por Pablo Vilas
Estuvimos este 28 de Julio en Lima participando de la toma de posesión del presidente Pedro Castillo de Perú. Una ceremonia bastante emotiva en el Congreso de la Nación peruana, con participación de los presidentes de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y el Rey de España junto a varios cancilleres. Estuvimos como parlamentarios del Mercosur junto con el vicepresidente del Parlasur por Argentina, el diputado Oscar Laborde. Pudimos escuchar el discurso de Castillo, muy fuerte en términos reivindicativos y de recuperar la soberanía nacional.
Pedro Castillo es el primer presidente originario de Perú. Nacido y criado como el 90% de los peruanos y peruanas, de una clase humilde, con padres campesinos que no tuvieron educación formal. Él mismo pudo ser maestro a través de una escuela rural, trabajando la tierra en ese proceso y, a partir de ahí saber lo que significa haber transitado las dificultades de un ciudadano/a de nuestra América, en este caso del Perú de a pie.
Encuentra su triunfo con una dificultad importante. Él asume la candidatura a partir de la convocatoria que le hace el partido Perú Libre. Castillo no era afiliado a ese partido, sin embargo accede a esa candidatura y en la primera vuelta supera a la mayoría de los partidos, sumando poco más del 20%. Luego tuvo una segunda vuelta muy cuesta arriba, donde el sistema económico, político y mediático intentó con todas sus herramientas evitar el triunfo de Castillo, por lo que aparentaba ser una postura radical de reivindicación histórica del pueblo peruano en contra de las élites de ese país.
El discurso de asunción de Castillo deja en claro los principales ejes de lo que va a intentar que sea su gobierno: educación, trabajo, salud, recuperación de los recursos naturales, auditoría a las empresas transnacionales que explotan los bienes y recursos peruanos, participación activa en la integración e inclusión del campo popular, de los indígenas, de los campesinos y de los afro-peruanos.
Perú en este momento se está reorganizando. Castillo se encuentra con un Congreso contrario, cuyas autoridades son de los partidos opositores. En un país donde ese organismo ya ha logrado vacar a varios presidentes. Es una fuerte puja donde Castillo necesitará contar con la calle movilizada, con el respaldo de esos millones de peruanos que lo avalaron. Él continúa con la intención de llamar a una Constituyente para modificar la Constitución, para lo que necesita mayorías en el Congreso que no tiene. Entonces intentará nuevamente convocar a la ciudadanía para que se manifieste a favor de la Constituyente.
Ha designado a un gabinete primordialmente de varones, igualmente la foto muestra por primera vez en la historia un gabinete del gobierno de Perú predominantemente de tez oscura. Y ha incorporado a todos los sectores que lo han acompañado en la segunda vuelta. Tiene ministros de Juntos por Perú, de Gana Perú y, obviamente de Perú Libre. Y tiene una vicepresidenta con una proyección importante en términos de conocimiento y de conciliación entre los poderes, por eso mismo es interesante que también la haya designado ministra de desarrollo social.
Para la región lo que representa es un nuevo triunfo del campo popular, a pesar de los intentos de desconocer los resultados y las noticias falsas que se promovieron para evitarlos. Un candidato que con la fuerza del lápiz y de sus convicciones, con su honestidad profesional y su habilidad como dirigente sindical, logró sumar adhesiones. Además, se ve claramente un rechazo hacia el fujimorismo muy fuerte. Regionalmente, tras la derrota del campo popular en Ecuador, este triunfo peruano nuevamente pone en discusión esto de las olas que decía García Linera. No es sólo que los gobiernos van ganando por oleadas, sino que en cada país nuestro la pandemia, este proceso que estamos viviendo, ha puesto en relieve las luchas por disminuir las desigualdades y por mayor participación desde las clases postergadas.
Sin duda alguna que el éxito del gobierno de Castillo en estos meses tendrá una fuerte incidencia en las elecciones que se avecinan en Chile y en las elecciones del próximo año en Colombia, donde el uribismo se encuentra contra la pared sin la posibilidad de empoderar a ningún dirigente de recambio como lo había logrado con Santos y Duque. En Chile la irrupción de movimientos independientes logró dejar de lado a los partidos tradicionales. Lo que se está viendo en Perú también es parte del fracaso del neoliberalismo y del triunfo de los pueblos, como en estos otros países.