Por Federico Montero y Pablo Macia
El presidente norcoreano Kim Jong-Un visitó Rusia para fortalecer los lazos estratégicos.
En el marco del 8° Foro Económico Oriental que Rusia organiza desde e 2015 en Vladivostok, el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-Un visitó el país para reunirse con su homólogo Vladimir Putin.
Los líderes de los dos países con mas sanciones en el concierto internacional se reunieron durante la semana para fortalecer lazos de cooperación, que los países occidentales ven como una amenaza al orden global debido a las denuncias de que Pyongyang comience a vender armas a Moscú para destinarlas al conflicto militar en Ucrania. En el marco de una guerra de desgaste en la que las municiones corren peligro de agotarse en ambos bandos, el recurso de apelar al material bélico proporcionado en épocas de la URSS a Corea del Norte, ayudaría a contener aún más a la frustrada contraofensiva ucraniana.
Lo cierto es que hasta el momento no se ha confirmado la entrega de armamento militar entre ambos países. Al contrario, sí se ha anunciado la voluntad explícita de Corea del Sur de proveer material bélico a Ucrania. Como antecedente, durante el año pasado Seúl duplicó la venta de armas a Polonia, que a su vez ofreció a Kiev material militar de la era soviética.
En ese contexto no es descartable que Rusia y Corea del Norte articulen lazos de cooperación e intercambio de municiones a cambio de tecnología satelital y nuclear como los misiles hipersónicos o submarinos de alta tecnología. Por un lado, el complejo industrial militar de Rusia parece confrontar sin problemas a la capacidad de fuego de Ucrania y el apoyo de la OTAN, pero tendría un cuello de botella en las exportaciones a terceros países.
Por otro lado, tanto Moscú como Pyongyang están interesados en contener la avanzada de Estados Unidos junto a Japón y Corea del Sur en Asia-Pacífico. Estos países se han reunido en Camp David para acordar la realización de ensayos militares en la zona, y se especula que avancen hacia una alianza militar estratégica al estilo OTAN.
Por último, tanto Moscú como Corea del Norte están interesados en contrarrestar una dependencia estratégica de China, generando lazos de cooperación estratégica para obtener grados de autonomía. Por su parte, aunque Beijing comparte intereses con Moscú y Pyongyang de contener a EEUU en Asia-Pacífico, se distancia términos de provocar una mayor escalada militar para no quedar involucrada en un conflicto que afectaría sus intereses comerciales con el mundo. En efecto, China continúa avanzando en la esfera internacional tanto a nivel económico con sus exportaciones como a nivel político, promoviendo la reconfiguración de alianzas con los países emergentes en la gobernanza mundial. En ese marco, parece ser Estados Unidos el más proclive a iniciar un conflicto para frenar esta tendencia de avance chino. Por ello la creciente intervención de Washington en Taiwán, Filipinas, y la articulación con Tokio y Seúl.
La Unión Europea realizó su balance anual.
El miércoles 13 de septiembre, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen encabezó el discurso anual de la Unión, siendo el último de su mandato que concluirá con las elecciones del 9 de junio del 2024. A diferencia del año pasado, donde el tema central y casi exclusivo fue la guerra en Ucrania, en este caso, los ejes estuvieron marcados por una agenda verde justa y equitativa para Europa, la contención económica de China, la persistencia de la inflación, la crisis en África, la inmigración y por fin, la adhesión de Kiev al bloque.
En cuanto al pacto verde, von der Leyen destacó las iniciativas pioneras de la UE en promover la reducción drástica de las emisiones de carbono, aunque admitió fuertes tensiones con los productores agropecuarios del bloque y las “cargas administrativas” para las empresas. Los productores agropecuarios cuestionan la competencia desventajosa entre la producción orgánica y la basada en fertilizantes y pesticidas derivados de los hidrocarburos. Las empresas también hacen lo propio frente a sus competidores de los países emergentes. En este marco, más allá de las complejidades, solicitó arribar a un acuerdo UE-MERCOSUR antes del final de su mandato.
La situación de desequilibrio comercial con China afecta fuertemente al bloque, dado que mantiene un déficit de 400.000 millones de euros anuales en la materia. En ese aspecto la UE investigará los subsidios chinos a la electromovilidad. La jefa de la Unión cuestionó que el mercado mundial esté inundado de coches chinos subvencionados por el Estado. Paradójicamente en la materia, no hizo mención a la ley IRA de Estados Unidos, que protege a la producción verde en el mismo sentido que el cuestionamiento que se le hace a Beijing.
Con respecto a la inflación, estimó que persistirá por un tiempo, dado que el objetivo de bajarla a menos de un 2% anual está aún muy lejos. En efecto, el Banco Central Europeo registró un 5,3% en la zona euro. La alta inflación ha desincentivado el consumo provocando una caída en las estimaciones de crecimiento económico. Así, se corrigieron los datos a un crecimiento de 0,8% en vez del 1,1% para el bloque, en donde Alemania (principal economía de la UE) se podría contraer en un 0,4%. Para 2024, se estima un crecimiento del 1,1% en vez del 1,4% previo.
En cuanto a la situación en África, existe una fuerte preocupación por los crecientes levantamientos militares que cuestionan a los antiguos países coloniales europeos. Tales son los casos en la zona subsahariana del Sahel en los que, en algunos casos, además se han apoyado en Rusia como nuevo aliado. El papel cada vez más autónomo de los estados africanos, que van ganando protagonismo en el escenario internacional, como en su incorporación en el G20, complejiza la relación subordinada que mantenían con Europa. Los conflictos armados con las milicias yihadistas también repercuten en desplazamientos forzosos que impulsan la inmigración al viejo continente.
