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En Eurasia se reunieron los países emergentes y Europa reforzó la disputa contra Rusia.

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In this photo provided by the Turkish Presidency, Turkey's President Recep Tayyip Erdogan, centre left speaks to Azerbaijani President Ilham Aliyev, Uzbek President Shavkat Mirziyoyev, Russian President Vladimir Putin, Belarusian President Alexander Lukashenko and Iranian President Ebrahim Raisi, at the Shanghai Cooperation Organisation (SCO) summit in Samarkand, Uzbekistan, Thursday, Sept. 15, 2022. (Turkish Presidency via AP)

El encuentro de la Organización de Cooperación de Shanghái en Samarcanda amplió la articulación de los países emergentes. Mientras tanto, se desarrolló la reunión anual sobre el Estado de la Unión Europea reafirmando las sanciones a Rusia. Se desató un nuevo foco de tensión entre Armenia y Azerbaiyán por la disputada zona de Nagorno Karabaj. A una semana de las elecciones en Italia,  los sondeos muestran a la coalición de derecha al frente. Sergio Massa desarrolló una extensa gira por EEUU en busca de apoyo para estabilizar la economía.

Por Federico Montero y Pablo Macía

Durante la semana se desarrollaron dos encuentros de diferente magnitud que abarcan, por un lado, el bloque de países emergentes euroasiáticos concentrados en la Organización de Cooperación de Shanghái, y por el otro a las potencias occidentales en la Unión Europea. De esta manera continúan tejiéndose alianzas en el marco de un escenario internacional en transición, potenciado por la guerra en Ucrania.

La Organización de Cooperación de Shanghái amplió sus lazos y su marco de alianzas.

En la ciudad de Samarcanda, Uzbekistán, se llevó adelante el 15 y 16 de septiembre la 22ª reunión del Consejo de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). El encuentro adquirió una particular relevancia en el contexto de los rearmados geopolíticos desatados a partir de la guerra en Ucrania, convirtiéndose en un espacio de referencia alternativo a las alianzas de las potencias occidentales. A partir del acuerdo de confianza de 1996 suscripto por Kazajstán, Kirguistán, China, Rusia y Tayikistán, conocido como los Cinco de Shanghái, se funda la OCS en 2001 con la incorporación de Uzbekistán y con la ampliación de la cooperación a otras esferas. En la actualidad cuentan con incorporación de la India y Pakistán como estados miembros y con Irán, Bielorrusia, Afganistán y Mongolia como miembros observadores. También cuenta con 14 países socios de diálogo entre los que se destacan Turquía, Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Azerbaiyán, Armenia y Qatar. Se estima que el bloque concentra alrededor de la mitad de la población mundial y representa entre un 25 y un 30% del PBI mundial, además contiene a las 4 potencias nucleares de Asia (Rusia, China, India y Pakistán).

Los Estados miembros de la OSC se oponen a la agrupación y a los enfoques ideológicos y de confrontación para resolver los problemas internacionales, promoviendo un multilateralismo caracterizado por el respeto mutuo, la equidad y la justicia, y por relaciones de mutuo beneficio, según manifestaron en el Plan Integral para la Implementación del Tratado sobre Buena Vecindad, Amistad y Cooperación a Largo Plazo para 2023-2027. De la cumbre anual en la que Uzbekistán le traspasó la presidencia rotatoria a la India, se firmaron declaraciones y documentos relacionados con la salvaguardia de la seguridad alimentaria mundial, la seguridad energética internacional, la gestión del cambio climático y el mantenimiento de una cadena de suministro segura, estable y diversificada. De los documentos firmados se destacaron el papel de la ONU en la necesidad de instituirse como efectivo espacio multilateral de gobernanza, promoviendo la seguridad alimentaria y energética tal como lo afirma la agenda 2030 de desarrollo sostenible. En ese plano sostuvieron la eliminación de barreras para liberar el potencial de los países productores de alimentos y energía, y la articulación para el desarrollo de infraestructura industrial, tecnológica y logística como las impulsadas por China a través de Iniciativa de Desarrollo Global y la Iniciativa de Seguridad Global.

