El canciller ruso Sergei Lavrov realizó la gira por América Latina para fortalecer vínculos frente al intento de aislamiento de occidente. El G7 cuestionó la asertividad de China en Asia-pacífico mientras Zelensky y Putin fortalecen la moral de sus tropas. Fracciones militares se disputan el poder en Sudán apoyándose en aliados internacionales. En Chile, el presidente Gabriel Boric anunció que el Estado tendrá la participación mayoritaria en la producción y cadena de valor del litio. Petro arriba a Estados Unidos con una agenda de paz y desarrollo sostenible. Por último, Paraguay se encuentra en la recta final hacia las elecciones presidenciales del 30 de abril.
Por Federico Montero y Pablo Macia
Lavrov visitó América Latina y Brasil mantuvo una posición autónoma frente a las presiones de Washington
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, emprendió una gira por América Latina durante la semana, con el fin de reforzar relaciones comerciales y de cooperación estratégica frente a las presiones de las potencias occidentales para aislar a Moscú. Rusia resiste las sanciones estableciendo acuerdos con diversos países en tres ámbitos geográficos. Primeramente, en su zona de influencia en Asia Central; segundo, reforzando la relación privilegiada con países emergentes como China, India, Turquía e Irán; y tercero, con recurrentes encuentros en países africanos en los que el Kremlin colabora históricamente desde los procesos de descolonización. Sin embargo, desde la guerra en Ucrania, se le venía haciendo dificultoso articular visitas con los países de América Latina, dada la proximidad con Washington y las presiones que establece en la región. Con Venezuela, Nicaragua y Cuba, Rusia mantiene relaciones históricas y Estados Unidos los ha catalogado como “autocracias”, impidiendo su participación en la Cumbre de las Américas de Los Ángeles el año pasado. Esta exclusión le valió el repudio de la gran mayoría de los gobernantes de la región. Pero si algo le dolió más a la potencia norteamericana fue el arribo de la comitiva rusa a Brasil, el gran país de Sudamérica que comparte el BRICS con Moscú.
Brasil recibió a Lavrov como continuidad de una política internacional autónoma que hace dos semanas llevó a Lula a establecer acuerdos estratégicos con China, fortaleciendo el multilateralismo con el protagonismo de los países emergentes. Allí convalidó proyectos de cooperación estratégica, impulsó la presidencia de Dilma Rousseff en el Banco de Desarrollo del BRICS, reforzó las iniciativas de Paz en Ucrania y planteó la necesidad de ampliar el consejo de seguridad de la ONU, entre otras cuestiones. Lula recuperó protagonismo internacional desde su arribo al poder en 2023 y también visitó a Biden en Estados Unidos pero con un magro resultado efectivo en cuanto a acuerdos de desarrollo concretos. Para muestra están los 50 millones de dólares que ofreció Biden para el Fondo de Reparación de la Amazonia, una cifra extremadamente exigua si se compara con las contribuciones de países europeos como Francia y Noruega para el pulmón verde más grande del mundo.
En este caso, con Rusia se concretaron convenios de cooperación en energía atómica con fines pacíficos, coordinación en investigación espacial con la agencia rusa Roscosmos, convenios en áreas como agricultura, sanidad y productos farmacéuticos, entre otros. Cabe destacar en particular el intercambio de fertilizantes rusos, que equivalen al 25% de todos los que consume Brasil, en gran medida para el cultivo de soja que a su vez le exporta a China. De ahí un círculo virtuoso que los tres miembros de los BRICS pretenden mantener. A su vez, Rusia respaldó la candidatura de Brasil a un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU e invitó al presidente Lula al Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) a mediados de junio, para continuar reforzando lazos.
