió graves daños estructurales por un ataque o acto de sabotaje por el que tanto Rusia y Ucrania se acusan mutuamente. Como consecuencia, hubo inundaciones masivas a ambos lados del río, en la provincia de Jersón se decretó el estado de emergencia por el desastre y se calcula que son 14.000 las viviendas afectadas. Mientras tanto, durante la noche del 7 de junio, las Fuerzas Armadas Ucranianas (FAU) pasaron a la ofensiva en dirección a Zaporiyia. ¿Es una simple casualidad? ¿Puede que las FAU estuvieran al tanto de este acontecimiento para comenzar simultáneamente la tan anunciada contraofensiva ucraniana?
¿Qué ocurrió desde comienzos de semana?
Desde el 4 de junio, Kiev comenzó una gran ofensiva, largamente prometida, en diferentes partes del frente. Sin embargo, las FAU sufrieron graves pérdidas. En el plazo de 3 días éstas ascendieron a 3.715 soldados, 52 tanques, 207 vehículos blindados de combate, 134 vehículos, 5 aviones, 2 helicópteros, 48 cañones de artillería de campaña y 53 aviones no tripulados. Las fuerzas rusas, por su parte, sufrieron la pérdida de 71 militares y 210 heridos, 15 tanques, 9 vehículos de combate de infantería, 2 vehículos y 9 cañones. Se informaba, a su vez, que debido al fracaso de estas operaciones Kiev preveía desplazar a las tropas emplazadas en Jersón a otros focos de ofensiva, siendo el más cercano el de Zaporiyia, hogar de la central nuclear homónima que se encuentra bajo control ruso.
A su vez, durante estas fechas continuaron los bombardeos cruzados. Ucrania focalizó en la región de Bélgorod, al norte de Járkov, y en particular sobre la localidad de Shebekino. También bombardearon localidades de las regiones de Donetsk y de Lugansk. Desde Rusia denuncian que estos bombardeos no están dirigidos a objetivos estratégicos, sino que se realizan indiscriminadamente, afectando a la población civil local. Por su parte, Rusia continuaba asestando golpes concretos sobre depósitos de munición, destacamentos de inteligencia y centros de toma de decisión de las fuerzas ucranianas. Los avances de infantería y blindados de Ucrania se encuentran con una defensa fortificada mucho más vetusta de lo previsto y también con bombardeos permanentes por parte de las FFAA rusas, guiados por drones de reconocimiento sobre el campo de batalla.
En este marco tuvo lugar el colapso de la represa hidroeléctrica de Kajovka.
Implicancias del colapso y hoja de ruta
La gravedad del colapso de la represa llevó a que fuese catalogado como un desastre ambiental y humanitario. Además, se corría el riesgo de que el agua del río se contaminase por los aceites vertidos como consecuencia de la propia rotura de la maquinaria de la represa como también por la inundación de múltiples cementerios de la zona. Tal cual se afirmó anteriormente, tanto Kiev como Rusia se echan la culpa recíprocamente. El Kremlin calificó a este hecho como un atentado terrorista y negó cualquier implicación respecto de su autoría mientras que Ucrania afirma que fue un acto deliberado orquestado por Rusia con la finalidad de afectar su contraofensiva.
El 6 de junio, el alcalde de la ciudad de Nóvaya Kajovka, Vladímir Leóntiev, reportó una serie de ataques con lanzamisiles múltiples Vilkha del ejército ucraniano contra la central hidroeléctrica. Según informó, al menos tres tramos de la represa colapsaron bajo la presión del agua luego de que los proyectiles destruyeron las vigas de compuerta en la parte superior de la instalación. A su vez, se reportó que aumentó de manera considerable el vertido de agua desde la central hidroeléctrica de Dniéper, río arriba de Kajovka y bajo control ucraniano. De esto se desprende la lactura de que las compuertas de esta represa se mantienen abiertas adrede. Una posible explicación del colapso de Kajovka se encontraría entonces en la debilidad estructural de la misma producto de los bombardeos ucranianos (algunas fuentes indican que bombardeos en 2022 con sistemas HIMARS ya la habían debilitado) en conjunción con la presión del agua liberada en el curso superior del río.
En lo que va del conflicto, Rusia fue acusada de estar detrás de sucesos tales como la voladura de los gasoductos Nord Stream, la explosión del puente de Crimea y los ataques de drones al Kremlin. ¿Acaso Rusia, que hasta el momento evitó bombardear indiscriminadamente la infraestructura y poblaciones civiles, sería capaz perpetrar estos sabotajes contra sus propios intereses? ¿Qué sentido tendría?
Si bien en un primer momento la inundación de los márgenes del Dniéper podía hacer suponer que Rusia se beneficiaría porque Ucrania tendría mayores dificultades de llevar adelante sus desembarcos anfibios, una lectura pormenorizada del hecho indica lo contrario. Por un lado, la represa hidroeléctrica abastecía de energía a la central nuclear de Zaporiyia. Además, la regulación del caudal y nivel del agua permitía garantizar el bombeo de agua a los estanques de enfriamiento de la central que, recordemos, actualmente se encuentra en poder de las fuerzas rusas. La represa también garantizaba el suministro de agua dulce a la península de Crimea y a las zonas del óblast de Jersón bajo control ruso. Otro elemento a destacar es que la inundación sobre el territorio bajo control ruso barrió con las posiciones fortificadas y campos minados que se prepararon a la espera de la contraofensiva ucraniana. Por otro lado, y como se mencionó anteriormente en esta nota, los sucesivos fracasos de las FAU en avanzar en diferentes direcciones del frente desde el 4 de junio abrían la posibilidad a que concentraran a sus fuerzas en sectores concretos. La inundación del curso bajo del Dniéper habilita la posibilidad de redesplegar a las fuerzas a lo largo de su margen y orientarlas hacia Zaporiyia.
De hecho, durante la noche del 7 de junio, Ucrania llevó adelante una gran ofensiva en dirección a Zaporiyia. Según el ministro de Defensa ruso Serguéi Shoigú, esta batalla se extendió por dos horas y las FAU perdieron 30 tanques, 11 vehículos de combate de infantería y hasta 350 efectivos. El vicegobernador interino de la región, Vladímir Rógov, afirmó que al 8 de junio el ejército ucraniano sostenía su ofensiva en este sector y que estaba tomando parte de la misma la mayor cantidad de soldados ucranianos y de vehículos de combate utilizados hasta ahora en la región. ¿Es efectivamente una casualidad? ¿Tiene más sentido adjudicar la responsabilidad de atentados tales como el Nord Stream, el ataque al Kremlin, la explosión en el puente de Crimea y ahora el colapso de la represa de Kajovka a Rusia? Sin respuestas aceptadas unánimemente a la vista, lo que está claro es que la contraofensiva ucraniana comenzó y que, de no dar buenos resultados, el férreo apoyo occidental puede languidecer mientras vira su mirada hacia al conflicto en Asia-Pacífico con China. En este sentido, un último interrogante: ¿qué hacen destructores y portaaviones estadounidenses en la zona marítima del gigante asiático y por qué EE.UU. busca expandir a la OTÁN hacia Asia? En definitiva, estos conflictos son la pugna entre una hegemonía que se resiste a perecer y múltiples liderazgos que no están dispuestos a aceptar las históricas imposiciones hegemónicas.