Por Federico Montero, director del Observatorio del Sur Global (OSG).
En vísperas de la 7° Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Argentina cuenta con la presencia de varios mandatarios y mandatarias de la región. Entre ellos, Lula Da Silva, quien arribó a nuestro país durante la noche del domingo. Es la primera visita internacional del flamante mandatario brasileño, retomando una tradición sostenida por los mandatarios de los gobiernos populares de Brasil y marcando de esta manera la importancia estratégica que tiene nuestra relación bilateral.
Lula en Argentina y el regreso de un Brasil regional
Durante el día de ayer, Alberto Fernández, quien es presidente pro-témpore de la CELAC, junto a Lula brindaron una conferencia de prensa luego de una serie de acuerdos bilaterales que firmaron en materia energética, de ciencia y tecnología, de cooperación para el financiamiento de obras de infraestructura, como por ej. el gasoducto Néstor Kirchner y otros elementos que hacen al fortalecimiento del carácter estratégico del vínculo bilateral.
La derrota que le propició Lula a Bolsonaro tiene una importancia a nivel regional, no solamente para el pueblo de Brasil, dejando atrás el proceso de golpe de Estado y el gobierno autoritario, sino la posibilidad de relanzar las relaciones bilaterales que estaban congeladas en la dimensión político-estratégica y así destrabar algunas cuestiones económicas. Brasil tendrá un peso significativo para impulsar los espacios de integración regional, por lo que se abre un momento de gran importancia.
La CELAC como espacio de integración
Alberto buscará recuperar la importancia y peso de la CELAC. Luego de la crisis regional desatada por el neoliberalismo a fines del siglo pasado, la emergencia de gobiernos populares inauguró una nueva etapa política para la región. Se reconstruyeron los instrumentos de integración y la CELAC se creó en los primeros momentos de este ciclo, logrando congregar a los países de América Latina y el Caribe sin la presencia de Estados Unidos o Canadá. Nunca antes había existido un mecanismo de coordinación con estas características. Hasta su creación, los países de la región debían asistir a las reuniones de la OEA, organización en la que Estados Unidos tiene un peso significativo.
Durante la contraofensiva de los gobiernos autoritarios, es decir, los golpes institucionales contra varios gobiernos populares, como los golpes en Bolivia y Brasil, o la pérdida electoral del gobierno argentino con el triunfo de Macri, la derecha en América Latina armó una estrategia coordinada con el gobierno de Estados Unidos, en ese momento comandado por Trump, para destruir todos los espacios de integración regional y para construir una articulación de la derecha regional en lo que fue el llamado Grupo de Lima. Para darle legitimidad a este grupo buscaron un golpe de Estado contra el presidente Maduro, entre otras acciones concertadas.
Ahora nos encontramos dando vuelta la página. Tenemos un escenario donde los gobiernos se articulan, no necesariamente por afinidad ideológica porque en la CELAC hay una diversidad muy grande de pensamiento político y estratégico, pero tienen en común la necesidad de pensar cuáles son los elementos básicos para dar mayor autonomía a los países de la región: cuidar la democracia, la institucionalidad, el respeto a la soberanía popular y la convicción de que los procesos de integración pueden apalancar un modelo de desarrollo con autonomía. Y aquí es central la cuestión de los recursos naturales.
Desarrollo regional soberano sobre la base de los recursos naturales
Recientemente se dio a conocer un video de la comandante del Comando Sur de EE.UU., Laura Richardson, hablando de la importancia que tienen los recursos naturales en la región. Es fundamental que los gobiernos populares de la región construyan una narrativa de integración sobre la base de la importancia de los recursos naturales presentes en nuestras tierras. Tienen un carácter estratégico que los constituyen en pivotes para el desarrollo de la región. Si los norteamericanos se dan cuenta, esto es real. Por lo que puede servir de apalancamiento para construir una convergencia de integración regional que no pasa por afinidad ideológica de los partidos de turno, sino por un acuerdo regional que entienda que la protección de los recursos naturales y de los activos que tiene América Latina es fundamental. Incluso puede servir como base para un acuerdo que sea respetado por gobiernos de derecha que no estén al servicio de intereses transregionales.