En la cumbre se destacó el memorando de obligaciones sobre la membresía de Irán en la OCS, y la importancia de la decisión de iniciar el procedimiento para el ingreso de Bielorrusia. También se hizo hincapié en la necesidad de colaborar con la situación humanitaria en Afganistán, promoviendo el desarrollo del país para mantener y consolidar la seguridad y la estabilidad en la región de la OCS.

También promovieron el cumplimiento del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, y la cooperación de la tecnología atómica para fines pacíficos. Además se planteó la necesidad de prohibir la eventual militarización en la órbita espacial y el uso de las tecnologías digitales para fines bélicos.

Por último, se destaca la cooperación económica para la protección de la seguridad, la estabilidad y la diversificación de las cadenas de suministro, en el contexto de los desafíos globales, incluida la pandemia, y se realizó un llamado a expandir la cooperación en la liquidación de moneda local, creando condiciones para el desarrollo del comercio electrónico, apoyando a las micro, pequeñas y medianas empresas en los países miembros de la OCS.

Pero además de los acuerdos enmarcados en la OCS, la cumbre sirvió también para la concreción de importantes reuniones bilaterales entre los países miembro. Entre ellas se destacaron las mantenidas por el presidente chino Xi Jinping, que por primera vez viajo de su país desde la pandemia del covid-19. En ese marco, Xi se reunió con su par ruso Vladimir Putin por primera vez luego de la operación militar en Ucrania. Allí destacaron la importancia de China y Rusia como potencias alternativas que promueven el multilateralismo frente a los intentos de Estados Unidos por preservar la hegemonía mundial con sus aliados occidentales. De la misma manera, las reuniones de articulación con otros países emergentes de relevancia como India, Turquía, Egipto o incluso el propio Irán, permitieron reforzar acuerdos de cooperación y comercio en el contexto en el que Rusia reemplazará las exportaciones que enviaba a Europa hacia nuevos mercados, debido a las sanciones impuestas por el viejo continente.

Se desarrolló la reunión anual sobre el Estado de la Unión Europea con fuertes críticas hacia Rusia.

Este 14 de Septiembre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, realizó su discurso anual sobre el estado de la Unión Europea, en la que por primera vez desde la creación del Parlamento Europeo “la guerra asola nuestro territorio”. Frente a este desafío, la referente europea expuso el balance del año en curso e impulsó las iniciativas para el próximo año, basadas en las propuestas de la Conferencia sobre el Futuro de Europa. Entre los ejes más destacados, la Comisión reafirma el firme apoyo a Ucrania frente a Rusia y las sanciones a Moscú, promoviendo medidas para ayudar a los europeos a afrontar la crisis energética y reducir la dependencia de la UE de los combustibles fósiles rusos. Además, se propone Invertir más en energías renovables y, en particular, en hidrógeno y convertir a Europa en líder mundial en la adaptación al cambio climático. Por último, también destaca seguir defendiendo la democracia, dentro y fuera de las fronteras europeas.

Con respecto a la guerra en Ucrania, Von der Leyen fue taxativa: “Quiero dejarlo muy claro: no vamos a levantar las sanciones. Es el momento de mantenernos firmes y no de hacer política de apaciguamiento”. Además, destacó que Europa ha aportado más de 19.000 millones de euros en asistencia financiera a Kiev. También planteó que Europa ha reducido al 9 % la importación de gas de gasoducto proveniente de Rusia frente al 40% del año pasado. En ese marco informó sobre un plan de reforma integral del mercado de la electricidad, que gravará las ganancias extraordinarias de las petroleras y de aquellas empresas que generen electricidad a partir de los hidrocarburos a bajo costo en relación a otras fuentes más ecológicas. De esta manera estiman recaudar más de 140.000 millones de euros. En concreto, la propuesta propone exigir una “contribución solidaria” a las empresas de petróleo, gas y carbón que se han beneficiado de los desorbitados precios de la energía. Von der Leyen se cuidó mucho de defender la economía de mercado y las ganancias empresarias, pero afirmó que “en estos tiempos es equivocado tener ganancias extraordinarias beneficiándose de la guerra”. Además, el plan propone medidas para que los Estados reduzcan el consumo de la energía.

