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La ONU debate un nuevo multilateralismo en un mundo en transformación

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La Asamblea General de la ONU discutió la reorganización del multilateralismo y los organismos de gobernanza globales. Azerbaiyán avanzó en Nagorno Karabaj extendiendo el conflicto con Armenia. Lula retomó el protagonismo de Brasil en la ONU y el escenario internacional. La crisis en Haití se agudiza con el cierre de Fronteras de República Dominicana.

Por Federico Montero y Pablo Macia

La Asamblea General de la ONU discutió la reorganización del multilateralismo y los organismos de gobernanza globales.

Desde el 18 de septiembre se desarrolló en Nueva York la 78° Asamblea General de la ONU bajo el lema “Reconstruyendo la confianza y la solidaridad global: acelerando la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible hacia la paz, prosperidad y progreso para todos”. El debate congregó a más de 140 intervenciones de los jefes de estado y mandatarios de los 193 países que componen el principal organismo multilateral creado en la posguerra en 1945, y contó en esta ocasión con la ausencia de los principales mandatarios de Rusia, China, Francia, Reino Unido (todos integrantes permanentes del Consejo de Seguridad) y de otros destacados países como India y México, entre otros.

En rigor, la Asamblea anual de la ONU tiene poco de debate, ya que se trata de intervenciones de 15 minutos de los distintos mandatarios que promocionan sus propias políticas locales, abordan posicionamientos internacionales, y denuncian las problemáticas globales, pero sin arribar a acuerdos de resolución de conflictos que obliguen a aceptar determinados compromisos en los ejes clave. En ese marco, fueron varios exponentes de los países emergentes los que plantearon la necesidad de reformar instituciones clave del sistema de Naciones Unidas como el Consejo de Seguridad, el Banco Mundial y el fondo Monetario Internacional. La reformulación de estos organismos son centrales para implementar efectivamente los compromisos que se desprenden de las recurrentes declaraciones, que en muchos casos corren peligro de quedar en letra muerta. Entre los principales problemas manifiestos que no obtienen avances concretos en su resolución se encuentran la resolución pacífica de conflictos internacionales y los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados desde 2015, que congregan problemáticas sociales, económicas y ambientales.

La necesidad de reformular el Consejo de Seguridad de la ONU fue uno de los ejes de debate en la Asamblea, ya que este órgano compuesto por 5 miembros permanentes con poder de veto (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China) y 10 miembros rotativos es único que tienen poder de crear derecho internacional vinculante. El Consejo de Seguridad se formó con los ganadores de la 2° guerra mundial, con los principales contendientes de la “guerra fría” como organismo de estabilización de un nuevo conflicto mundial armado. Pero el mismo quedó desdibujado a partir de la decisión unilateral de Estados Unidos de intervenir en Irak en 2003, desconociendo al organismo. En la actualidad, bajo el contexto de la guerra en Ucrania, es Kiev quien cuestiona el poder de veto de Rusia en el Consejo de Seguridad para sancionar a Moscú y expulsarlo de la ONU. Mientras tanto, otros países emergentes como Brasil, India o Sudáfrica reclaman lugares permanentes en ese ámbito para aportar en la resolución pacífica de los conflictos internacionales, adicionando las voces de los países y regiones que han ganado peso en el escenario internacional. Estos países mantienen una autonomía estratégica de las principales potencias occidentales, reclamando no sólo la resolución pacífica de la guerra en Ucrania, sino también de otros conflictos como el palestino-israelí los acontecidos en distintas regiones de África y Asia e incluso el de las islas Malvinas, que son invisibilizados por el norte global.

En cuanto al sistema financiero internacional, los países enmarcados dentro del G77 junto a otros emergentes han impulsado una nueva arquitectura financiera internacional, basada en la reformulación de las instituciones del Bretton Woods como el FMI y el Banco Mundial. La principal crítica a estos organismos es que a diferencia de lo que postulan, se han convertido en los principales defensores de los intereses de las potencias desarrolladas de occidente, en vez de promover la estabilización y el crecimiento de los países menos desarrollados. En ese aspecto, se ha criticado fuertemente la política de créditos y los sobregiros que el FMI le impone a los países de renta media y baja en sus deudas externas, asfixiando las posibilidades de desarrollo. En contraste, muchos países comienzan a reivindicar nuevos organismos financieros que impulsan el desarrollo de infraestructura como el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, que toman como modelo para la reforma del FMI y el Banco Mundial. La clave de estos nuevos financiamientos se encuentra en objetivos concretos de infraestructura y no en mecanismos financieros que luego generan una injerencia en las decisiones macroeconómicas de los estados deudores.

