Se inicia una nueva guerra en medio oriente con la escalada el entre Hamas e Israel. Reunión de cancilleres de la Unión Europea en Kiev para reforzar su apoyo en un contexto de desgaste. Los republicanos destituyeron a McCarthy de la cámara de representantes profundizando la crisis política. El partido de Evo Morales rompió con el presidente Luis Arce y se prevé un enfrentamiento electoral. Guatemala movilizada en apoyo al presidente electo Bernardo Arévalo frente a los intentos de proscripción de la Fiscalía General.
Por Federico Montero y Pablo Macia
Se inicia una nueva guerra en medio oriente con la escalada entre Hamas e Israel.
El sábado 7 de octubre, las milicias del Hamas realizaron un ataque sorpresa en el sur de Israel desde la franja de Gaza. Quebrando las barreras de seguridad irrumpieron en territorio israelí con un saldo de alrededor de 600 muertos y 2.000 heridos, tomando una considerable cantidad de rehenes civiles y militares, con el fin de canjearlos por prisioneros palestinos detenidos por Tel Aviv. El gobierno israelí de Benjamín Netanyahu consideró el ataque como un acto de guerra y respondió con el corte del suministro eléctrico y el lanzamiento de proyectiles hacia la franja de Gaza, que derribaron edificios de hasta 14 pisos, provocando la muerte de más de 400 palestinos.
Este conflicto es uno de los más grandes en décadas, y su inicio sorpresivo hace recordar a la guerra de Yom Kippur en 1973, donde Egipto y Siria atacaron por sorpresa a Israel para recuperar una parte del territorio perdido en la guerra de los 6 días de 1967. Ese conflicto derivó además en la primera crisis del petróleo, propiciada por los países árabes al cortar el suministro hacia los estados que apoyaron a Tel Aviv, elevando fuertemente el precio internacional de los hidrocarburos.
En este caso, el grupo islamita Hamas, justificó la magnitud de los ataques en tres cuestiones. La primera y más inmediata es como respuesta las recientes avanzadas de Israel en torno a la mezquita de Al-Aqsa, (o Monte del templo para el pueblo judío), que es un ámbito sagrado disputado por musulmanes y el judaísmo. En segundo lugar, el ataque se da frente al gobierno más conservador y ortodoxo que ha conformado Israel, a partir de figuras como Ben Gvir y Otzma Yehudit que promueven una guerra religiosa frente al islam, y que han endurecido las condiciones de la población palestina. Por último, Hamas cuestiona el bloqueo perpetrado por Israel en la franja de Gaza desde el 2007, que trae grandes problemas económicos y humanitarios a los más de 2 millones de pobladores de la zona. Desde ese año la zona está gobernada por Hamas, que no reconoce la existencia del estado de Israel, a diferencia del movimiento Al Fatah que conduce la Autoridad Nacional Palestina bajo su presidente Mahmud Abbas. Esta situación endurece las posiciones para la resolución negociada del conflicto y genera mayor dramatismo en la población de Gaza.
Por su parte, Israel viene atravesando fuertes protestas frente al impulso del gobierno de Netanyahu de una reforma judicial que limite el poder de la Corte Suprema y otorgue más protagonismo al ejecutivo. Esta medida es resistida por militares y reservistas, ya que el tribunal de justicia independiente es el que protege el accionar que el ejército israelí lleva adelante frente a los colonos palestinos en el derecho internacional. Un cambio de status en el poder judicial podría ser desencadenante de nuevas condenas internacionales hacia las fuerzas armadas israelíes. En ese contexto, en señal de protesta, se han debilitado las convocatorias de los reservistas que son una pieza clave en el esquema de defensa del estado de Israel. Este marco abonó las condiciones de posibilidad del ataque de Hamas.
El conflicto militar palestino israelí abre un nuevo foco de tensión internacional entre países de origen árabe y musulmán frente a las potencias occidentales que bajo el liderazgo de Estados Unidos apoyan a Israel. La escalada del conflicto rompe el status vigente y aleja las posibilidades de alcanzar un acuerdo de paz entre Israel y Palestina. Mientras la comunidad internacional llama a el cese del fuego y el restablecimiento de la paz, el conflicto y sus implicancias locales y geopolíticas aún continúan abiertas.
Reunión de cancilleres de la Unión Europea en Kiev
Los ministros de relaciones exteriores de la Unión Europea se reunieron en Kiev para manifestar el apoyo a Ucrania, realizando por primera vez en su historia una reunión fuera del territorio que compone el bloque. El representante de la política exterior de la UE, Josep Borrell remarcó el encuentro como un espaldarazo a Kiev con la incorporación de nuevos fondos por 5000 millones de euros para afrontar el invierno frente a posibles bombardeos a infraestructura energética como la que propició Rusia durante el año pasado.
El encuentro se da como respuesta a manifestaciones de creciente descontento en algunos países europeos luego de una guerra que ya lleva 19 meses. En ese marco se ha dado la victoria electoral en Eslovaquia al líder pro ruso, Robert Fico, el sábado 30 de septiembre. El dirigente que salió primero en la votación con un discurso de terminar con la ayuda militar a Kiev intentará formar gobierno con el partido Hlas, antiguo aliado que quedó tercero en la elección. En segundo lugar, se encuentra Polonia, que se ha manifestado en contra de las importaciones de grano ucraniano, que perjudican a los agricultores de su país. El presidente Andrzej Duda y el partido Ley y Justicia de extracción nacionalista conservadora suenan como favoritos para las elecciones del próximo domingo en un contexto de presiones del sector agropecuario. Por último, también se ha incrementado el rechazo hacia la continuidad de la colaboración a Ucrania por parte del presidente de Hungría Victor Orbán, que acusa a Kiev de no reconocer el derecho de 150.000 húngaros étnicos a reproducir su idioma en Ucrania. Desde Budapest han vetado 500 millones de euros de la UE para Ucrania en represalia por haber sancionado un banco húngaro al calificarlo como pro ruso.
