Columna de Federico Montero en Cuanto Cuento – AM530
He notado que circulan varias interpretaciones y discusiones sobre el tema del balotaje, especialmente sobre si podemos extraer lecciones de la historia de los balotajes en América Latina. ¿Tienen algo que decirnos sobre el balotaje que vamos a vivir en Argentina? Eso me interesó, ya que soy politólogo y me ayudó a recordar algunas cuestiones que estudié y trabajé en su momento.
Es un tema crucial en la discusión de los sistemas políticos y electorales. La pregunta importante es si existe una regla general o una tendencia histórica que nos permita entender qué sucede en las segundas vueltas entre las fuerzas en América Latina. En principio, no podemos afirmar que haya una única regla, ya que los resultados varían considerablemente.
La realidad es que la situación es bastante diversa estadísticamente. No podemos decir, por ejemplo, que el ganador de la primera vuelta tiene una mayor o menor probabilidad de ganar la segunda, o que depende de la diferencia de votos entre los candidatos en la primera vuelta o la segunda. En realidad, no hay una regla clara y simple que explique la política, sino que debemos considerar las condiciones específicas en las que se desarrolla cada balotaje.
¿Y qué es un balotaje? ¿Podrías explicarlo?
Claro, un balotaje es como la final, podríamos decir que es la tercera instancia en este caso. Sí, es nuestra definición por penales. Cada candidato lanza su “penal” y los votantes eligen a uno de los dos candidatos o pueden optar por abstenerse o votar en blanco.
Un balotaje es un sistema institucional que le da una forma específica a la polarización política. Obliga a dividir un espacio que inicialmente no estaba tan dividido en dos mitades. La pregunta importante es bajo qué condiciones las fuerzas populares logran construir una mayoría electoral a su favor y, a su vez, en qué condiciones la derecha logra construir una mayoría electoral a su favor. Partimos de la base de que no existe una mayoría consolidada por sí sola, como en el pasado, sino que es necesario construir mayorías electorales a partir de fuerzas políticas que se organizan en momentos específicos. La estabilidad de esa mayoría electoral se basa en reconfiguraciones significativas de los escenarios políticos.
Para entender cómo se configura un balotaje, es esencial considerar las condiciones políticas concretas. Además, es importante analizar cómo se produce la polarización en cada balotaje.
¿Cómo se relaciona esto con lo que ocurrió en Argentina en las elecciones presidenciales entre Scioli y Macri?
Bueno, en el caso de Argentina, la intervención de Macri evitó que el país se dirigiera hacia un escenario similar al de Colombia. En Colombia, Petro representaba un cambio hacia la izquierda, pero se enfrentó a un candidato más parecido a Milei, un outsider de derecha con posiciones extremas. Sin embargo, ese candidato no tenía una base política organizada que respaldara su candidatura, lo que llevó a su derrota en la segunda vuelta.
La intervención de Macri en Argentina es similar en cierto sentido, ya que se dirige a los votantes antigobierno, pero al mismo tiempo, crea una dinámica que evita la dilución de Milei. Sin embargo, deja abierta la pregunta sobre cómo se combinarán las preferencias de los electores en la segunda vuelta y si se logrará construir una base de sustentación política sólida para Milei.
La diferencia fundamental es que Milei es un candidato más parecido a Bolsonaro, lo que cambia la dinámica en comparación con el escenario de Scioli y Macri. Macri se convierte en una figura central en esta contienda, lo que añade una capa adicional de complejidad a la elección. Es interesante ver cómo evoluciona esta dinámica en Argentina y si Miley logra consolidar su base de apoyo y neutralizar la influencia de Macri.