La gira de Lula por EEUU y dos cuestiones clave: la Paz en Ucrania y los fondos para el Amazonas. El accidente ferroviario que puede causar un Chernobyl químico en Ohio. El ejemplo de Honduras y la capacidad de diálogo y articulación política para dejar atrás a la Corte que avaló la dictadura. Cargos vitalicios y juicio político a los supremos en Argentina. Además, cómo sigue la crisis en Perú: entrevista con Anahí Durand, socióloga y ex ministra de la mujer.
La gira de Lula por Estados Unidos: Paz y protección del Amazonas
La visita de Lula a EE.UU. se da luego de que Biden brindara su discurso “State of the Union”, buscando fortalecerse en la política doméstica y hacia afuera, en un escenario de incertidumbre ante la posibilidad de una prolongación y endurecimiento del conflicto en Ucrania. El viaje del mandatario brasileño, que se dio tras su visita a Argentina y Uruguay, está en línea con la necesidad de reinstalar a su país en el panorama global y presentarse como un referente regional. A nadie escapa que en la foto Biden – Lula se buscó generar la contracara de lo que fue la relación entre Donald Trump y Jair Bolsonaro, quien sigue en EE.UU. y ya anunció su regreso a Brasil, lo que complicará el panorama interno para Lula.
Del encuentro entre los mandatarios vamos a destacar dos cuestiones. Por un lado, Lula planteó la necesidad de encontrar una solución políticamente pactada al conflicto en Ucrania, un camino para la paz. La propuesta de reunir voluntades y buscar consenso a nivel internacional para un alto al fuego, fue recibida tímidamente por Biden, pero sí tuvo fuerte repercusión en los líderes europeos y latinoamericanos, en particular Macron y Scholtz -a quienes Lula ya había adelantado la jugada- por lo que es un punto importante.
Esta iniciativa por la Paz será parte de la agenda de la próxima visita de Lula a China en marzo, para generar los consensos y las condiciones del encuentro que Lula mantendrá con el canciller ruso, Sergey Lavrov, en abril.
El segundo tema a destacar de la cumbre Lula – Biden es la otra cuestión la ambiental, el compromiso que asumió Biden de tratar de que el Congreso norteamericano apruebe el uso de fondos para ayudar a conservar los bosques del Amazonas en Brasil. Se esperaba que estos recursos fueran mayores, pero se situaron en el orden de los 9,5 millones de dólares, que para el tamaño de las economías de ambos países deja bastante que desear.
La cuestión ambiental también estuvo en la agenda norteamericana, porque se dio a conocer un grave accidente ferroviario ocurrido el pasado 3 de febrero con un cargamento altamente tóxico que se derramó en el estado de Ohio. Ante el desastre se procedió a la quema controlada de la carga derramada, lo que generó un problema aún mayor, que podría constituir una especie de Chernobyl estadounidense. Aunque los medios norteamericanos han intentado silenciar la historia, los trabajadores de la empresa de trenes Norfolk Southern habían denunciado las condiciones de seguridad e incluso quisieron realizar una protesta, pero el lobby de la empresa de trenes logró suspender las revisiones de seguridad.
“Quieren desgastar la protesta tirándose la pelota entre la presidenta y el Congreso”.
Anahí Durand – socióloga y ex ministra de la mujer (Perú).
El ejemplo de la renovación de la Corte en Honduras
Otra noticia interesante es que en el día de hoy se anuncian los candidatos para la Corte Suprema en Honduras. Allí los supremos no están designados en sus cargos de por vida, sino que la totalidad de los 15 miembros que la conforman son electos por el Congreso para un mandato de 7 años, a partir de un conjunto de acuerdos que se construyen entre las distintas fuerzas políticas.
Honduras acaba de cumplir el primer año de gobierno de Xiomara Castro luego de una dictadura de 12 años. La saliente Corte Suprema es la corte de la dictadura y será reemplazada por los supremos electos gracias a un consenso entre el partido de Castro, el Partido Liberal y otros partidos menores, dejando de lado los intereses de los actuales cortesanos que querían quedarse en sus cargos.
Si bien el diseño institucional de la Argentina está más relacionado con la constitución norteamericana, donde los jueves de la Corte Suprema tienen un mandato vitalicio, el ejemplo de lo sucedido en Honduras puede arrojar luz sobre la necesidad de generar acuerdos políticos para estabilizar el poder judicial. La diferencia es que en EE.UU. también hay acuerdos entre las distintas fuerzas políticas respecto de la orientación que tienen los jueces designados, pero estos no aparecen tomando partido en el plano de la disputa política como ha sucedido en la Argentina. Quizá es mejor que exista una política institucional frente a la justicia y no que la politización de la justicia termine siendo algo secreto, de confabulación con intereses corporativos. Hay otros modelos posibles y frente a la crisis institucional que atraviesa Argentina, de imposibilidad de resolución, puede servir uno de concertación política que permita darle curso.