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La CEPAL estima un bajo crecimiento como producto de la escasez de la inversión y la productividad

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En Santiago de Chile, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó su informe anual “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2024: Trampa de bajo crecimiento, cambio climático y dinámica del empleo”. En el mismo remarca que la región mantendrá un magro crecimiento de un 1,8% en 2024, que promedia en la última década una exigua tasa de un 0,9% entre el 2015-2024. El dato más llamativo lo da la Argentina, en la que se estima una contracción del PBI del 3,6%, siendo el peor desempeño de la región seguido por el -3% de Haití. El informe a su vez prevé para el 2025 un repunte de un 2,3% para toda la región.

A su vez el informe hace hincapié en la necesidad de fortalecer las políticas de desarrollo productivo con políticas macroeconómicas, laborales u de adaptación al cambio climático, como forma de revertir el escaso crecimiento y aumentar los empleos, en especial los de mayor productividad. Así la CEPAL afirma que existe una estrecha relación entre el crecimiento y la creación de empleo a nivel agregado y sectorial. Así, entre 2014 y 2023, el crecimiento promedio del número de ocupados de la región fue del 1,3%, apenas un tercio del registrado en la década de 1970 (3,9%). Por otro lado, se estima que la productividad laboral en 2024 será inferior a la de 1980, dado que el crecimiento de la ocupación se explica principalmente por el aumento del empleo informal, en particular de las mujeres. La informalidad se concentra en los sectores de menor productividad, especialmente construcción, comercio, transporte/turismo y servicios (que en conjunto abarcan el 74,4% de los ocupados informales).

Por último, el informe de la CEPAL advierte que, de no realizarse inversiones en adaptación, la intensificación de los choques asociados al cambio climático podría provocar una pérdida cercana a 43 millones de puestos de trabajo (es decir, 10% de la fuerza laboral) de aquí a 2050, de los cuales unos 15 millones se perderían entre los sectores agrícola y turismo.

El informe es contundente en mostrar cómo la retirada de la inversión en el desarrollo productivo de la región, con la priorización de los modelos extractivistas y de valorización financiera contribuyeron a una caída del crecimiento, de la productividad, el empleo de calidad y un aumento de la informalidad.

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