Por último, en cuanto a la necesidad de resolver la crisis ambiental, económica y social que vive el planeta, la ONU desarrolló los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con la Agenda 2030 que se propone como metas para ese año las de poner fin a la pobreza y al hambre, proveer estándares mínimos de salud y educación de calidad para toda la población mundial, promover la igualdad de género, mejorar las condiciones de trabajo y el desarrollo de una producción limpia que fomente el ambiente sustentable frente al cambio climático, entre otros de sus 17 puntos. La ambiciosa agenda fue parte de redoblar la apuesta frente a los incumplidos objetivos del milenio establecidos por la ONU. Sin embargo, fueron varios los presidentes que denunciaron una evidente falta de compromiso para alcanzar dichos objetivos. Así, el presidente de Brasil, inauguró la Asamblea afirmando que todos los desafíos se resumen en el problema de la desigualdad, recordando que 735 millones de habitantes sufren de hambre y que los países desarrollados incumplieron el compromiso de destinar 100 millones de dólares a paliar las consecuencias del cambio climático.

En suma, la Asamblea General de la ONU ha vuelto a ser un ámbito de denuncia de las necesarias reformas que la gobernanza global debe darse. Es necesario pasar del modelo hegemonizado por las potencias de occidente que triunfaron en la 2° Guerra mundial a una nueva estructura que refleje los intereses y las necesidades del conjunto de las regiones del globo, teniendo en cuenta los impactos mundiales de la crisis social, económica y ambiental vigentes.

Azerbaiyán avanzó en Nagorno Karabaj extendiendo el conflicto con Armenia.

El gobierno de Azerbaiyán impulsó esta semana una fuerte embestida sobre los territorios de Nagorno-Karabaj, región separatista con mayoría de población armenia que parece estar a punto de presentar la rendición. El enclave situado dentro de territorio azerí, también reconocido como República de Artsaj ha permanecido en manos de armenios a partir de la disolución del la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991. Desde aquel entonces Azerbaiyán intenta recuperar terreno en dos intentos en 2016 y 2020, en los que ganó terreno.

La avanzada de Bakú sobre Nagorno-Karabaj se dio luego de un sitio de 10 meses, que provocó graves consecuencias humanitarias en la población de 120.000 habitantes. Los argumentos de la misma fueron que las tropas y equipos militares armenios en la región presentan un peligro para la seguridad de Azerbaiyán. En una operación relámpago de 24 horas, que se llevó la vida de más de 200 personas y 400 heridos, las tropas azeríes lograron que los separatistas depusieran las armas y establecieran una tregua. El presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, capitalizó la victoria luego de 3 décadas de ocupación armenia del territorio, y afirmó que pretende una reintegración pacífica y la normalización de relaciones con Armenia, garantizando un paso seguro a las milicias separatistas.

Sin embargo, desde Ereván, temen que se esté planeando una limpieza étnica en Nagorno-Karabaj, una vez que tome el control el gobierno azerí. Por eso mismo se vienen organizando contingentes de desplazados hacia Armenia, que podrían alcanzar a un éxodo masivo. El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, afirmó que el país recibirá a todos los armenios étnicos provenientes de Stepanakert, capital de Artsaj y sus alrededores. Mientras tanto los opositores armenios denuncian que el mandatario dejó sin apoyo a la población de Karabaj entregándolas a la derrota frente a Bakú, por lo que exigen su renuncia.

En cuanto al impacto geopolítico de Nagorno Karabaj, cabe mencionar que Rusia mantiene un acuerdo de defensa con Armenia, a la vez que también detenta buenas relaciones con Azerbaiyán. Esto le valió la presencia de fuerzas de paz en la región que permitieron suavizar los conflictos entre ambas naciones. La mediación rusa será de importancia en la negociación que se lleve adelante para garantizar la preservación de la población armenia. Por otro lado, Azerbaiyán cuenta con Turquía como aliado, que mantiene una identidad cultural y étnica con Bakú y a la vez la histórica enemistad con Armenia. En efecto, aún hoy Turquía desconoce el genocidio armenio llevado adelante por el ex imperio otomano desde 1915 a 1923. En este contexto, las tensiones amenazan con agudizarse frente a estos nuevos desplazamientos y cambios en la región.

Lula retomó el protagonismo de Brasil en la ONU y el escenario internacional.

El presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva recuperó el perfil característico de estadista internacional en el marco de la Asamblea General de la ONU, con el discurso inaugural y con reuniones bilaterales como las mantenidas con Joe Biden y Volodimir Zelenski.

