Por Santiago I. Barassi
El sábado pasado tuvo lugar el “Encuentro Mundial de Movimiento Populares”, patrocinado por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral del Vaticano. El mismo tuvo lugar a menos de un mes del lanzamiento de FRATELLI TUTTI, la nueva Encíclica del Papa Francisco, y a pocos días del triunfo electoral del MAS IPSP en Bolivia, que abre una hendija en el oscuro panorama de una región desintegrada y subordinada. En este texto, hacemos un recorrido por algunos puntos de encuentro entre estos dos acontecimientos para presentar luego algunos elementos destacados del documento más político del primer Papa del Sur global.
DE COCHABAMBA A LA BASÍLICA DE ASÍS
TIERRA, TECHO Y TRABAJO es una consigna que nación en el primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares pero que terminó de hacerse bandera después del discurso que el Papa Francisco pronunció en julio de 2015 en Bolivia.“Hace algunos meses nos reunimos en Roma y tengo presente ese primer encuentro nuestro. Durante este tiempo los he llevado en mi corazón y en mis oraciones. Y me alegra verlos de nuevo aquí, debatiendo los mejores caminos para superar las graves situaciones de injusticia que sufren los excluidos en todo el mundo. Gracias, Señor Presidente Evo Morales, por acompañar tan decididamente este Encuentro”, fueron las palabras con las que el primer pontífice del sur global comenzó en Cochabamba su histórica intervención, ante referentes sociales y políticos de la periferia global.
Ese fue el día en que la cabeza de la Iglesia Católica pidió humildemente perdón, “por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, a la vez que advirtió sobre los riesgos del nuevo colonialismo que amenazaba la cohesión y unidad de la “Patria Grande”. No es casual que fuese en la Bolivia plurinacional gestada por el movimiento indígena-campesino y económicamente exitosa, que Francisco elevara la apuesta por los movimientos populares como sujetos protagónicos. Tampoco que haya sido la oportunidad en que el Papa le señaló al primer presidente originario de Bolivia los riesgos de perpetuarse en el cargo.
Cinco años han pasado desde entonces y el mundo que conocimos ya no existe. En América Latina, la mutación del escenario fue drástica y dramática, registrando retrocesos significativos en los índices económicos y sociales, en el proceso de integración política y en la capacidad de los pueblos de ejercer soberanía sobre sus recursos. A su vez, el impacto de la Pandemia evidenció el deterioro de las capacidades estatales y la inhumana crudeza con que el mainstream neoliberal gobierna o presiona, imponiendo una lógica maltusiana anti popular.
En medio de esta crisis regional y global, el sábado 24 de octubre se desarrolló la edición 2020 del “Encuentro Mundial de Movimientos Populares”, evento co-organizado desde 2014 por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral del Vaticano, que reúnen a representantes de organizaciones territoriales y de la economía popular de todo el mundo.
La pandemia y la virtualidad forzada marcaron la dinámica del foro virtual que puso en diálogo a referentes de organizaciones de Argentina, Brasil, Bolivia, Haití, Sudáfrica, Costa de Marfil y España con cardenales y sacerdotes de la Iglesia Católica. El encuentro tuvo lugar a menos de un mes del lanzamiento de la encíclica Fratelli Tutti en la basílica de Asis, texto potente de Francisco sobre la amistad social, la crisis global y el diálogo interreligioso. Este documento en el que el Papa del Sur renueva su cuestionamiento al paradigma neoliberal y convoca a un recomienzo de la fraternidad entre los pueblos, fue un elemento central de la discusión y reflexión.
El encuentro tuvo lugar también a menos de una semana del triunfo electoral del MAS-IPSP en las elecciones generales en Bolivia. Luego de un golpe de Estado violento, una resistencia firme e inteligente del campo popular boliviano y una estrategia electoral eficaz, la fuerza política y social conducida por Evo Morales y representada en el binomio Arce-Choquehuanca, abre una hendija en el oscuro escenario regional y global.
En este marco y entendiendo que los aportes del pensamiento del Papa Francisco contienen una potencia que puede rebalsar los límites de nuestras reflexiones y construcciones actuales, proponemos desplegar algunos de los conceptos que presenta en la encíclica Fratelli Tutti para ampliar el registro en el que se piensan las construcciones políticas, sociales y culturales en el sur global.