En cuanto a la guerra en Ucrania, Brasil reniega de las sanciones impuestas a Rusia por los impactos negativos en la economía mundial, que afectan principalmente a los países menos desarrollados. Por ello impulsa un club de paz o un G20 para establecer un inmediato cese del fuego y una negociación política para el fin del conflicto. Rusia valoró la posición de Brasil aunque afirmó que no están dadas las condiciones para el alto el fuego mientras occidente continúe enviando armas a la zona de conflicto y la OTAN avance hacia oriente. Por su parte, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, afirmó que Brasil está repitiendo la propaganda rusa y china, que responsabiliza a las potencias de occidente de “echar más leña al fuego” con la provisión de armas. Así, afirman que ponen en el mismo plano a víctimas y victimarios. Brasil respondió que su postura es clara: condena la guerra y la invasión de Rusia a Ucrania pero no provee armas a ningún bando y reclama una solución política para la paz. De esta manera, el gigante sudamericano sostiene un equilibrio en la esfera internacional en función de sus intereses nacionales, manteniéndose neutral en la contienda en Ucrania frente a los intentos de occidente de abroquelar a los países en contra de Rusia.
La segunda parada de Lavrov tuvo como destino Caracas, Venezuela, donde el martes se reunió con el presidente Nicolás Maduro. Durante los últimos años, entre ambos países se han firmado 326 acuerdos de cooperación en las áreas comercial, técnico-militar, energética, de agricultura, alimentación, transporte, ciencia y tecnología y otras. El canciller ruso condenó las sanciones impuestas al país por Estados Unidos y occidente, e invitó al presidente Maduro a que visite Rusia cuando así lo disponga. Lavrov también destacó que Venezuela es uno de los socios más fiables de Rusia, con proyectos mutuamente beneficiosos y coincidencias en temas de la agenda global. La estadía permitió una reunión con el canciller de Bolivia, Rogelio Mayta, donde compartieron los avances de proyectos ya comenzados en el sector de hidrocarburos, investigación nuclear e industrialización del litio.
En Nicaragua Lavrov se reunió con el presidente Daniel Ortega para manifestarle el apoyo de Rusia frente a lo que consideran un recurrente ataque a la estabilidad del gobierno por parte de los Estados Unidos. Washington ha sancionado a 500 personas del gobierno de Ortega, y cuestiona la proscripción que Managua le impuso a muchos dirigentes y organizaciones opositoras, argumentando que están financiados por Estados Unidos para debilitar la soberanía del país.
Por último, el canciller ruso visitó Cuba para reforzar los históricos nexos bilaterales frente al bloqueo económico, comercias y financiero que Estados Unidos le impone a la isla desde los primeros años de la revolución. Por su parte, La Habana manifestó la solidaridad hacia Moscú frente las sanciones impuestas por occidente y la avanzada de la OTAN hacia el este. El encuentro permitió reforzar la colaboración entre Cuba y la Unión Económica Euroasiática, y el monitoreo de acuerdos culturales, educativos, militares y de seguridad. El primer ministro cubano, Manuel Marrero confirmó su participación en el Foro Internacional Económico de San Petersburgo para profundizar la cooperación como parte del Plan de Desarrollo Económico Social de Cuba hasta 2030.
Además, se valoró el desarrollo de mecanismos de fortalecimiento multilateral como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP) y la articulación de esos espacios con Rusia. Lavrov afirmó que la política exterior rusa se basa en el pragmatismo y la ausencia de ideología, sin estar dirigida contra terceros, a diferencia de la postura norteamericana de mentalidad de bloques. Así, a pesar de las sanciones, las exportaciones totales a los Estados de CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) crecieron un 3,8% en 2022.
El balance general de la gira es positiva para Rusia, y espera que con ella se animen otros países de la región a reforzar su autonomía estratégica frente a la influencia de Washington en el continente.
