Irán consumó su respuesta frente al ataque de Israel a su sede diplomática en Siria. Biden acuerda pactos con Japón y Filipinas y tensiona la relación con China. México exige expulsar a Ecuador de la ONU por el ataque que realizó a la embajada azteca en Quito. Milei de gira para complacer a EEUU y al magnate Elon Musk.
Por Federico Montero y Pablo Macia
Irán consumó su respuesta frente al ataque de Israel a su sede diplomática en Siria.
Este sábado pasado, Irán efectuó su represalia a Israel frente a los ataques realizados por Tel Aviv a la embajada persa en Siria el 1 abril, en la que mató a 13 personas incluyendo un alto mando de la guardia revolucionaria islámica. La respuesta denominada Operación Promesa Verdadera se había anunciado por medio del discurso del ayatola Alí Jamenei, a la salida del mes sagrado del ramadán, donde afirmó que Israel debía ser castigado por atacar la sede diplomática iraní en Damasco, que equivale a atacar suelo persa.
El sábado la Guardia Revolucionaria de Irán secuestró un buque en el estrecho de Ormuz vinculado a al multimillonario israelí Eyal Ofer, dueño de una importante flota naviera. Esta acción genera tensión en una de las principales vías comerciales de petróleo, y complica la relación entre Israel y Emiratos Árabes, que se abrió con los acuerdos de Abraham en 2020, con mediación de Estados Unidos.
Pero sin duda, la principal ofensiva iraní se desató con un ataque masivo de más de 300 drones Shahed-131/136 y de cohetes que azotaron de norte a sur en suelo israelí. Además de los enviados desde Teherán, los ataques provinieron desde el Líbano y Siria por parte de Hezbolá y desde los rebeldes Hutíes en Yemén. El ejército israelí y sus aliados afirmaron que interceptaron el 99% de las agresiones pero que fue dañada una base aérea en Nevatim, situada en el sur. Los espacios aéreos de Israel y de todos los países de la región fueron cerrados por precaución a nuevas agresiones.
Desde los medios iraníes afirmaron que los ataques a Israel demostraron el poder de fuego de Irán y de sus aliados, mientras que las autoridades dieron el caso por cerrado a menos de que Tel Aviv pretenda una nueva escalada. Así, nuevamente dejó en manos de Israel un nuevo frente de ataque, mientras que en la comunidad internacional carga con el peso de un virtual genocidio en Gaza, con más de 35 mil civiles muertos, el triple de heridos y con una crisis humanitaria que ya lleva meses en el enclave de más de 2 millones de habitantes. En cuanto a la situación interna, el gobierno de Netanyahu, carga con el peso de no haber previsto el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre del año pasado, y de no encontrar la solución para recuperar a más de 100 rehenes.
Pero paradójicamente, a Netanyahu puede convenirle una escalada del conflicto para sostenerse en medio de las críticas internas y externas. En lo interno una de las aspiraciones del primer ministro israelí, que cuenta con el apoyo de los sectores ultraortodoxos, es sostenerse en un contexto de excepción bélica que cohesione a la ciudadanía de su país frente a los intentos de un nuevo llamado a elecciones o un nueva conformación de la Knesset que le saque su mayoría. Por otro lado, intenta ganar tiempo hasta la elección presidencial de Estados Unidos, en la que aspira a que gane Donald Trump para fortalecer su apoyo. Un escalamiento en Medio Oriente pone en un brete a Joe Biden, quien por un lado siente la presión de votantes que están en desacuerdo con avalar el genocidio en Gaza, pero que por otro lado cuenta con una influyente comunidad judía y Israel como su principal interlocutor en la zona. Así, el presidente norteamericano reiteró el apoyo a Israel frente a los ataques iraníes y confirmó el llamado al G7 para expresarse en esa línea.
Pero la hipótesis de escalada también trae importantes riesgos. En primer lugar, continúa instalando la causa palestina en la esfera internacional, que frente a la crisis humanitaria reactiva la necesidad de un estado Palestino que la ONU viene planteando desde 1948 para resolver definitivamente la cuestión de dos estados. Por otro lado, una escalada también implica desplegar más frentes de ataques y con mayor virulencia contra Hezbolá en Líbano, donde los enfrentamientos hasta el momento han dejado más de 150 mil desplazados y más de 350 muertes. También implicaría un mayor conflicto en el mar rojo, donde los rebeldes hutíes en Yemen pueden continuar dañando el comercio marítimo además de impulsar ataques hacia Tel Aviv. Por último, una intervención más fuerte en el conflicto por parte de Irán puede desatar una mayor implicación en los aliados occidentales de Israel pero también de Rusia, aliado de Teherán.