FRATELLI TUTTI, UNA VOZ DE RECOMIENZO
La crisis financiera prolongada, las migraciones masivas, la cuestión medioambiental, hiperconectividad, discursos de odio y la pandemia global, son algunos de los temas de la agenda global presentes en la última encíclica del Papa Francisco. Fratelli Tutti –hermanos todos– es un texto valioso para pensar la complejidad del escenario regional y social desde una perspectiva integral, que conecta los planos de los poderes en pugna de la geopolítica global con las disputas existenciales y subjetivas de cada ser humano.
Es también un documento que relanza y habilita nuevos registros de los discursos religiosos, disputando el modo en que estos se presentan en la escena política y social. La apuesta al diálogo persistente y corajudo y a la amistad social como vías para la recomposición de sociedades más integradas, democráticas y socialmente justas, propia de la larga tradición de la Doctrina Social de la Iglesia, se proyecta en el plano global en el diálogo y entendimiento entre las grandes religiones y culturas.
La recomendación principal es la siguiente: hay que leer al Papa Francisco, y en particular esta encíclica. Buscando fundamentar esta invitación y hacerla más atractiva, presentamos a continuación una serie de reflexiones en torno a los aportes de la Fratelli Tutti para analizar el escenario global y la política internacional desde el sur del sur.
- LA RIQUEZA FICTICIA
El mensaje de Francisco tiene una constante: cuestionar el paradigma tecnoburocrático que hegemoniza el análisis y la toma de decisión, subordinando las diferentes variables a la lógica de las finanzas. “La crisis financiera de 2007-2008 era la ocasión para el desarrollo de una nueva economía”, repite el Papa en su nueva encíclica, señalando ese punto de bifurcación como el inicio de la crisis global prolongada –que no es solo económica sino también ética y política– agudizada por la pandemia global.
Riqueza ficticia es el modo que nombra a esta lógica desmadrada de la financierización sin fin de la economía en función de los criterios obsoletos neoliberales. Francisco insiste en la necesidad de subordinar la economía a la política, no solo por creer en la necesidad de mayores regulaciones, sino como forma de devolver a los pueblos y comunidades un lugar en el destino de la riqueza socialmente producida.
- DESINTEGRACIÓN REGIONAL Y GUSTO POR LO LOCAL
En el décimo párrafo de la Carta Encíclica aparece la preocupación por los procesos de desintegración en marcha en Europa y América Latina. Lo señala como un indicador de cómo la actual fase de la globalización toma la forma de una radicalización de la autonomización y segmentación de los estados y las articulaciones, a contramano de la fusión de los grandes aglomerados empresariales que trascienden fronteras y regiones acumulando el derrame en guaridas fiscales.
Esta tendencia Francisco la relaciona con la dominación cultural y la destrucción del autoestima nacional. El gusto por lo local es la recomendación que hace el Papa para no perder el andarivel que genera verdadera comunidad y desarrollo sostenible. Se necesitan identidades intensas pero abiertas, afirmadas en sus raíces pero disponibles para nuevos capítulos de la historia nacional, regional y global.
- PODER OBSOLETO
Desde hace más de 40 años que el neoliberalismo se ha impuesto como la lógica hegemónica para organizar las sociedades y la economía global. Los resultados que arroja son paupérrimos en términos de pobreza global, distribución de la riqueza y sostenibilidad medio ambiental. Por eso Francisco señala a este sistema trasnacionalizado e interesadamente anónimo, como un “poder obsoleto” incapaz de atender los problemas urgentes y estratégicos de la humanidad. Es incapaz de ofrecer un horizonte de desarrollo justo y sustentable, y más no obstante se presenta como único rumbo posible.
Sin embargo, el desafío por constituir un afuera del paradigma tecnoburocrático de las finanzas demanda una eficiencia administrativa y una creatividad en la generación y acumulación de la riqueza socialmente producida. La economía popular se demuestra como necesaria y urgente como respuesta a la cultura del descarte sistemático. Sin embargo, se evidencia como insuficiente en la disputa por el sentido del desarrollo y las prospectivas de futuro. Como implicar la ciencia, la tecnología y la innovación en este proceso de construcción alternativa es parte de los desafíos locales, regionales y globales.
