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Perspectiva Latinoamericana | Lo nuevo y lo mismo en las elecciones del Perú

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por Florencia Tursi Colombo

El domingo 11 de abril se llevaron a cabo las elecciones en Perú para elegir presidente/a, 2 vicepresidentes/as y 130 congresistas. La primer vuelta de elecciones no permitió definir un ganador, por lo que habrá una segunda vuelta el 6 de Junio. Sin embargo, esta elección presentó una sorpresa importante en cuanto a la preferencia electoral de los peruanos.

La sorpresa

El candidato Pedro Castillo de Perú Libre fue el candidato más votado con el 19,08% de los votos. Castillo es la sorpresa de la elección, ya que las encuestas lo daban por debajo del cuarto puesto. Sólo una encuesta lo puso en segundo lugar, justo antes de la veda electoral.

¿Por qué Pedro Castillo?

Castillo supo expresar con claridad el reclamo de una nueva constitución, una nueva reforma agraria y la nacionalización de los recursos ante la moderación de otros/as candidatos/as de izquierda. Oriundo de Cajamarca, es docente rural y magíster en psicología educativa. Desde 2002 participa en política, primero desde Perú Posible, el partido de Alejandro Toledo, y desde 2017 en Perú Libre. Ese mismo año lideró una de las huelgas docentes más importantes de los últimos años que tuvo una duración de tres meses. Perú Libre es un partido reciente, fundado a nivel nacional en 2016, proviene del armado político de Vladimir Cerrón en el departamento de Junín. Es un partido de izquierda, declarado abiertamente marxista, con posiciones tradicionales (o conservadoras) en cuanto a lo social -por ejemplo, Castillo declaró que el matrimonio igualitario no es un asunto urgente ni prioritario en un posible gobierno suyo y está en contra del aborto legal, seguro y gratuito-. Durante la campaña buscó diferenciarse de la “nueva izquierda limeña”, en referencia a Juntos por el Perú y Verónika Mendoza (pese a que es cusqueña), y representar los intereses campesinos del interior del Perú.

Lo esperado

La fragmentación política es una característica de hace años pero que, en esta elección, no ha dejado un claro ganador/a. Los dos primeros, Castillo y Fujimori, juntos suman poco más del 32% de los votos, mientras que el restante 68% se reparte entre 16 candidatos/as, de los cuales al menos 6 candidatos/as superaron el 5%. Se esperaba para esta elección una dispersión del voto, expresión de la desafección de la población en la política ya que, a una semana de la votación, había un gran porcentaje que aún no había decidido su voto. De hecho, el índice de participación fue del 73.89%, un bajo número teniendo en cuenta que en las anteriores presidenciales se había superado el 82% de participación.

Derechas e izquierdas

Semanas antes de la elección se vaticinaba un balotaje entre derechas, es decir entre 2 candidatos conservadores, esto como resultado de una fragmentación de la derecha peruana en, al menos, 5 candidatos distintos. También en sintonía con lo que había sucedido hace 5 años cuando pasaron a la segunda vuelta un candidato representante de la derecha neoliberal, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), y la candidata representante de la derecha fujimorista (también neoliberal), Keiko Fujimori. Sin embargo, la dispersión del voto sumado a la profundización de la crisis política, propició un escenario para el ascenso de sectores más emparentados a la izquierda. Aunque, también la izquierda tuvo distintos representantes. Castillo fue quien supo encauzar y dar significado a la crisis política desde la izquierda. A diferencia de Verónika Mendoza, quien fue moderando su discurso, incluso su propuesta de una nueva Constitución quedó en segundo plano durante la campaña ante los ataques y agravios con otros candidatos, Castillo casi no recibió agravios directos y fue claro en sus propuestas al plantear la necesidad de una nueva Constitución y elevar el presupuesto tanto en salud como en educación al 10% del PBI.

El Congreso

Hay 10 fuerzas políticas que obtuvieron bancada en el Congreso aunque ninguna ha obtenido mayoría. Perú Libre habría obtenido 37 curules, Fuerza Popular 24 curules, Acción Popular 17, Alianza Para el Progreso 15, Renovación Popular 13, Avanza País 7, Podemos Perú 5, Somos Perú 4, Juntos por el Perú 5 y el Partido Morado 3 curules. La elección para el Congreso puso de manifiesto la debilidad de los partidos políticos peruanos y la desaparición de ciertos partidos tradicionales como el APRA. Quien gane la segunda vuelta no tendrá mayoría en el Congreso y deberá aliarse con otros partidos.

El territorio

Castillo ganó en 16 departamentos (Cajamarca, Amazonas, San Martín, Áncash, Arequipa, Moquegua, Ayacucho, Tacna, Puno, Cusco, Apurímac, Huancavelica, Junín, Pasco, Huánuco y Madre de Dios), mientras que Keiko ganó en 7 (Callao, Ica, Lambayeque, Loreto, Piura, Tumbes y Ucayali). Por su parte, De Soto se impuso en Lima y Cesar Acuña en La Libertad. Aquellas regiones en donde Castillo obtuvo un mayor porcentaje, sobre todo el sur y la sierra central, son aquellas que, en 2016, votaron por Verónika Mendoza (en esa elección quedó en tercer lugar con el 18,74%) y en 2011 votaron por Ollanta Humala, se da allí con más fuerza un voto anti-neoliberal y anti-Fujimori

Una visión del contexto

La complejidad del panorama dificulta pensar la disputa por la segunda vuelta solamente como una disputa entre izquierda y derecha. La elección es, además, reflejo de la crisis política, la crisis de representación, la falta de liderazgos y el desencanto de la población con la clase política tradicional y con las instituciones. A esto hay que sumarle la situación de la pandemia. La pandemia visibilizó las desigualdades y profundizó la crisis, más de 2 millones de peruanos/as perdieron su empleo en el 2020. El resultado de la primera vuelta marca una polarización entre figuras políticas antagónicas que han sabido expresar la crisis. Mientras que Keiko Fujimori hace campaña con la estabilidad, es decir, mantener la constitución del 93 y volver al crecimiento económico de años previos (el llamado milagro peruano de los años 2007-2015 que, pese a que, fue un gran crecimiento, no redistribuyó esa prosperidad), por el otro lado, Pedro Castillo hace campaña con los ronderos rurales, buscando consensos para una Asamblea Constituyente y una nueva Constitución.

Una hipótesis sobre la segunda vuelta

Es la tercera oportunidad en la que Keiko Fujimori llega a una segunda vuelta. En las dos anteriores pesó más su imagen negativa. La consigna “Fujimori nunca más”, fue suficiente para agrupar a gran parte del espectro político a votar en su contra. En 2011 Humala ganó en segunda vuelta con el 51,45%, mientras que Keiko obtuvo el 48,55%. En 2016 PPK obtuvo 50,12% y Keiko 49,88%. La diferencia fue siempre reducida. En esta tercera oportunidad el escenario parece favorecerle, por un lado la fragmentación de la derecha en la primera vuelta juega a su favor al saber que puede sumar ese voto, siendo ella la candidata más moderada ante las polémicas declaraciones de algunos candidatos como Lopez Aliaga. Por otro lado, el “izquierdismo” de Castillo hace suponer que los tradicionales sectores limeños jamás le brindarían su apoyo, sumado a que los medios de comunicación y la propia Keiko movilizan la imágen del conflicto armado interno, al expresar la falsa idea pero que yace en el sentido común peruano de que toda izquierda es terrorista, lo que se denomina como el “terruqueo”.

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