El G7 cuestionó la asertividad de china en Asia-pacífico mientras Zelensky y Putin fortalecen la moral de sus tropas
El martes pasado cerró la reunión de ministros de relaciones exteriores del G7 de cara a la cumbre presidencial del próximo mes en Hiroshima, Japón. Como todos los encuentros realizados desde que se inició la guerra en Ucrania, el espacio cuestionó fuertemente el accionar de Rusia y evaluó nuevas sanciones a Moscú y ayuda económica a Kiev. Sin embargo, el hecho más destacado de la reunión son los crecientes reclamos hacia China por su intervención en Asia-Pacífico y en especial en la isla de Taiwán. De esta manera, los países occidentales más ricos (Estados Unidos, Alemania, Japón, Reino Unido, Canadá, Francia e Italia) continúan tensando la situación con Beijing en una estrategia de contención frente a lo que denominan como el despliegue de una mayor asertividad en la región. Desde el gobierno chino, respondieron duramente a esta crítica, reafirmando el principio de “Una sola China” con respecto a Taiwán. Así, denunciaron que el grupo multilateral quedó atado a los intereses confrontativos de Estados Unidos y Japón frente al gigante asiático, diferenciando a Francia y Alemania como países que intentan mantener una mayor autonomía de la estrategia norteamericana. La reunión también sirvió para denunciar las pruebas de misiles balísticos de Corea del Norte, que son respondidas con una mayor intervención militar en la región por parte de Seúl, Tokio y Washington. El próximo mes se realizará la cumbre anual del grupo, donde además fueron invitados otros países emergentes para terciar en la disputa que tiene como cabezas a Estados Unidos por un lado y a China por el otro.
En cuanto al campo de batalla en Ucrania en el 14° mes de confrontación, las posiciones están estancadas con un grado de confrontación permanente en la ciudad de Bajmut. Mientras tanto, Ucrania espera el momento de una crontraofensiva con los tanques y sistemas misilísticos provistos por occidente. Pero la prolongación de la guerra también juega como un factor desmoralizador para las tropas y la ciudadanía, que sufre las consecuencias socioeconómicas y humanitarias del conflicto. En este contexto, durante la semana, los presidentes de Rusia y Ucrania visitaron de sorpresa a sus respectivas tropas en el frente de batalla. En el caso de Vladimir Putin, lo hizo en los destacamentos de Lugansk, y de Jerson, provincia en disputa que controlan parcialmente ambos bandos. Por su parte, Volodimir Zelensky pasó revista en las unidades militares de la provincia de Donetsk, donde se despliegan intensos combates con las tropas rusas. Durante la semana también dio el espaldarazo a Kiev el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien visitó el país por primera vez desde el inicio de la guerra. La alianza militar está cada vez más implicada en el conflicto y la incorporación de Finlandia a la misma ha desplegado una frontera de 1.300 km con Rusia. Este marco de creciente tensión se suma a los amagues cada vez más serios de incorporar a Ucrania en la Alianza militar, hecho que Rusia considera como una grave amenaza a su seguridad y que podría desatar el uso de armas nucleares. En este contexto la tensión y la incertidumbre continúan prevaleciendo en un conflicto prolongado en el tiempo.
Fracciones militares se disputan el poder en Sudán apoyándose en aliados internacionales
Desde hace una semana se desató el mayor conflicto militar en Sudán desde el golpe de estado del 25 de octubre de 2021. Los enfrentamientos entre el ejército nacional liderado por Abdel Fattah Abdelrahman al-Burhan y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), comandadas por Mohammed Hamdane Daglo, alias “Hemetti”, dejaron centenas de muertos y millares de heridos en el país. Ambos líderes militares mantenían una alianza desde que en 2019 derrocaron al régimen de Omar al-Bashir (1993-2019). Desde ese momento, y luego de un proceso de transición civil frustrado, se hicieron del gobierno en 2021, con al-Burhan dirigiendo el ejército como presidente y Hemetti por las FAR como vice. Pero a poco menos de 3 meses para cumplir un compromiso de nuevas elecciones se produjo esta confrontación de poder para mantener el dominio del país.