Bajo estos peligros, se juega una incertidumbre entre una desescalada deseable o la persistencia de la tensión hacia un desenlace con proyecciones desconocidas.
Biden acuerda pactos con Japón y Filipinas y tensiona la relación con China.
El presidente Joe Biden recibió en Washington a su homólogo japones Fumio Kishida para celebrar un acuerdo catalogado como histórico en los 65 años de relación posterior a la 2° guerra mundial. El mismo está referido a 70 convenios en distintas áreas de cooperación en defensa y tecnología que van desde el desarrollo y producción de misiles y mantenimiento de buques de guerra y aviones, pasando por redes de coordinación en defensa con Australia, y una mayor interrelación con el bloque AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos). Los países del AUKUS están interesados en las tecnologías japonesas de robótica, ciberseguridad y vehículos no tripulados, mientras que Tokio pretende beneficiarse de esa alianza para potenciar su tecnología militar en el contexto de un rearme.
De esta manera, Washington esta fortaleciendo las capacidades militares de Japón como estrategia de contención de China, para contrarrestar su creciente influencia marítima y contener los intentos de avanzar hacia una integración con Taiwán y otras zonas aledañas. El gobierno chino denunció que EEUU y la nación nipona están difamando a Beijing en cuestiones marítimas y en su relación con Taipéi, que es un asunto interno en el que no deben intervenir terceros.
El circulo de contención de la estrategia norteamericana en el indo-pacífico se completó con el encuentro trilateral que incluyó a Filipinas, que a partir de la asunción de Ferdinand Marcos jr. duplicó las bases militares con fuerzas estadounidenses. Así, el archipiélago filipino se estableció como una primera cadena de islas de contención de China, aumentando el patrullaje y las acciones militares conjuntas a fin de terciar en la disputa de algunas zonas que Beijing reclama como propias.
La cumbre trilateral Estados Unidos, Japón y Filipinas sirvió para fortalecer la infraestructura de Manila, desarrollando proyectos de cooperación para infraestructura, desarrollo de las cadenas de suministro y tecnologías avanzadas como semiconductores y sistemas de comunicación.
La estrategia globalista de Estados Unidos con su injerencia en el indo-pacífico abarca también a países como Canadá, Nueva Zelanda, la República de Corea y la propia India que se integra dentro de la alianza de seguridad QUADS. Por su parte, la OTAN también mantiene una mirada en la región con dichos aliados. Pero estas líneas de acción están pendientes del resultado de las elecciones presidenciales norteamericanas de noviembre, en la que un hipotético triunfo de Trump puede retrotraer al país a una política más aislacionista, centrada en el interés nacional de Washington frente a la injerencia en otras latitudes.
Como sea, Estados Unidos afirma mantener una relación de “competencia estratégica” con China, que no implica una posición de guerra fría (orientada a la eliminación del antagonista), sino la disputa por mayores campos de influencia en el marco del mutuo reconocimiento como potencias mundiales. Desde Beijing como cabeza del movimiento de países emergentes que impulsan un nuevo multilateralismo también afirman avanzar en esa línea, pero la desconfianza con Washington es creciente, en particular por su ambigüedad estratégica con respecto a Taiwán, algo que para China es una línea roja que no se debe cruzar.
Repercusiones por el ataque a la embajada de México en Ecuador
El gobierno de Mexico formalizó una denuncia en la Corte Internacional de Justicia para que Ecuador sea suspendida de la ONU en virtud del ataque que le propinó a la embajada azteca en Quito el día 5 de abril. Esa noche, la política ecuatoriana violó el derecho internacional al irrumpir en la embajada para detener al ex vicepresidente Jorge Glass, que permanecía en condición de asilado político. La gran mayoría de los países de la región repudiaron la acción al igual que la CELAC y la Organización de Estado Americanos, por contravenir la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 al romper el principio de inviolabilidad de las sedes diplomáticas. Por su parte, México rompió relaciones diplomáticas con Quito y exige que se siente como precedente que cualquier país que quebrante el derecho internacional sea suspendido en la ONU.
