El miércoles 11 de Noviembre tuvimos el sexto diálogo del ciclo “Pensar la Unidad Sudamericana hoy”, coordinado por Mariana Vázquez y el auspicio del Centro de Estudios en Ciudadanía, Estado y Asuntos Políticos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Podés ver el video completo aquí:
El título del sexto diálogo fue “Políticas exteriores de los países sudamericanos e integración regional”. Los participantes fueron María Cecilia Miguez, profesora UBA/FLACSO/CONICET, Miriam Gomes Saraiva, profesora de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro y miembro del Foro Brasileño de Política Internacional, Hugo Ruiz Diaz, ex Ministro Asesor de Relaciones Internacionales de la República de Paraguay, Camilo Lopez Burian, profesor UDELAR , y Karla Diaz Martinez, abogada e investigadora, ex coordinadora alterna del GMC MERCOSUR.
María Cecilia Miguez
Comenzó por recordar de dónde venimos. El volantazo de la Alianza Cambiemos en la inserción internacional. El sector financiero, el sector energético concentrado y el agronegocio, presionaron por un cambio en la politica exterior, más allá del cambio ideológico. También recordó el peso de la deuda externa en la formulación de la política exterior.
En cambio, el voto con el que gana el gobierno del Frente de Todos se identifica con la región, lo que genera una necesidad de cambiar la identidad de la política exterior. El gobierno está en tensión entre la presión de la pesada herencia y el movimiento latinoamericanista.
Contexto global: disputa geopolitica entre EEUU y China, potenciada por la pandemia.
El gobierno argentino tuvo una gestión exitosa de la pandemia, en tanto pudo mantener el sistema de salud atendiendo a la población.El gobierno de Macri se habia alineado con EEUU, Trump y Bolsonaro. Especialmente alrededor del tema Venezuela, o el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalem.
Fernández sostiene una posición de resolución pacífica de las controversias. Por eso se aleja del Grupo de Lima, pero no se va.
Hay un ala más pragmática y otra más confrontativa en el gobierno. Hoy la cancillería es manejada por los moderados, frente a una latinoamérica más hostil al momento de asumir el poder. Los gobiernos peronistas suelen mezclar el pragmatismo con la confrontación.
Hay una tensión entre ordenar y transformar la política exterior. Esto se ve con la negociación con los acreedores y con el FMI. La negociación con el FMI es necesaria por la deuda de 44.000.000 USD, que fue la apuesta de Trump en Macri para mantener el control de la región. La relación con Brasil es difícil por la diferencia ideológica con ese gobierno, por lo que es necesaria una posición pragmática.
Por otro lado, necesitamos apoyo de tipo económico para llevar adelante las transformaciones ideológicas.
La Argentina probablemente entre al proyecto de La Franja y la Ruta de China. Al mismo tiempo, EEUU comanda el BID con su presidente. El financiamiento de infraestructura en la región viene de alguna de estas fuentes, por lo que es necesaria la relación con ambos.
Si la agenda tienen que ser más pequeña, bilateral, pero más activa, está bien. Las agendas del Mercosur y de la región deben incluir algunos temas fundamentales:
- Solución pacifica de controversias
- Defensa de la Democracia
- Bienes naturales comunes
- Género
Miriam Gomes Saraiva
El gobierno de Bolsonaro fue una coalición de muchos grupos nuevos. Un núcleo duro de ultra derecha junto a militares, evangélicos, liberales (en lo económico), ruralistas, pro-armas, anti-corrupcion (lava jato). Todos liderados por la figura de Bolsonaro.
En cuanto a la política exterior, el canciller no tiene seguidores en Itamaraty, viene del riñon ideológico de Bolsonaro. El ministerio deja de ser central en la política exterios, la cual queda a ser definida por los intereses de varios actores.
La restructuración de la política exterior fue un equilibrio entre los pragmáticos, enfocados cada uno en su área de interés.
En Derechos Humanos se ubicaron los conservadores evangélicos. En medioambiente los negacionistas del cambio climático, los militares y los grupos infralegales de la Amazonia. El acercamiento con Israel fue encabezado por los evangélicos pentecostales y hacia EEUU fue la extrema derecha. La exportacion de commodities hacia los BRICS y CHINA fue definida por los ruralistas y las políticas de libre comercio por los liberales.
Estos grupos ven a la política exterior como un confrontamiento con enemigos.
Los nuevos aliados, no son Estados, sino gobiernos de derecha: EEUU, Hungria, Polonia.
Argentina deja de ser el socio estratégico con la elección de Fernandez. Con Uruguay hay un distanciamiento que se inició con el Frente Amplio y Lacalle Pou no buscó acercarse
Bolsonaro trabajó para desarmar la UNASUR y crear el PROSUR. Pero luego dejó de prestarle atención porque no hay un interés económico en la región. Con China hay agresiones políticas, pero intereses económicos comunes. Con Venezuela, la parte política busca intervenir, pero son los militares que se niegan. Con respecto al Acuerdo Merco UE, los liberales están a favor, pero la ultra derecha, nacionalistas y conservadores, no.
Brasil pasa a ser visto como un país difícil para tratar. Tiene un comportamiento confrontativo con los organismos internacionales. No se sabe quién puede ser un interlocutor válido para negociar.