El conflicto en Sudán plantea una nueva desestabilización en el cuerno de África, donde diversos actores geopolíticos disputan sus intereses. En primer lugar, Estados Unidos intenta contener la influencia de China y Rusia en la zona y apoyó el derrocamiento de al-Bashir, que había acordado con Rusia el establecimiento de una base naval antes de su caída en 2019. Rusia mantiene intereses en el sector minero en Sudán y el grupo Wagner explota minas de oro junto a las FAR. Mientras tanto, Egipto afirma su neutralidad en la disputa, pero apoya al líder del Ejército al-Burhan, para oponerse a la represa que Etiopía construye en el Nilo, que afecta aguas abajo a los dos países. Por ello el Cairo alentó a los rebeldes de Tigray, que desestabilizaron Etiopía hasta el acuerdo de paz de noviembre de 2022. En este plano también entran a jugar las influencias de los países árabes que articulan con uno y otro bando de acuerdo a sus intereses regionales.
El llamado a un alto el fuego por parte tanto de Estados Unidos como de China y los demás países de la región, pueden distender el conflicto momentáneamente, pero los intereses en disputa en la zona quedarán latentes en un área donde todos los actores juegan sus piezas.
Boric anunció la estatización de la producción y cadena de valor del litio
En cadena nacional el presidente de Chile, Gabriel Boric, anunció la decisión de crear una Empresa Nacional del Litio que intervendrá con una participación mayoritaria junto al sector privado en las diversas cadenas de creación de valor del mineral. En su discurso el presidente destacó cinco líneas de acción que llevará adelante la empresa. Ellos son: la exploración de nuevos yacimientos; la explotación del carbonato de litio junto con la colaboración privada; el avance de nuevas tecnologías de extracción que minimicen el impacto ambiental; la participación de las comunidades locales en la producción y el trabajo; y la generación de productos con valor agregado a lo largo de la cadena del litio. De esta manera, el gobierno pretende que las riquezas del salar de Atacama, donde se extrae el 30% de la producción mundial de litio, queden en gran medida dentro del país para beneficio de los chilenos.
El impulso del control por el Estado en la cadena del litio deberá recorrer un trayecto que implicará la sanción de una ley en el segundo semestre del año y una negociación con las concesiones privadas de las empresas SQM y Albemarle, que actualmente explotan el recurso. Estas dos firmas de capitales estadounidense tienen diferente magnitud y condiciones para la explotación del mineral. Así, SQM explota el 75% de la producción de carbonato de litio de Chile (157 mil toneladas) y su contrato termina en 2030. Albemarle explota el restante 25% y su concesión dura hasta 2043. La propuesta del gobierno es cumplir con los contratos, pero renegociar aspectos que permitan controlar la producción del Atacama. El modelo que impulsa Chile es el de construir una empresa al estilo de la estatal Codelco, que maneja el proceso de producción del cobre.
La iniciativa de Boric es un buen aliciente para desarrollar un polo productivo a nivel regional con el llamado triángulo del litio que compone Bolivia, Chile y Argentina, donde se concentra el 60% del mineral a nivel mundial. Las posibilidades de aunar esfuerzos para darle el mayor provecho posible a estos recursos estratégicos permitirían mejorar las condiciones de vida de la población. En ese aspecto se viene hablando de una OPEP del litio, que no sólo maneje el precio y las condiciones de extracción y explotación, sino que además articule encadenamientos productivos que permitan desarrollar industrias y empleos en el área. En el caso de Argentina, surgió a nivel nacional YPF Litio, y las provincias con yacimientos ya comienzan a elaborar leyes para defender los intereses de sus pobladores. Sin embargo, aún existe el desafío de consolidar un modelo de producción e innovación autónomo en cuanto al litio, frente a las presiones de Estados Unidos, China y Europa para extraer el mineral y procesarlo en sus propios países. Este será uno de los grandes desafíos que presentará la región en los próximos años.
Petro arribó a Estados Unidos con una agenda de paz y desarrollo sostenible
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, arribó a Estados Unidos para reunirse con su homologo, Joe Biden, con una agenda amplia en la que se destacaron el cuidado del ambiente, la agenda de paz en Colombia, el abordaje de la problemática del narcotráfico y la situación política en Venezuela.
