por Federico Montero
Director del Observatorio del Sur Global
La foto de las elecciones del 15 y 16 de mayo muestra tres figuras centrales: un duro golpe a la derecha, la irrupción de un nuevo bloque de izquierda popular y plantean la incógnita de los independientes en las elecciones de Chile. El modo en que siga la película, que comenzó con la paulatina erosión del régimen pinochetista y se intensificó con las movilizaciones de 2019, dependerá de cómo se articulen esas tres tendencias.
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Castigo a los partidos tradicionales y a Piñera. Los dos polos políticos que organizaban el escenario chileno han sufrido una merma importante en el caudal de votos, producto de la crisis de representación y la emergencia de nuevos espacios políticos.
Sin embargo, la derecha logró unificar y concentrar el electorado en la propuesta de Vamos Chile, que si bien no logró el objetivo de conseguir ? de los 155 representantes en la Constituyente y sufrió acaso la mayor derrota desde la recuperación de la democracia, mantuvo la unidad del espacio. Con 38 convencionales, la derecha está obligada a buscar acuerdos con un sector de los independientes o la ex concertación para gravitar con poder de veto en los temas relevantes para su agenda.
El cuadrante del centro a la izquierda es el que apareció más fragmentado, con Apruebo (ex concertación), que tendrá 24 convencionales, 15 de ellos del Partido Socialista. Está por verse si la ex concertación tendrá una estrategia de articular con el nuevo bloque de izquierda (Apruebo con Dignidad y un sector de los independientes), o si buscará una posición autónoma.
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La irrupción de los independientes y la nueva izquierda. Las dos grandes novedades de la elección fueron la aparición de “los independientes” y el bloque de la “nueva izquierda” de Apruebo con dignidad (Frente Amplio + PC y otras fuerzas).
La propia existencia de los independientes, sumada a la baja participación en las elecciones, es un signo de la crisis de representación del sistema político, que puede resultar en una nueva geometría del poder o absorberse en una especie de “vuelta a la normalidad” con algunas transformaciones tras el momento de auge.
En parte esa definición dependerá del curso que tomen los convencionales “independientes” que sumados llegan a 48. Al interior de la categoría de independientes se agrupan distintas expresiones políticas, por un lado la Lista del Pueblo, y los Independientes no neutrales, que en principio se especula tenderán a coincidir con el bloque de Apruebo con Dignidad. Sin embargo, se abre un signo de interrogación sobre la estrategia de una decena de convencionales independientes que quedan por fuera.
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La foto y la película. La elección de convencionales constituyentes y autoridades locales sin dudas representa un cambio histórico para Chile. El protagonismo de las fuerzas populares emergentes y la agenda de nuevos derechos centrada en la demanda de dignidad y reconocimiento de los colectivos históricamente subordinados representa una oportunidad única de consolidar institucionalmente en la nueva constitución transformaciones de fondo para la sociedad chilena. Si bien la movilización popular ha sido la principal expresión y sostén de este nuevo clima político, su consolidación dependerá de la capacidad de las fuerzas populares de poder sostener una estrategia de unidad a la vez que procesan sus diferencias.
Estos dilemas comenzaron a esbozarse tres días después de conocidos los resultados, en momentos de la inscripción de las candidaturas presidenciales, el otro gran hito de este año electoral en Chile.
La posibilidad de una gran primaria opositora que nucleara a Apruebo y Apruebo con Dignidad, quedó descartada tras una serie de acusaciones cruzadas. Mientras que el FA y el PC querían sumar al PS, los socialistas querían incorporar al resto de sus aliados de Apruebo. La ecuación no cerró y de esta forma, la única primaria de la oposición será al interior del espacio de Apruebo con Dignidad, entre Daniel Jadue, del Partido Comunista y Gabriel Boric, del Frente Amplio.
Por su parte, el polo de la derecha, Chile Vamos, dirimirá sus primarias entre Joaquín Lavín, Mario Desbordes, Sebastián Sichel e Ignacio Briones. El resto de los espacios que sostuvieron sus candidaturas declinaron de participar en las primarias y jugarán sus fichas directamente en noviembre.
De esta forma, pensando en las primarias del 18 de julio, se plantea un escenario de polarización de la oferta electoral entre el nuevo bloque de izquierda y la derecha. Habrá que de qué modo responde el electorado en el intrincado camino a noviembre.