Estas manifestaciones de descontento se han trasladado también hacia Estados Unidos, principal apoyo financiero y militar de Ucrania en la guerra. El partido republicano dejó fuera del acuerdo presupuestario alcanzado en la cámara de representantes a los fondos de cooperación para Ucrania. El gobierno de Biden reafirmó el compromiso con Kiev, pero un eventual avance de los sectores más duros de los republicanos en las elecciones puede hacer peligrar el financiamiento hacia Ucrania.
Los republicanos destituyeron a McCarthy de la cámara de representantes.
La crisis política se agudizó una vez más al destituir, por primera vez en la historia, al presidente de la cámara de representantes, el republicano Kevin McCarthy. En el medio de profundas divisiones entre el ala trumpista y sectores del centro, McCarthy fue desafiado por acordar con los demócratas la elevación del techo de deuda para conseguir financiamiento por 45 días y evitar el cierre del gobierno. Esta medida que habitualmente se da para evitar la paralización del poder ejecutivo, provocó el rechazo del ala de ultraderecha del partido, representada por Matt Gaetz, congresista de Florida, que impulsó la destitución. De esta manera el congreso queda paralizado hasta la conformación de un nuevo consenso que elija al presidente de la cámara de representantes. Esto no será sencillo ya que el partido republicano, que apenas cuenta con mayoría en la cámara por un puñado de votos, está sumido en una lucha interna que provocó la fractura. De esta manera McCarthy quedó entrampado entre un pequeño sector de los republicanos que lo acusan de colaboracionismo con los demócratas, mientras que estos últimos lo consideran como defensor de Trump, al no condenar de manera abierta el ataque al capitolio del 6 de enero del 2021. De esta manera el ex presidente de la cámara de representantes fue expulsado por 216 a 210 votos.
Los congresistas con más chances de reemplazar a McCarthy son el histórico líder Steve Scalise y Jim Jordan, más cercano a Trump. La negociación por obtener los 218 votos necesarios para alcanzar una mayoría no es tan sencilla de alcanzarse en este marco de fragmentación. La semana entrante dirá si se alcanza este objetivo. De todas formas, la democracia estadounidense ya adquirió una nueva mancha que empaña su histórica estabilidad institucional.
El partido de Evo Morales rompió con el presidente Luis Arce
El Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia realizó su décimo Congreso con la participación de 45 organizaciones y 1.75 delegados, en la ciudad de el Chapare, Cochabamba. El encuentro dio marco al enfrentamiento entre el líder del partido, Evo Morales, y el presidente y vice de Bolivia, Luiz Arce y David Choquehuanca, quienes no participaron del mismo. La resolución más fuerte del cónclave fue la de nombrar a Evo Morales como candidato único para las elecciones presidenciales del 2025, frente a las aspiraciones de Arce de ser reelecto en el cargo. Se votó además como requisito mantener 10 años de afiliación al partido para poder presentarse al cargo de presidente, algo que Luis Arce no alcanza a cumplir.
La contienda entre el sector evista y el arcista se profundizó en los últimos tiempos con el cuestionamiento al ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, que fue destituido por la asamblea legislativa y repuesto por decreto por Arce. La contienda también generó un recurso del sector afín a Lucho Arce para que declararan ilegal al congreso del MAS, argumentando una baja representación de delegados provenientes de los movimientos sociales. Así las cosas, se abre una nueva contienda que posiblemente enfrentará electoralmente en 2025 al histórico líder del MAS con su ex ministro de economía y ahora presidente.
Guatemala movilizada en apoyo al presidente electo Bernardo Arévalo
La sociedad civil y los movimientos sociales guatemaltecos continúan movilizados desde hace 5 días en reclamo de la preservación de la institucionalidad democrática que llevó a ganar las elecciones presidenciales al candidato Bernardo Arévalo. Las protestas que se despliegan a lo largo de todo el país van en contra el Ministerio Público, y exigen la renuncia de la Fiscal General, María Consuelo Porras, por intentar proscribir el partido Semilla e invalidar las elecciones que consagraron a Arévalo como presidente a partir de enero del 2024. El mandatario electo cuenta con el apoyo de movimientos sociales, indígenas, estudiantiles, sindicales y hasta de cámaras empresariales que se han movilizado para exigir el cese de la persecución de la fiscalía para que el nuevo gobierno no asuma.
El gobierno del actual presidente en salida, Alejandro Giammattei, ha sido caracterizado como plagado de escándalos de corrupción, en línea con los últimos mandatarios del país. En este aspecto, la elección de Arévalo ha generado expectativas de cambio, pero también temores en los poderes anquilosados en el Estado. Por ello mismo se ha demostrado el encono de la fiscal general para intentar evitar la asunción del presidente electo. La movilización popular está contrarrestando estas maniobras y Alvarado exige que se garantice el derecho a la manifestación sin que se abran focos de represión. Las próximas semanas serán decisivas para saber si la democracia logra prevalecer en el país.