El 19 de julio se realizó una nueva movilización contra el gobierno de Dina Boluarte en Perú. Los manifestantes piden la renuncia de la presidenta golpista y la convocatoria a elecciones generales. Se esperan nuevas jornadas de protesta durante todo el mes de julio, en el marco de la celebración de la independencia. Distintas organizaciones sociales y sectores políticos de la oposición convocan a movilizarse con el objetivo de presionar al gobierno para que ponga fin a la crisis política a través de una salida democrática.
Nueva Toma de Lima
El miércoles pasado se realizó la denominada Tercera Toma de Lima, una multitudinaria manifestación como las que ya habían ocurrido en enero y febrero para exigir la renuncia de la presidenta Boluarte, el adelanto de elecciones y la convocatoria a una asamblea constituyente.
La presidenta, que asumió de manera irregular en diciembre pasado, decretó el estado de emergencia por 30 días en las rutas con el objetivo de registrar a las personas que viajen o se movilicen. Pero ello no pudo evitar las marchas que se dieron en distintas partes del país de las que participaron sindicatos, movimientos sociales y organizaciones políticas tanto de derecha como de izquierda. Se estima que en Lima hubo más de 21 mil personas, a las que se deben sumar los manifestantes que participaron en otras regiones de país.Las marchas fueron pacíficas y se registraron sólo 4 enfrentamientos con la policía : 3 en Lima y 1 en Huancavelica, cuando ya la jornada estaba concluyendo, lo que dejó un saldo de 8 heridos.
La Tercera Toma de Lima marca un fuerte contraste con la represión llevada a cabo por las fuerzas de seguridad en las anteriores manifestaciones. Desde que asumió Boluarte se ha criminalizado la protesta. En diciembre la presidenta calificó a quienes protestaban como terroristas. Actualmente hay una investigación abierta por las más de 60 muertes de manifestantes en manos de la policía que se dieron entre diciembre y marzo.
Las marchas continuarán
Están previstas nuevas manifestaciones durante todo este mes y tanto la Tercera Toma como las marchas que vendrán se impulsan en el marco del mes de la Independencia peruana.
El próximo 28 de julio, el Perú celebra 202 años de su independencia, que debían coincidir con los primeros 2 años de gobierno de Pedro Castillo quien asumió en el bicentenario. Sin embargo, Castillo fue destituido de la presidencia por un golpe institucional del Congreso alegando un procedimiento que se conoce como la “vacancia presidencial”. El 7 de diciembre el Congreso del Perú iba a reunirse para decidir sobre el que era el tercer intento de vacancia contra Pedro Castillo, ese día a la mañana Castillo anunció el cierre del Congreso y la convocatoria a nuevas elecciones. Esa iniciativa fue objetada por algunos sectores políticos y Castillo quedó solo, sin respaldo y fue detenido por la policía por intento de golpe. El Congreso decidió adelantar su sesión y aprobar aceleradamente , sin derecho a defensa, la vacancia en el cargo por lo que la vicepresidenta Boluarte fue ungida nueva mandataria en su reemplazo.
Castillo ganó la elección presidencial en 2021 porque fue el candidato más votado en la primera vuelta electoral, cosechando el 19% de los sufragios. Luego ganó la segunda vuelta por un mínimo margen frente a la candidata de la derecha neoliberal Keiko Fujimori. El gobierno de Castillo fue difícil nunca tuvo una bancada propia en el Congreso lo que lo dejó expuesto frente a la los manejos del legislativo.
En cuanto asumió Boluarte comenzaron las manifestaciones que pedían la liberación de Castillo y la convocatoria a elecciones para escoger democráticamente un nuevo presidente. Esas marchas fueron cada vez más multitudinarias y la reacción del Estado comandado por Boluarte fue reprimirlas violentamente. Esto produjo una reacción mayor y muchos salieron a manifestarse contra el abuso policial y las muertes que esto estaba provocando. Tras una tensa calma entre los meses de marzo a junio, en donde hubo algunas manifestaciones pero de menor intensidad, este mes de julio se retomó la protesta de carácter masivo. Las organizaciones convocantes expresan que la lucha continúa hasta fin de mes, el objetivo es lograr un cambio político, que Boluarte renuncie, que cierre el Congreso, que se convoquen nuevas elecciones y se establezca una asamblea constituyente.
Una salida democrática
Desde que Boluarte asumió, las manifestaciones han solicitado una salida democrática a la crisis política, esto es, la convocatoria a nuevas elecciones. No obstante, cada proyecto presentado en el Congreso para adelantarlas fue rechazado, lo que profundizó la crisis de representación política: el pueblo movilizado pide convocatoria a elecciones, los políticos en el Congreso niegan tal derecho y continúan legitimando un gobierno golpista.
Tanto la imagen de la presidenta como del Congreso son negativas y ambas instituciones tienen un alto índice de impopularidad. Más del 70% rechaza el gobierno de Boluarte y más del 80% rechaza al Congreso y su accionar.
La última marcha, la del pasado 19 de julio, fue una importante demostración de fuerzas de quienes rechazan el accionar de las instituciones políticas. Distintos sectores de la oposición han participado de las manifestaciones. Por primera vez concurrieron tanto sectores de derecha, Partido Morado, como el de izquierda, Perú Libre (ex partido de Pedro Castillo) y Nuevo Perú (de Verónika Mendoza) y hasta el ex presidente Martín Vizcarra convocó a marchar. La oposición estaba desorganizada, el golpe de Boluarte los desorientó, algunos inicialmente apoyaron creyendo que el intento de cierre del Congreso que proponía Castillo era incorrecto. Pero luego entendieron, al ver la represión de la protesta que encarnó la nueva presidenta, que había un gobierno no democrático en marcha y a partir de estas manifestaciones la oposición se reunificó.
A la variopinta oposición la une aquello que se suele denominar como el antifujimorismo, es decir, el rechazo a quienes gobiernan siguiendo los lineamientos de la dictadura de Fujimori. Hoy eso lo representa Boluarte a través de su accionar autoritario y del apoyo y participación directa de funcionarios fujimoristas en su gobierno. La oposición parece concluir que la única solución es la que propone el pueblo movilizado: la salida a la crisis está en la convocatoria a elecciones.