por Sebastián Tapia
El 28 de abril el presidente estadounidense, Joseph Biden, se dirigió a una sesión conjunta del Congreso para marcar el rumbo de su gobierno al cumplirse 100 días de gobierno. A diferencia de Roosevelt, que planteó su New Deal (Nuevo Trato) en campaña y comenzó a aplicarlo en los primeros 100 días de gobierno, Biden propone su nuevo plan de “Una Mejor Reconstrucción” (Build Back Better) al terminar ese plazo. Pero de igual manera que Roosevelt lo hacía en 1933, el plan que propone Biden busca recuperar a la economía norteamericana de “la crisis más importante desde la Gran Depresión”.
El discurso de Biden busca despertar la esperanza en el pueblo estadounidense de poder recuperar su gloria pasada. En muchos puntos coincide con el discurso inaugural de Donald Trump donde prometía “Hacer América Grande Otra Vez” (Make America Great Again – MAGA). Es claramente un discurso para consumo interno estadounidense, escrito en frases cortas y simples, y lleno de ejemplos individuales. Sin embargo, también presenta una imagen de qué espera Estados Unidos de su relación con sus aliados y de la competencia con otros países.
El balance de los 100 días
En un principio, Biden destaca lo logrado en este período. El esfuerzo para combatir la pandemia a través del Plan de Rescate Estadounidense (American Rescue Plan), que abrió centros de vacunación, duplicó las dosis y permite que hoy en día comience la vacunación a todo norteamericano mayor de 16 años. Hay que tener en cuenta que para lograr ese avance tan rápido, Estados Unidos no permite la exportación de las vacunas producidas en su país.
También recordó el envío de cheques de estímulo de 1400 dólares al 85% de los hogares y la creación de 1.3 millones de puestos de trabajo.
La gran propuesta
La propuesta principal para reactivar la economía, de manera similar al Nuevo Trato de Roosevelt, se enfoca en la construcción y mejora de infraestructura a lo largo del país, mediante el Plan de Trabajos Estadounidenses (American Jobs Plan). El foco está en la creación de puestos de trabajo para la construcción de infraestructura de transporte, de producción y transporte de energía, redes de agua potable y conexiones de internet de banda ancha. Estos puestos serán de baja calificación, accesibles a casi todo el mundo.
Incluso el plan integrará objetivos ecológicos al producir e instalar plantas solares o eólicas construidas en el país. El “Comprar Estadounidense” (Buy American), es decir priorizar la compra de producción local, será parte integral del plan, al igual que proponía Trump en su contienda comercial con China.
También propuso mejoras sociales en las condiciones de trabajo. Por un lado resaltó el rol de los sindicatos e instó a aprobar el “Acta para Proteger el Derecho a Organizarse” (Protecting the Right to Organize Act), que garantizaría el derecho de unirse a un sindicato. Si, en pleno siglo XXI. También pidió aumentar el sueldo mínimo a 15 dólares la hora y pasar una ley que mejore la igualdad de pago a las mujeres.
Prometió un aumento en inversión y desarrollo científico y la creación de una agencia de investigación médica: la “Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados” (Advanced Research Projects Agency), modelada en una agencia de investigación de proyectos de defensa (DARPA) para buscar la cura para el cáncer y otras enfermedades.
Propuso mejorar el acceso a la eduación gratuita pública, ampliando los años de estudio. A los 12 años de primaria y secundaria, se le agregarían dos de preescolar y dos de escuelas terciarias (community college). Además de mejoras al sistema de seguros médicos (Medicare y Affordable Care Act), y permisos de licencia y asignaciones familiares (American Families Plan). A diferencia de la Asignación Universal por Hijo de Argentina, no se otorgará dinero en efectivo sino que el gobierno reducirá impuestos por 3000 dólares por cada hijo a quienes los tengan.
¿Con qué dinero?
La gran crítica a estos planes surge por el financiamiento. Biden no piensa reducir otras partidas, por ejemplo la históricamente enorme partida de Defensa, sino que busca aumentar los impuestos a los más ricos y controlar el pago de los mismos.
