Observatorio del Sur Global

Raíces del racismo en Estados Unidos

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“Nunca hemos llegado a un punto en que el racismo no sea una parte significativa de la vida de todos los habitantes de Estados Unidos” Rashawn Ray, sociólogo e investigador del Instituto Brookings.

Las protestas llevadas a cabo desde hace días en numerosas ciudades de los Estados Unidos, dejaron al descubierto la compleja realidad que viven la mayoría de los/as afroamericanos/as en el “país de la libertad”. Pero el asesinato de George Floyd en manos de la policía no es un caso aislado, es necesario entender el contexto actual. Y revisar el largo recorrido que lleva el racismo en la historia de Estados Unidos.

Un problema estructural 

Si bien fue la famosa Proclamación de Emancipación de 1863 la que dio a conocer la figura de Lincoln como “el fin de la esclavitud”, fue realmente dos años después que se promulgó la Enmienda XIII en la que se establecía que no habría ni esclavitud ni servidumbre involuntaria “excepto como un castigo de un crimen”, es importante detenernos acá y analizar dos cuestiones. La primera es entender a la esclavitud de la población negra como un instrumento fundamental para el desarrollo y consolidación del sistema económico y social del país en el que se necesitaba mano de obra barata (o directamente gratis) para sostener el modo de producción que se llevaba a cabo predominantemente en los Estados del sur.  La segunda, la combinación entre la excepción de la Enmienda XIII y los llamados Códigos Negros – negación al derecho al voto, imposibilidad de negociar condiciones laborales, restricción de la libre circulación a partir de los toques de queda y encarcelamientos por el hecho de ser desocupados – generó un gran aumento de la población carcelaria y una re-esclavización siendo sometidos a trabajos involuntarios y coactivos para pagar sus deudas. 

En la actualidad, la población carcelaria es en un 33% negra y en un 30% blanca. Sin embargo, los blancos representan el 60% de la población adulta del país y los negros el 12%. 

Leyes Jim Crow

Representación de Jim Crow

Jim Crown fue un personaje ficticio interpretado por un actor blanco pintado de negro, en el que se creaba un estereotipo denigrante de los afroamericanos y su cultura. Se le dio este nombre a las leyes de segregación racial bajo el lema “separados pero iguales” en las que se apuntó, como explicita su nombre, a separar a la población negra de la blanca en espacios privados pero también en lugares públicos

  • Asistían a escuelas e iglesias diferentes
  • Baños para gente negra y para gente blanca
  • Divididos en hoteles, restaurantes, etc
  • En el transporte público, las personas negras viajaban en la parte de atrás o en vehículos exclusivos para ellxs

El dispositivo cultural que se instaló, apelando al sentido común, en la sociedad norteamericana respecto a la comunidad afroamericana perdura hasta hoy en día en muchos lugares no solo de Estados Unidos, si no del mundo. 

Entre muchas idas y vueltas respecto a las libertades que podrían o no tener esta parte de la población, la realidad es que ningún presidente en este período histórico decidió tomar medidas contundentes y definitivas sobre el gran problema del racismo que se continuaba acrecentado. Si bien para 1866 se implementa la Ley de Derechos Civiles que les permitía elegir gobernantes en sus localidades, al año siguiente empieza a tener actividad pública el Ku Klux Klan apoyados por numerosas autoridades de diferentes municipios. 

La contracara a la persecución policial, el racismo institucionalizado y la gran criminalización de las personas negras es la organización que se fue moldeando a lo largo de los años con cada vez más lugar en la escena política levantando la bandera de los derechos humano

Si bien del siglo XIX al presente hubo avances en lo referido a derechos a personas afroamericanas, latinos e inmigrantes, la realidad para la mayoría de gente negra sigue siendo muy difícil ya que son doblemente oprimidos por su condición racial y su condición social teniendo en cuenta que la mayoría vive en barrios marginados de la grandes ciudades con trabajos informales o llevando a cabo actividades delictivas.  Situación que se agrava  – triplemente –  en las mujeres por su género

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