Sobre esto insistía mucho un dirigente venezolano, Alí Rodríguez Araque, que fue uno de los fundadores de la OPEP, la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Decía que Irán e Irak estuvieron en guerra durante 7 años, y, sin embargo, ambos podían convivir en el marco de la OPEP porque entendían a la regulación de la producción de petróleo como un elemento estratégico que posicionaba a ambos países en el marco internacional. Nuestra región tiene las principales fuentes de alimentos, de agua, de litio. Una serie de activos estratégicos. Se debería armar una coordinación que sea la base para una integración que permita una diversidad en materia político-ideológica, pero que tenga a los recursos naturales y el desarrollo regional con mayor autonomía como elementos centrales. Para eso, hay que derrotar a quienes pretenden que la región no tenga autonomía y esté subordinada directamente a los intereses norteamericanos.
Integración financiera y reducción de la dependencia del dólar
Los elementos financieros en el mundo que transitamos son centrales para hablar de autonomía. Estamos viendo cómo el ataque especulativo sobre las monedas y la situación de endeudamiento que tienen gran parte de nuestros países implican necesariamente una coordinación en materia de articulación financiera. En su momento, durante la primera década del siglo XXI, Néstor Kirchner y varios presidentes de la región firmaron el acuerdo para la creación del Banco del Sur, que finalmente no se pudo implementar porque, en definitiva, no existió la voluntad política suficiente por parte de Brasil, que es quien realmente puede impulsar un acuerdo de estas características en el marco internacional. Estamos expectantes de que en esta nueva etapa, de la mano de Lula, pueda avanzarse al menos en la idea de que los mecanismos de pago entre nuestros países no estén mediados por el dólar y que eso sea la base para en el futuro construir mayor integración financiera regional. Si no es una moneda común, puesto que implica dificultades en cuanto a la política monetaria o la política financiera, sí elementos de intercambio que permitan evitar el paso por el dólar, de la mano de repensar las relaciones comerciales y económicas entre nuestros países. Nosotros todavía tenemos un déficit importante con Brasil, por lo que son elementos que hay que considerar a la hora de pensar la idea de una moneda de intercambio común.
Lanzamiento de la CELAC Social
Ayer por la mañana se llevó adelante una conferencia de prensa del lanzamiento de la CELAC Social con la presencia de Evo Morales y otros dirigentes regionales. Este espacio social complementa la articulación de los presidentes con la articulación de las fuerzas políticas, movimientos sociales y sindicales. Esto tiene un valor importante porque hemos visto los límites que tiene la institucionalidad. Tener el gobierno no es tener el poder, y para producir transformaciones se requiere una articulación entre la acción estatal gubernamental con la dinámica de la movilización y la articulación popular. El espacio de la CELAC Social tiene esas características.
En la conferencia estuvieron compañeros de Perú y Bolivia y se abordaron cuestiones como la crisis democrática y la persecución sobre los movimientos populares que se está viviendo en la región. Además, centralmente y en consonancia con la denuncia que está haciendo Horacio Pietragalla Corti en la revisión anual en materia Derechos Humanos de la ONU sobre la amenaza sobre Cristina y Milagro Sala, los movimientos sociales se posicionaron y convocaron a una movilización y marcha para el martes 24. La agenda social y política de la CELAC Social busca tener su autonomía y presionar sobre los presidentes.
Situación en Perú y abordaje en la CELAC
Sobre Perú existe un marco de gran preocupación. Queda por ver el margen de acuerdos existente entre los gobiernos para emitir una declaración desde la CELAC sobre la crisis humanitaria en Perú. Todos los posicionamientos de la CELAC deben ser por consenso, es decir, no se definen por mayoría, por lo que requiere una delicada articulación en cuanto a lo que se expresa institucionalmente. De todas maneras se ha visto el posicionamiento de varios gobiernos de la región y su preocupación sobre lo que acontece. En particular, desde la CELAC Social hay varios compañeros representantes y dirigentes de Perú que están denunciando lo que ocurre en el país hermano.
Las demandas que aglutinan a todos los sectores movilizados en Perú son 1) la necesidad de que renuncie la presidenta en ejercicio Dina Boluarte, 2) que el Congreso se renueve, y 3) que se convoque a una Asamblea Constituyente como una forma de cambiar la institucionalidad vigente, resultado del régimen autoritario de Fujimori y que ha impedido trazar nuevas reglas de juego para transformar y mejorar la vida de las grandes mayorías de la población, posibilitando la destitución de todo mandatario que se incline a promover su transformación.
Estas movilizaciones han sido duramente reprimidas. En Perú hay una situación de crisis humanitaria, con más de 50 personas fallecidas, y con una comisión del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU desplegada para investigar y llevar calma a la situación. Las expectativas depositadas en la movilización de la población se concentran en la capacidad que puedan tener para imponer su agenda de transformación al Congreso de Perú y a la presidenta Dina Boluarte. Por el momento habrá que observar qué acontece al respecto.