Aunque cambie el gobierno de Brasil, la política exterior ya no será lo que era. No vuelve la confianza que se perdió. Los nuevos actores que desplazaron a Itamaraty no van a querer volver al silencio.
Hugo Ruiz Diaz
En Paraguay la política exterior se caracteriza por dos elementos: la Hostilidad (desestructuración y ataque o agresiones a procesos como el Venezuela, Cuba, Nicaragua, etc.) y la Subordinación directa (a la oligarquia agroexportadora, a la narcopolítica, al exterior). Se ataca a todo lo que sea un proceso de integración, se busca una autonomía casi absoluta y limitar la participación en un bloque regional.
La participación paraguaya en los organismos internacionales busca confrontar con Venezuela y Cuba. Uno de los hechos más notorios fue en 2019 cuando Abdo y Piñera participan del acto en la frontera colombiana para ingresar a Venezuela y derrocar a Maduro.
Hay una subordinación a la política de EEUU como nunca se había visto. Ninguna decisión de política exterior se toma sin consultar con la Embadaja de EEUU. Como consecuencia, hay un acercamiento con Colombia. El mayor centro de inteligencia del Cono Sur está en Asunción, con toda una gran infraestructura para el espionaje y seguimiento. Hay tropas militares norteamericanas en Paraguay, en la frontera con Brasil. También hay un alineamiento con la política brasilera, dada la coincidencia ideológica.
El relacionamiento con Israel también es señal de esta subordinación. También la hostilidad hacia Rusia y China, en el contexto de la competencia geopolítica. Paraguay es el único país que rompió relaciones con Venezuela y reconoció como embajador al delegado de Guaidó.
El Frente Guazú hace su propio despliegue político de relacionamiento con China y Rusia, llegando a establecer políticas exteriores autónomas y contradictorias con el gobierno.
Ahora, el Estado Paraguayo ya no cuenta con el apoyo del gobierno argentino ni boliviano. Esto cambia el panorama en una región en disputa. Es casi imposible que el gobierno paraguayo plantee un acercamiento a la CELAC, sin embargo empezó a reducir su participación en el Grupo de Lima y se está comenzando a negociar la vuelta de los médicos cubanos.
Camilo Lopez Burian
Es un momento de coyuntura crítica, no sólo para Uruguay, sino para toda la región. El Coronavirus y el cambio de gobierno llevan al Uruguay a tener discusiones donde se replantea la idea del país como la Suiza de América.
Los políticos sostienen la idea de Uruguay como lugar excepcional. Esto es erróneo, sin embargo está de vuelta gracias al tema de la pandemia.
Uruguay tiene un sistema político estable, venía de un crecimiento económico importante, pero igualmente ganó la oposición y dió un giro a la derecha. Apareció una ultra derecha nacionalista, antiglobalista, similar al Bolsonarismo. Esa derecha es parte de la coalicion de gobierno y es el tercer partido.
A pesar de la pandemia, el gobierno sigue adelante con sus políticas de ajuste para un control económico y político de la población.
La coalición había puesto a un colorado liberal globalista como canciller, como contrapartida a esta derecha. Pero a los 4 meses el canciller renuncia y abandona la política, poniendo en crisis la política exterior.
En cuanto a la pandemia, Uruguay tiene un éxito relativo dada la baja cantidad de casos y muertes, por contar con un buen servicio de salud.
Este discurso de Uruguay como diferente a la región, busca hacerlo atractivo para que vengan extranjeros. Hay una retorica muy fuerte para comenzar una agenda externa diferente al Mercosur. Se busca internacionalizar la normativa del Acuerdo Mercosur – UE para aplicarlo antes que en los otros países miembros. Se presenta como que no hay diferencias con China y con EEUU y busca tener un dialogo con las potencias (China, EEUU, UE) por su cuenta.
Karla Diaz Martinez
Hay un estado de desintegración regional, caracterizado por una desarticulación del andamiaje institucional, fragmentación, creación de instituciones alternativas y el aislamiento de una de las partes: Venezuela.
La política exterior de Venezuela apuesta por las relaciones SUR-SUR: nuevas embajadas en África, apuesta por un mundo multipolar, mejora de la relación con los países del Caribe y la integración regional (Mercosur, ALBA, UNASUR y CELAC).
La exclusión de Venezuela del Mercosur fue un precursor del ataque al país. Es un antecedente que debilita la institucionalidad regional y la seguridad jurídica de la región. La UNASUR es un espacio desmantelado, con muchos de los países denunciando el tratado constitutivo. El Grupo de Lima es un grupo informal que se creó para desestabilizar a Venezuela, ante la imposibilidad de crear mayorías en la OEA. El PROSUR no ha servido para mucho, en especial durante la pandemia que azota a la región.
La relación con los países de Asia ayudaron a la situación de aislamiento regional, como el caso de Iran, China, Vietnam o India. Con Europa hay una relación cambiante, por un lado hay cooperación y busqueda de contactos, por otro hay sanciones económicas. Turquía es otro socio importante en el ámbito comercial.
Hay una perspectiva positiva, con respecto a la recuperación de la embajada venezolana en Bolivia con la que se normalizan las relaciones. Hay una relación positiva con Argentina y el Grupo de Puebla.
La política exterior de Venezuela se enfoca en la defensa de la soberanía y la búsqueda de mitigar los problemas producidos por la crisis económica inducida por las sanciones económicas.