por Newtral
Colombia arde. El país lleva ocho días de protestas con una represión policial que se ha cobrado ya, al menos, 19 víctimas mortales y a la se le atribuyen 89 desaparecidos, de los que 47 ya habrían sido localizados, según ha contabilizado la Defensoría del Pueblo. Te explicamos qué está pasando en Colombia.
Las marchas, que iniciaron el pasado 28 de abril, comenzaron por una reforma tributaria planteada por el presidente, Iván Duque, pero la protesta social ha seguido su rumbo y ahora se reclama no solo por la violencia policial en las calles, sino también por la gestión de la pandemia, la falta de vacunas y el hambre.
La lista de demandas sigue y es equivalente al descontento social. Mientras, la violencia no cesa: solo la última noche se saldó en Bogotá con 91 heridos, 72 de ellos civiles y 19 policías, según recoge el diario El Tiempo. La alcaldesa de la capital, Claudia López, ha tenido que pedir ayuda al Ministerio de Defensa para custodiar a los 2.825 detenidos que se aglomeran en las dependencias policiales.
Hablamos con dos periodistas colombianos que están cubriendo las marchas para desentrañar por qué se protesta y cuál es el origen de las demandas que se acumulan.
¿En qué punto está el país?
Las protestas en Colombia siguen y el Comité Nacional de Paro ha convocado nuevas manifestaciones en varios puntos de Colombia como Bogotá, Medellín y Cali, donde ya contabilizan ocho días de protestas consecutivas.
Mientras, el presidente colombiano, Iván Duque, ha convocado a diferentes movimientos a un diálogo nacional con el plan de vacunación como una de las prioridades. “El objetivo de este espacio es rechazar la violencia en todas sus formas; acelerar el Plan Nacional de Vacunación Masiva; asegurar los recursos para garantizar la continuidad de los programas sociales y la protección de los más vulnerables, y, por supuesto, repotenciar la reactivación económica”, expresó el presidente.
Sin embargo, en su discurso no hizo ninguna mención a las 19 personas que han muerto en las protestas, según cifras de la Defensoría.
¿Cuál fue el detonante?
Las protestas en Colombia iniciaron ante la propuesta del Ejecutivo colombiano de lanzar una reforma tributaria con una subida de impuestos para tratar de financiar los gastos sobrevenidos por la pandemia.
El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, argumentaba la necesidad de esta reforma, la tercera propuesta en el mandato de Duque, después de calcular un déficit fiscal del 7,8% del PIB para 2020 que podría subir al 8,6% para este año. El impacto fiscal que ha tenido la crisis de la pandemia ha implicado una visión “que no se limita al año 2020, sino que también nos afecta en el año 2021”, señalaba.
Duque tuvo que retirar el proyecto el domingo 2 de mayo, tras cuatro días de movilizaciones, e intentó impulsar uno nuevo con mayor consenso. Un día después, el lunes 3, el ministro de Hacienda dimitió.
Nohora Celedón, periodista colombiana de La Silla Vacía, resalta que aunque el detonante fue la reforma, ahora la demanda es mayor. “Se parece a lo que pasó en Chile, que el detonante fue un aumento del pasaje de bus y terminó con la reforma de la Constitución. Acá está pasando lo mismo, el detonante fue la tributaria, pero ya la tributaria va a ser algo mínimo, la gente en la calle ya no habla de eso”.
¿Qué está pasando en Colombia y por qué se protesta?
La protesta, que inició en contra de la citada reforma, se ha convertido en un cúmulo más amplio de demandas. Ahora, la primera de ellas es el fin de la violencia policial y los ataques contra los derechos humanos en las propias marchas. La ONG Temblores, que documenta violencia policial, ha contabilizado “31 víctimas de violencia homicida” por la brutalidad de los cuerpos de seguridad.
Pero no es lo único. El hambre, el desempleo, la masacre de líderes sociales, la gestión sanitaria de la pandemia, las cuarentenas y decenas de demandas particulares mueven a la población a seguir protestando.
El periodista de El Tiempo Julián Espinosa explica que “es el cúmulo de una serie de situaciones que se han dado en los últimos años, y cómo el Gobierno ha respondido a esta movilización con sus consecuencias; pobreza, empleo, atención a la educación, a la vivienda, que cumplan los acuerdos de paz… cuestiones que ya venían gestándose más allá del covid y que ahora la situación sanitaria ha profundizado mucho más”.
Sobre la reforma tributaria que está en el origen de la protesta, Espinosa señala que “la manera en que se presenta esta propuesta fue torpe y demasiado ambiciosa y hubo ideas que molestaron mucho a la gente. Por ejemplo, se planteó la idea de gravar algunos artículos de la canasta familiar, y esto quedó en el imaginario de la gente, que los pobres iban a tener que pagar mucho más cuando casi no pueden sostenerse en un país que ha tenido que cerrar todo el año”.
En ese primer momento de la protesta hay dos grupos, cuenta, “la gente que es consciente de que es necesaria una reforma, pero no esta, y otro grupo que no lo acepta porque desconoce al Gobierno, desconoce sus intereses y rechaza todo lo que venga de él. Ahí se juntaron estos dos intereses”.
¿Cómo se ha formado esa desconexión entre las demandas y sus respuestas?
Celedón resalta que “es impresionante la desconexión que hay entre lo que está pasando y lo que dice el presidente. La misma presentación de la reforma tributaria es el fracaso de la tecnocracia de este país”, apunta.
Para la periodista, más allá sobre el debate de la reforma, es evidente que “no se puede presentar una reforma así en plena pandemia, donde todo el mundo perdió a alguien, donde todo el mundo conoce a alguien que perdió el trabajo, donde la pobreza en este país se trepó. Esta es la mayor desconexión posible. El Gobierno no sabe leer políticamente lo que está pasando”.
¿De dónde vienen las protestas en Colombia?
Si hay un antecedente cercano claro es la muerte de Dilan Cruz a raíz de la movilización histórica del 21N de 2019. Colombia atravesó por una serie de protestas ya en noviembre, cuando varias marchas impulsadas por los estudiantes se concentraron en Bogotá y otras ciudades en reclamo de mejoras en la educación.
Dilan Cruz recibió un disparo de un policía durante las protestas de esos días mientras marchaba pacíficamente. Las imágenes del vídeo del joven de 18 años cayendo al suelo tras recibir el impacto del disparo se multiplicaron en las redes sociales, y la indignación llenó las calles, igual que sucede ahora con las decenas de vídeos que retratan casos de violencia policial y abuso de la fuerza.
Uno de ellos retrata el momento actual casi con la misma fuerza. En él se ve y se escucha el grito de una madre ante el cuerpo de su hijo asesinado en la ciudad de Ibagué durante las protestas. “Mátenme a mí también, a mí me mataron hoy. Que me maten porque me voy con mi hijo. Es mi único hijo”, grita ante el silencio de la gente que la rodea y que tras sus palabras aviva otros gritos, los de protesta.
“Cuando la gente empieza a ver esos vídeos que no tienen explicación desde el punto de vista de los derechos humanos, esto terminó alimentando aún más el número de personas que salen a las calles, y el Gobierno se ha mantenido firme en reprimir”, señala Espinosa.
“Lo que está pasando es el reflejo o continuación de lo que ha pasado en los últimos cinco años. Es el tercer estallido de protesta social que ha venido escalonando en el tiempo, parándose en algunos momentos por distintas circunstancias, como el covid y la emergencia sanitaria”, explica Espinosa.