Por su parte el gobierno del presidente Daniel Noboa se mantiene en su justificación de quebrantar la diplomacia internacional por considerar “ilegal” el asilo político a partir de los cargos de corrupción que enfrenta Jorge Glass. El argumento sin sustento jurídico demuestra que el ex vicepresidente de Rafael Correa es víctima de una persecución judicial que atravesó a muchos funcionarios del correísmo. El movimiento Revolución Ciudadana presentó un Habeas Corpus para que liberen a Glass y lo restituyan a la embajada de México y le otorguen un salvoconducto. Además, el funcionario de Correa denunció torturas, golpizas y vejaciones por parte de la policía ecuatoriana, y permanece cumpliendo una huelga de hambre en repudio a su detención ilegal en una cárcel de máxima seguridad. A pesar de la razón que le asiste en virtud de las leyes el futuro de Glass se resolverá a partir de la lucha política con las movilizaciones exigiendo su libertad y en las próximas instancias electorales. A propósito, el fin de semana próximo se desarrollará un plebiscito que impulsa Noboa para reformar la constitución hacia posiciones neoliberales. Un revés electoral en dichas intenciones puede ayudar a Glass y a la revolución ciudadana a ganar consenso social para evitar el lawfare y la persecución política.
Milei de gira para complacer a EEUU y al magnate Elon Musk.
El presidente argentino Javier Milei realizó su tercera gira por Estados Unidos en tan sólo cuatro meses de gobierno para continuar manifestando su alineamiento incondicional a los intereses de la potencia del norte, a cambio de prebendas que aún no llegan y son inciertas. En ese marco arribó a Miami a recibir un premio de la secta del judaísmo jasídico, Jabad-Lubavitch al inaugurar una sinagoga local.
Sin reuniones oficiales con el gobierno norteamericano comandado por Joe Biden, que ve a Milei como un admirador de Trump y una amenaza para el sistema democrático a lo Bolsonaro, el presidente argentino sólo participó de conferencias, entrevistas y actos privados, entre el que se destacó su encuentro en Elon Musk en su fábrica de autos eléctricos en Austin, Texas. La factoría, conocida como GigaTexas es la segunda más grande de Estados Unidos con una plantilla de 20 mil empleados. Del encuentro en el que Milei expreso su profunda admiración no se conocieron avances efectivos en acuerdos de inversiones.
Milei suele jugar con la idea del potencial inversor de Musk en el litio argentino, que es materia prima esencial de las baterías para los automóviles eléctricos. Pero lo cierto es que los yacimientos del mineral blanco son propiedad de las provincias argentinas y no del estado nacional.
En lo que sí tuvieron grandes coincidencias fue en la visión liberal conservadora que mantienen ambas figuras. Musk pretende instalarse como referencia mundial de la desregulación económica en favor de los grandes monopolios, algo en lo que el presidente argentino coincide al afirmar que “no existen fallas del mercado”. Así, Milei se solidarizó con Musk en la disputa que mantiene con el gobierno de Brasil, encabezado por Lula Da Silva, quien impulsa leyes para regular las redes sociales que promueven fake news como X (ex twitter) adquirida por el magnate sudafricano.
La injerencia de Elon Musk en diversos países se ha implantado no sólo a partir del apoyo manifiesto que ha dado a políticos de la derecha mundial como Bolsonaro, Trump o el propio Milei, sino a través del manejo de las redes sociales que en muchos países han propalado un gran arsenal de noticias falsas. Lula, redobló la apuesta frente a Musk abriendo una comunicación alternativa en la red social Bluesky, alternativa a X, al igual que gran cantidad de funcionarios de su gobierno. Pero además, el gobierno de Lula articula proyectos de inversión con empresas chinas de electromovilidad, que disputan el mercado brasileño de autos eléctricos con Tesla, propiedad del multimillonario sudafricano.
La gira del presidente argentino preveía una continuación hacia Dinamarca, para cerrar la adquisición de aviones caza F-16 norteamericanos de la década de los´80, en un gesto hacia el país del norte para, además, revertir la compra de nuevas aeronaves chinas que venía planificando el anterior gobierno del país. Sin embargo, el viaje tuvo que suspenderse a causa de los ataques de Irán a Israel, en represalia por el bombardeo de la sede diplomática persa en Damasco. Una hipótesis que maneja el gobierno es un posible atentado en Argentina, dado el alineamiento del país hacia Israel que emula al de la etapa menemista de los´90, en la que fueron atacadas la embajada de Israel y la AMIA. A propósito, esta semana, el poder judicial revió una sentencia por el encubrimiento al atentado en la sede israelita, para bajar la pena de los imputados y volver a instalar la hipótesis de la responsabilidad iraní en el mismo, dejando de lado otras pistas como la siria, de mayor veracidad. De esta forma, el poder judicial vuelve a inmiscuirse en la política local para asestar un tiro por elevación hacia Cristina Fernández de Kirchner, acusada bajo la inverosímil figura de complicidad con Irán por el memorándum de entendimiento votado en el congreso nacional en 2013.