por Sebastián Tapia
En un artículo anterior hemos visto cómo se explica el surgimiento de China como próxima potencia hegemónica mundial desde la perspectiva de la Economía Mundo. El proyecto de reorganización económica mundial del siglo XXI, bajo el liderazgo chino, propone una nueva relación entre el sector público y el sector privado cuyos primeros rasgos recién están saliendo a la luz. Las compañías informáticas estarán a la vanguardia, no sólo del conocimiento, sino también de la competencia hegemónica.
Competencia estratégica en el ciberespacio
La “guerra comercial” entre Estados Unidos y China no se limita al intercambio de tarifas arancelarias, como las del 2018 ahora consideradas como violatorias del comercio internacional por la OMC, sino que abarca los bienes intangibles como el software.
Además de la larga lucha que sostiene el gobierno estadounidense con la empresa china Huawei, arrestando a su jefa financiera, prohibiéndole vender en el mercado estadounidense o negándole la venta de chips estadounidenses, ahora se suma una prohibición al software chino en EEUU. A partir del 20 de Septiembre no se podrán descargar ni realizar ningún tipo de transacción a partir de redes sociales de origen chino, como TikTok o WeChat.
Desde principios de Agosto, Donald Trump anunció que prohibiría la red social TikTok a menos que fuera vendida a una empresa norteamericana. El argumento que sustenta esta presión gubernamental sobre la empresa china es que los datos privados de ciudadanos estadounidenses podrían llegar a manos del gobierno chino a través de esta empresa. Wallmart y Microsoft ofertaron en conjunto para adquirir la empresa, pero fueron rechazados.
Defender lo nacional
La respuesta de China a esta venta forzosa fue proteger el capital intangible de la empresa. ByteDance, la empresa creadora de TikTok, buscó refugio en los nuevos controles a las exportaciones chinas que declara a estas industrias informáticas como bienes estratégicos, por lo que la empresa podría vender el usufructo de sus actividades en el mercado estadounidense pero no los algoritmos que hacen funcionar la red social. Tras negarse a vender sus activos a Microsoft, la empresa china propuso una asociación con Oracle para operar en el territorio estadounidense como solución. La respuesta por el gobierno estadounidense fue la prohibición inmediata de la descarga del programa y será prohibido totalmente a partir del 12 de Noviembre, lo que llevó a la ByteDance a iniciar una demanda contra el gobierno de Donald Trump. Siendo que el decreto presidencial se basa en la excusa de la defensa de la seguridad nacional, es poco probable que el argumento de la libertad de expresión sea exitoso para la compañía china.
La relación público-privado no es igual
Hasta aquí podríamos decir que ambos gobiernos mantienen una posición similar, defender a sus propias empresas. Trump lo hace eliminando la competencia de las empresas estadounidenses por métodos extraños al comercio internacional, poniendo el aparato político del Estado al favor de las empresas privadas. No es nada extraño ni sorprendente, es cómo funciona el capitalismo. De la misma manera que la Unión Europea impone medidas fitosanitarias para controlar la importación de bienes agropecuarios y favorecer a sus productores que son menos eficientes, EEUU recurre a la Seguridad Nacional. En otros tiempos la United Fruit Company era defendida por el accionar de la CIA, hoy en día la protección llega en forma de decretos presidenciales.
Pero la posición del gobierno chino es diferente. Si bien protege a una empresa nacional, lo hace desde el bien público. No la defiende porque produzca ganancias a un grupo de nacionales chinos, sino defiende lo que esa empresa ha aportado al resto de la comunidad china a partir de su invención – el algoritmo que maneja la red social. El gobierno chino se encuentra así promocionando lo que en otras épocas embanderaba a las potencias occidentales: el libre comercio.
El 15 de septiembre se presentó un plan para que el Partido Comunista Chino mantenga el liderazgo del sector privado chino. La idea es crear un “frente unido” entre el sector público y el privado utilizando al Partido como nexo. Las empresas privadas tendrán una cuota que cubrir con empleados que sean miembros del Partido Comunista Chino. Si bien era una práctica común en las grandes empresas, ahora también se aplicará a las más pequeñas. La función de estos cuadros será mantener una guía ideológica en el accionar de las empresas, unificando los objetivos privados con los objetivos nacionales.
Controlar la narrativa
Lo interesante de estas empresas informáticas basadas en redes sociales es que están libres para controlar su contenido y distribuirlo según sus propias pautas. Esto permite que las empresas controlen, o tengan gran influencia, en el debate social. La manera en la que vemos nuestra sociedad depende de gran manera de las noticias a las que estamos expuestos en las redes sociales.
En el caso de Estados Unidos, el gobierno está a la zaga de las empresas. Ellas mismas deciden qué publicaciones son “fake news” y si pueden ser censuradas o no. El presidente Trump firmó un decreto en Mayo pasado para tratar de regular este poder de edición propio de las redes, pero sin tener éxito. Para Agosto, publicaciones suyas fueron removidas de Twitter, Facebook y Youtube por ser consideradas “desinformación”.
Incluso la participación de las redes sociales en los procesos electorales son fundamentales. Recordemos el caso de Facebook y Cambridge Analytica en las elecciones estadounidenses del 2016 y el referendum del Brexit del mismo año, o la influencia de los avisos pagados por rusos en las elecciones del 2016. Facebook ahora incluso se abrogó el derecho de establecer una veda electoral. Si bien eso no existe en el sistema electoral estadounidense, la empresa tomó la decisión de bloquear la publicación de avisos políticos una semana antes de las elecciones nacionales.
Twitter, por su lado, lleva adelante una campaña de “control de la desinformación” al promocionar qué medios son sustentados por gobiernos. Por ejemplo, marca a RT como un medio asociado al gobierno ruso, a CCTV como uno asociado al gobierno chino. Pero curiosamente, medios estatales norteamericanos no son marcados: por ejemplo National Public Radio (NPR) o Radio Free Europe. La empresa define si estos medios tienen independencia editorial o no. Incluso llegó a marcar a un medio francés, Ruptures, como asociado al gobierno ruso porque suena similar a Ruptly, que es ruso.
TikTok, por ahora, parece alejarse de la política. La red se caracteriza por compartir videos cortos de gente bailando o actuando bajo el sonido de escenas conocidas. Lo que caracteriza a esta red es que está apuntada a los adolescentes, el 41% de sus usuarios tiene entre 16 y 24 años. Sólo tiene 800 millones de usuarios, comparados con los 2000 millones de Facebook, Youtube o Whatsapp. Pero en tres años ha alcanzado esa cantidad, que a Instagram le costó 6 años alcanzar.
Aquí es donde yace la amenaza de TikTok y otras redes chinas. No es en el presente, sino en el futuro. Occidente no está preparado para ceder el control de la narrativa mundial. En cambio, el Partido Comunista Chino va preparándose para esta función.