En materia de inmigración, se propone fortalecer la ayuda económica a países africanos para contener los flujos migratorios. Además, la expansión del control naval para aumentar la vigilancia del ingreso clandestino en barcazas y la agilización de trámites de ingreso y deportación de inmigrantes. Por último, se renueva la propuesta de incorporación voluntaria de los países de la UE a nuevos inmigrantes, medida cuestionada por Alemania y Francia.
En cuanto a Ucrania, destacó “grandes progresos” para la adhesión al bloque recomendó la apertura de negociaciones para sumar a Moldavia, aunque hay cinco países de los Balcanes que han pedido sumarse desde hace más de una década.
Con estos ejes centrales sumados a otros como la regulación de la inteligencia artificial, propuestas de apoyo al empleo con la reducción de horas de trabajo y un mayor protagonismo del bloque en el escenario internacional, la lideresa de la Unión Europea afirmó que se ha cumplido el 90% del plan de gobierno propuesto en 2019, cuando asumió su mandato.
En Cuba se desarrolló la Cumbre del G77 + China con iniciativas del sur global para la gobernanza mundial.
Los días 15 y 16 de septiembre se desarrolló en La Habana, Cuba, la histórica cumbre del Grupo de los 77 + China bajo el lema: “Retos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación”. Es la primera vez que Cuba ejerce la presidencia pro tempore del grupo que el año próximo cumplirá 60 años de existencia.
El G77 nació en 1964 durante la conferencia de Naciones Unidas, dando lugar a la referencia de países no alineados en el contexto de la guerra fría. La unidad aparejada dentro seis décadas le permitió sumar nuevos adherentes hasta alcanzar los 134 estados parte. El grupo es un espacio de coordinación dentro de la ONU siendo una referencia de peso con más de 2/3 de los miembros de la organización, que además cuenta con 3 países dentro del consejo permanente de seguridad.
La cumbre fue inaugurada con la presencia de 114 países por el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, quien afirmó la necesidad de construir una nueva arquitectura financiera internacional, la eliminación urgente de medidas coercitivas unilaterales tales como el brutal bloqueo económico que sufre la isla por parte de los Estados Unidos.
El eje principal de la cumbre estuvo marcado por el impulso de los avances científicos que “son inaccesibles para gran parte de la humanidad”. Frente a ello se propuso fomentar la articulación científica sur-sur para la creación de plataformas tecnológicas en áreas como salud, ambiente, seguridad alimentaria, industrias verdes para la transición justa, entre otras. También se planteó la promoción de articulaciones entre las universidades y centros de investigación de los miembros del G77 para el intercambio de conocimientos, y la declaración del 16 de septiembre como el “día de la ciencia, la tecnología y la innovación en el sur”.
El encuentro es fundamental para el impulso efectivo de la Agenda 2030 para el desarrollo sustentable, que se debatirá esta semana en la Asamblea Anual de Naciones Unidas. Son los países menos adelantados quienes más reclaman el cumplimiento de la misma, ya que aportando sólo el 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero han sufrido el 69% de las muertes causadas por desastres climáticos.
Otros reclamos centrales del grupo son la necesidad de condonar las deudas externas de los países de baja y media renta (ya que condicionan las posibilidades de desarrollo nacional), la promoción del intercambio y la cooperación entre países del sur global, y la incorporación de países emergentes en las estructuras de gobernanza como el consejo de seguridad de la ONU, o la participación en el FMI, la OMC y otras instituciones multilaterales.
En suma, los países del G77 reclaman un mayor protagonismo en el marco de los cambios geopolíticos globales, en los que el uso de la tecnología y los recursos estratégicos deben orientarse al desarrollo del sur global en vez de ser coto de caza de las potencias centrales.
Lula asumió la presidencia pro tempore del G20.
La semana pasada, el presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” Da Silva asumió como presidente pro tempore del G20 recuperando el protagonismo internacional que lo ha caracterizado durante su extensa carrera política. En el discurso de asunción en Nueva Delhi, Lula destacó 3 prioridades a seguir durante el año: la lucha contra la desigualdad y el hambre, el combate contra el cambio climático y la reforma de las instituciones de gobernanza global.
Como es su costumbre, Lula fue contundente en sus definiciones, marcando una política autónoma y soberana frente a las presiones de los países centrales. En ese aspecto, a la par que condenó la guerra en Ucrania, también afirmó que invitará al presidente ruso Vladimir Putin a la cumbre de Río de Janeiro en noviembre del 2024.
El mandatario denunció que continuamos viviendo en un mundo donde la riqueza esta cada vez más concentrada mientras millones de seres humanos pasan hambre. Frente a ello anunció la creación de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza. Allí remarcó la necesidad de cumplir el objetivo de desarrollo sostenible de terminar con el hambre en 2030.
En cuanto a la cuestión del cambio climático Lula promueve la transición energética y el desarrollo sustentable en 3 vertientes (social, económica y ambiental) a partir de la Movilización Global contra el Cambio Climático.
En tercer lugar, referido a la gobernanza, reclamó mayor participación de los países emergentes en las decisiones del Banco Mundial y el FMI para equiparar la deuda externa de los países más pobres. También exigió la reactivación de la OMC y la ampliación de los organismos de la ONU, incluido su consejo de seguridad.
La impronta que pretende imprimirle Lula al G20 esta vinculada a una mayor integración entre el aspecto político y económico del grupo, ya que no se puede plantear “la mejor política sin los recursos necesarios para su implementación”. Además planteó la necesidad de incorporar a la sociedad civil en las decisiones y los encuentros sectoriales del grupo.
En definitiva, Lula viene a demostrar que los países emergentes están recuperando protagonismo en la esfera internacional manteniendo una política autónoma de las tradicionales potencias occidentales que controlaban la gobernanza global.