“No impondré ningún aumento de impuestos a las personas que ganen menos de $ 400,000 al año. Es hora de que las empresas estadounidenses y el 1% más rico de los estadounidenses paguen lo que les corresponde. Solo pague su parte justa.”
La idea es simple. Retornar a los niveles de impuestos corporativos anteriores a George W. Bush. Además de una campaña de persecución a los evasores impositivos, cuyo monto estima en miles de millones de dólares.
“Miren, no pretendo castigar a nadie. Pero no me sumaré a la carga fiscal de la clase media de este país. Ya están pagando lo suficiente. Lo que he propuesto es justo. Es fiscalmente responsable“
Para llegar a esa conclusión, Biden admitió el nivel de desigualdad económica evidente hace años pero ningún presidente estadounidense lo había dicho:
“Solo 650 personas aumentaron su riqueza en más de $ 1 billón durante esta pandemia. Ahora valen más de $ 4 billones. Mis conciudadanos, la economía del derrame ha nunca funcionó.“
La competencia internacional
Esta necesidad de recomponer la situación interna del país también lo proyecta hacia el exterior. No se reconoce como un integrante más de la comunidad internacional, sino que sigue sosteniendo la excepcionalidad estadounidense como el principal líder del mundo. Tal vez la frase más intrigante y ejemplificar del discurso es:
“Estamos en una competencia con China y otros países para ganar el siglo XXI“
¿Cómo se gana un siglo? ¿Hay un premio? ¿Y quienes pierden? Biden no respondió estas inquietudes.
Se presentó como un líder duro frente a otros presidentes. En cuanto a su relación con China dijo:
“Eso significa asegurarse de que todas las naciones sigan las mismas reglas en la economía global, incluida China. En mi conversación con el presidente Xi, le dije que damos la bienvenida a la competencia y que no buscamos conflictos. Pero dejé absolutamente claro que defenderé los intereses estadounidenses en todos los ámbitos. Estados Unidos se enfrentará a las prácticas comerciales injustas que socavan a los trabajadores y las industrias estadounidenses, como los subsidios para las empresas estatales y el robo de tecnologías y propiedad intelectual estadounidenses. También le dije al presidente Xi que mantendremos una fuerte presencia militar en el Indo – Pacífico tal como lo hacemos con la OTAN en Europa, no para iniciar un conflicto, sino para prevenirlo.“
Cómo la presencia militar en un territorio extranjero a miles de kilómetros de distancia previenen un conflicto, tampoco fue explicado. Con respecto a Rusia dijo:
“Con respecto a Rusia, le dejé muy claro al presidente Putin que, si bien no buscamos una escalada, sus acciones tienen consecuencias. Respondí de manera directa y proporcionada a la interferencia de Rusia en nuestras elecciones y ciberataques a nuestro gobierno y empresas, y ellos hicieron ambas cosas y yo respondí. Pero también podemos cooperar cuando sea de nuestro interés mutuo. Como hicimos cuando ampliamos el nuevo Tratado START sobre armas nucleares, y como estamos trabajando para hacer frente a la crisis climática.“
Al igual que con China, continúa el mismo relato que la administración Trump. Sólo que ahora reconoce que en temas globales que exceden la agenda bilateral, el diálogo es posible.
Por último destacó el retiro de tropas de Afganistán, aunque reconoció que Al-quaeda e ISIS no fueron derrotados. En ningún momento relaciona el proceso de paz afgano con las negociaciones iniciadas por Trump, sino que simplemente dice que es momento de retirarse. 20 años de guerra y ningún objetivo cuplido, pero no es una derrota. Al menos no lo toma acepta como tal.
Conclusión
El resto del discurso toca temas sociales, como la discriminación racial, los derechos de las minorías sexuales, la violencia doméstica y la tenencia de armas. Temas a los que propone algunas medidas paliativas para ser trabajadas más adelante.
Es sin duda un discurso que define un cambio de época, de realizarse algunas de las propuestas. Podría marcar el retorno de la igualdad social a los Estados Unidos que creó el mito del Sueño Americano y mejorar las condiciones de vida del pueblo estadounidense. Pero par ello, el Congreso debe aprobar muchos proyectos que chocan con sus intereses de clase.