- DERECHO DE LOS PUEBLOS
Francisco ha elegido proyectar su liderazgo ético político tomando posición. Su prédica –que rebalsa lo meramente religioso a la vez que resulta difícil de encasillar en función de los contornos de izquierda y derecha– tiene como sujeto privilegiado y categoría política, a los pueblos. Lo ha dicho desde el comienzo y lo repite en su encíclica Fratelli Tutti, en la que insiste en la necesidad de redefinir el modo en que se concibe el destino de los bienes. La dignidad humana y la felicidad de los pueblos aparecen como valores superiores a los de propiedad privada y libertad intransigente, en tanto no son de nadie sino de todos y todas.
También refiere a la comprensión de los procesos y los tiempos largos, muy propios de la Iglesia, pero también –y más aún- de los pueblos. El tiempo es superior al espacio es uno de los principios de discernimiento que tempranamente presentó Francisco como criterio para la construcción de un pueblo. La etapa actual, la gravedad de la crisis y la perspectiva futuro demandan no caer en la inmediatez de la táctica y pensar en procesos de cambio de larga duración, conjugando decisiones concretas y altos objetivos. Para eso se demanda también disciplina y organización.
- POPULISMO Y BINARISMOS
El Papa es acusado, desde lugares y perspectivas muy diversas, de populista. Ese es justamente uno de los conceptos que toma para analizar y discutir la dinámica política actual, y para advertir también qué hay detrás de esa acusación persistente. Francisco señala que el populismo es actualmente un ordenador binario de las escenas políticas, funcionando como un descalificativo de todo aquello que no se encuadra dentro de la lógica hegemónica neoliberal. No es que por esto haga una reivindicación del término, pero sí señala que detrás de este machaque permanente muchas veces se esconde un desprecio por el derecho de los pueblos y la soberanía popular.
“En América Latina el populismo tiene otro significado. Allí significa el protagonismo de los pueblos”, fueron las palabras con las que en enero de 2017 el Papa reivindicó en una entrevista al diario español la organización popular y la soberanía nacional en nuestra región. Es eso lo que Francisco quiere resguardar de los ataques y poner en valor como parte de “la mejor política”.
REGENERACIÓN DE LA PATRIA GRANDE
Laudato Si es el antecedente fundamental de la Fratelli Tutti. La encíclica globalmente publicitada como el “manifiesto verde” del Papa, fue el modo en el que Francisco puso en 2015 el foco en el límite sistémico y evidente del sistema global actual: la crisis medioambiental. Tomando uno de los temas centrales de los debates de los organismos internacionales y de los países centrales, instaló la discusión en torno a la madre tierra, el horizonte de desarrollo y la incapacidad del neoliberalismo para dar respuestas efectivas a la problemática de la crisis ecológica.
Pero la apuesta fundamental implicó una vuelta de rosca más. Unir la cuestión medioambiental a la crisis social para evitar así la fragmentación de las demandas y la utilización interesada de la escisión –y hasta quizás el enfrentamiento– entre una y otra. Pueblos organizados y soberanos son presentados como la garantía principal para el cuidado de la Casa Común y límite para la lógica de la sobre-explotación de los recursos y el extractivismo elemental.
Justicia social y justicia ambiental son parte de los desafíos que emergen en el futuro inmediato de América Latina. Es sabido que es una “tensión creativa” de difícil resolución, más aún en contextos de hiper endeudamiento y urgencias financieras recurrentes. Sin embargo, la capacidad para articular estas dos demandas a partir del análisis de los conflictos concretos y la vinculación entre clases medias urbanas y poblaciones rurales empobrecidas, son una necesidad de la etapa. No es posible que la depredación sistemática de la abundancia natural de América Latina sea un flanco político de los gobiernos con pretensiones de regenerar proyectos soberanos y populares en la región. El costo ambiental inherente actual del modelo de agronegocios y megaminería debe ser un punto desde donde exigir el compromiso fiscal de las grandes fortunas vinculadas al sector primario y hacer palanca para forzar la redistribución de la riqueza.
Todo esto demanda una cohesión social que implica desactivar la fractura política persistente que derivó en las derrotas electorales y procesos destituyentes en la región. Para rebalsar la grieta se necesita regenerar una amistad social que sean el piso para dar curso a proyectos organizados en función de las urgencias de los últimos pero con vocación de comprender a los del medio. En esta tarea exigente y cotidiana de trascender las identidades cerradas y los discursos binarios, y a la vez constituir un frente compacto en función de objetivos básicos que nacen del respeto por la dignidad humana y el amor por lo propio, el pensamiento de Francisco es un insumo fundamental.