En cuanto a la lucha contra el cambio climático, Petro es un ferviente defensor de los procesos de avance hacia una transición justa, en la que se profundice la descarbonización pero teniendo en cuenta las condiciones sociales de los países ménos desarrollados. En este aspecto planteó la propuesta de condonación de deuda pública por esfuerzos climáticos. El impulso de las energías verdes es un desafío importante que plantea Petro, teniendo en cuenta que su país cuenta con el petróleo y el carbón como sus principales exportaciones, por lo que la transición requiere compensaciones para suplantar esos ingresos.
Otro aspecto destacado por Biden en la reunión fue el reconocimiento de los esfuerzos de Colombia por establecer la agenda de paz que resuelva definitivamente los conflictos con organizaciones paramilitares como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otras organizaciones paramilitares que controlan parte del territorio del país. La propuesta de Petro es proponer la deposición de las armas a cambio de perspectivas de desarrollo concretas para las comunidades campesinas en las que se apoyan estas organizaciones. En la misma dirección, Petro pretende combatir el narcotráfico con una perspectiva diametralmente opuesta a la política de “guerra contra las drogas” que aplicó Estados Unidos, concerniente en reprimir y militarizar las zonas de cultivo que son la única opción de vida para las comunidades campesinas. En ese sentido, el nuevo gobierno pretende investigar, perseguir y encarcelar el lavado de dinero y a los grandes empresarios del narcotráfico en vez de prohibir el cultivo de coca a las poblaciones humildes del campesinado.
Otra divergencia se encontró en la posición respecto a Venezuela, en la que Petro llamó a Estados Unidos a levantar las sanciones al gobierno de Nicolás Madura para que el país pueda mejorar sus condiciones de desarrollo. Por el contrario, la posición de Estados Unidos es que antes de levantar sanciones, primero deberán establecerse acuerdos con la oposición para desarrollar lo que Washington considere como elecciones libres. Sin embargo, la posición de Colombia aporta a distender las presiones que Estados Unidos impone a Caracas.
Por último, Petro destacó que “todos los ríos confluyen hacia una mayor democracia en nuestros pueblos” marcando los intereses en común entre Estados Unidos (que afronta una fuerte critica a su sistema democrático por parte del trumpismo) y los gobiernos latinoamericanos que también enfrentan una crisis de legitimidad frente a las problemáticas sociales de sus pueblos.
Paraguay en la recta final hacia las elecciones presidenciales del 30 de abril
A una semana de las elecciones presidenciales en Paraguay, la contienda se polarizó entre Santiago Peña procedente del tradicional Partido Colorado, y Efraín Alegre del Partido Liberal en la coalición Concertación para un Nuevo Paraguay, que cuenta con apoyos progresistas como el frente guazú de Fernando Lugo. Las encuestas indican un empate técnico entre ambos candidatos, con diferencias que van entre 5 y 3 % en favor de Peña.
Si bien el Partido Colorado ha ganado históricamente las elecciones en el país, con la excepción del triunfo de Fernando Lugo en 2008, esta vez el dato revelador fue la interna que mantuvieron los sectores del actual presidente Mario Abdo Benítez, que perdió frente al ex mandatario Horacio Cartés. Sorprendentemente, Santiago Peña gano la interna con el apoyo de Cartés, quien es denunciado por Estados Unidos por contrabando. Washington se había jugado con el apoyo al candidato del actual presidente, que fue derrotado. En ese contexto de crisis en las filas del partido colorado y con un nuevo impulso de la oposición que confluye en un frente en coalición se dan las posibilidades de una alternancia en el gobierno.
Pero la oposición también cuenta con otros dos candidatos. Por un lado, Euclides Acevedo, quien hasta hace poco era ministro Relaciones Exteriores del gobierno de Abdo Benítez y cuyo vicepresidente es miembro del Frente Guazú. El otro candidato a presidente es el ex senador Payo Cubas, que fue expulsado del cuerpo por sus posiciones radicalizadas. Esta última semana marcará si el escenario termina de polarizarse o estos contendientes logran despegarse y lograr algún batacazo.
Falta apenas una semana para que se conozcan los resultados de esta elección con final abierto.