En la 78° asamblea general de la ONU, Lula afirmó que Brasil ha vuelto al escenario internacional, y que trabajará para combatir el peor mal de todos que resume a todos los demás, que es el de la desigualdad. En ese aspecto destacó que trabajará para lograr la igualdad, racial, salarial, de género, ambiental y alimentaria, entre otras. El mandatario criticó fuertemente al FMI afirmando que el organismo es parte del problema y no de las soluciones, al reforzar las desigualdades. En ese aspecto destacó que el año pasado el organismo financiero puso 160 mil millones de dólares en derechos de giro para los países europeos y tan solo 35 millones para los africanos. También hizo referencia a las desigualdades históricas en materia ambiental, con países ricos que crecieron con altas tasas de emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello se habla de responsabilidades comunes pero diferenciadas.

Otro hecho de relevancia fue el acuerdo que Lula alcanzó con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de defensa de los trabajadores, los sindicatos y el empleo digno. Allí afirmó que no hay democracia sin sindicatos fuertes, porque ellos son la voz de los trabajadores. Ambos mandatarios firmaron la declaración de la Asociación por los derechos de los trabajadores, en la que se afirma que “Los trabajadores construyeron nuestros países, desde nuestra infraestructura más básica y servicios críticos, hasta la educación de nuestros jóvenes, el cuidado de nuestros ancianos y nuestras tecnologías más avanzadas.” Es por ello que el documento reivindica como contrapartida la promoción del trabajo digno, seguro y saludable, aprovechando la tecnología en su beneficio y no en el de la explotación. En este encuentro, Lula también advirtió sobre el peligro de un “neofascismo” o de propuestas de ultraderecha como las de Bolsonaro, Trump o Javier Milei en Argentina, que con promesas facilistas pretenden despolitizar a la sociedad, comprometiendo la democracia.

Por último, el mandatario brasileño se reunió con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, para limar asperezas luego de algunos cruces vinculados a la guerra en Ucrania. Lula quien abogó por un club de la paz, mantiene una posición neutral en el conflicto, cuestionando la invasión rusa pero también las sanciones de occidente. Además, ha declarado en varias oportunidades que para lograr la paz ambos bandos tienen que ver reflejados algunos de sus intereses y que no es realista pretender que Rusia ceda sus posiciones desde 2014 en Crimea. Esto le valió la critica de Volodimir Zelenski, quien además lo cuestionó por no entregar armas a Kiev. El encuentro entre ambos mandatarios y los respectivos cancilleres permite distender esta relación bilateral, en un intento por continuar promoviendo los canales de diálogo hacia la paz.

La crisis en Haití se agudiza con el cierre de Fronteras de República Dominicana.

La crisis política y social haitiana continúa agudizándose a partir del control de las pandillas callejeras de la mayor parte de la capital del país en Puerto Príncipe. Esta situación que ya lleva más de un mes desde las matanzas y saqueos del 4 de agosto en Carrefour Feuilles, con un saldo al momento de 104 muertos, 14 heridos y 35 viviendas vandalizadas y ocupadas, se profundiza con el cierre de fronteras anunciado por la República Dominicana durante la semana. En efecto, el presidente Luis Abinader, decretó el cierre de las fronteras terrestres, aéreas y marítimas con Haití en represalia por la construcción de un canal de trasvase que cambia la corriente y el caudal del río fronterizo Masacre, sin acuerdo previo necesario en virtud del tratado de paz y amistad perpetua y arbitraje de 1929.

La medida supone la suspensión del mercado binacional que se lleva a cabo en la zona fronteriza dominicana de Dajabón, y que permite el abastecimiento de productos para los haitianos. El conflicto también está generando una nueva ola de xenofobia hacia los haitianos residentes en la República Dominicana, que terminan retornando a su país de origen por miedo a represalias.

Frente a todos estos hechos, la oposición ha realizado movilizaciones en Puerto Príncipe para exigir la renuncia del primer ministro de facto, Ariel Henry, acusado de negligencia e incompetencia para resolver la crisis haitiana. El país sumido en el terror y la violencia de los pandilleros y grupos callejeros que controlan gran parte de las ciudades, es víctima además de la inseguridad, de una fuerte inflación, con niveles de pobreza extremos y de escasas perspectivas de progreso y estabilización económica.

La problemática de magnitud fue tratada en la Asamblea anual de la ONU, para que el consejo de seguridad resuelva la creación de una fuerza multinacional de apoyo a la seguridad de Haití, con la mediación de Kenia, que permita fortalecer a la policía frente a las bandas criminales y delictivas.

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