Otro tema que abordó la comisión fue el de las deudas de los estados miembro, en las que planteó que se debe tener mayor flexibilidad en la senda de su reducción, aunque afirmó que debe existir una mayor responsabilidad en cuanto al cumplimiento de lo que se haya acordado. De esta manera continuó apoyando las políticas económicas ortodoxas aún en el contexto excepcional de la pospandemia y la guerra.

Por otro lado, la propuesta de la Comisión es impulsar un paquete de ayuda a las pymes que se encuentran en dificultades para la producción a causa de los costos de la energía, impulsando además un conjunto único de normas tributarias para la actividad empresarial en Europa. La comisionada hizo un fuerte hincapié en la formación de recursos humanos como vía para la reconversión industrial y la transición justa, proponiendo que el 2023 sea el Año Europeo de la Formación Continua.

Por último, Von der Leyen reafirmó el compromiso de la Unión Europea de apoyar a Ucrania el tiempo que sea necesario y anunció una nueva visita a Kiev, para continuar el proceso de adhesión del país al bloque comunitario. De esta manera, y a pesar de las dificultades impuestas por la guerra, las sanciones, la inflación y la distorsión de precios por los cortes en las cadenas de suministro, Europa se mantiene firme en la confrontación con Rusia y en reforzar el marco de alianzas de occidente. De este modo, la guerra y sus consecuencias parecen continuar desarrollándose en el tiempo en un final abierto.

Tensión entre Armenia y Azerbaiyán por la disputada zona de Nagorno Karabaj.

Durante dos días de la semana se produjeron enfrentamientos entre fuerzas armenias y de Azerbaiyán en Nagorno Karabaj que dejaron más de 200 muertos. Armenia anunció 135 bajas en las hostilidades de esta semana, mientras que Azerbaiyán informó de 71 fallecidos entre sus fuerzas armadas. Este enfrentamiento corresponde al más grave en Nagorno Karabaj desde el que se diera durante seis semanas 2020, en los que murieron 6.500 personas. Esta zona de 4.400 kilómetros cuadrados y 150 mil habitantes corresponde a una mayoría armenia del 80% y está en conflicto con Azerbaiyán desde que en 1988 decidió separarse de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán.

Históricamente, Rusia viene conteniendo el conflicto en un acuerdo de partes con un contingente de paz en la región, luego de la retirada de fuerzas armenias desde los distritos de Agdam, Kelbecer y Lachin, anexados durante la guerra de 1992-94. Pero en el contexto actual, en el que Rusia está concentrada en la guerra de Ucrania, Azerbaiyán mejoró su posición de fuerza relativa en la zona debido a su peso como actor energético -rico en petróleo y gas- frente a occidente. El régimen de Baku además es apoyado por Turquía, mientras que Armenia contaba con la contención que Rusia impone en la zona.

En ese marco también intervino la Unión Europea para impulsar el cese del fuego pero con intensiones también de debilitar la influencia rusa en esta zona del Caspio. De momento el alto el fuego se ha respetado pero la situación global de escalamiento bélico es potencial para nuevos enfrentamientos en la región.

La coalición de derecha parece encaminada a un triunfo electoral en Italia

A una semana de las elecciones legislativas en Italia, la coalición de derecha encabezada por Giorgia Meloni lidera todas las encuestas y parece obtener las bancas necesarias para erigirse en la nueva primera ministra. Así, la lideresa de la derecha conservadora de Hermanos de Italia, junto a La Liga de Mateo Salvini, y Forza Italia de Silvio Berlusconi parecen estar concentrando la primera minoría en el parlamento de la cuarta economía europea. Sin embargo, a pesar de los antecedentes de sus principales referentes, el espacio se ha comprometido en sostener la posición europeísta y atlantista, condenando a Rusia por la guerra y manteniendo la línea de la OTAN. En esta oportunidad, los diputados se han reducido de 630 a 400 mientras que los senadores pasaron de 315 a 200 lo que prevé la necesidad de una mayor lealtad partidaria para constituir mayorías.

Giorgia Meloni ha desplegado una campaña tendiente a llevar calma a los representantes europeo, reafirmando el lazo con la Unión Europea y proponiendo reducir el IVA en artículos esenciales y la energía como forma de subsanar la crisis por el costo de vida.

Mientras tanto, el Partido Democrático, que lidera la coalición de centro izquierda, propone aumentar la energía renovable y proporcionar electricidad gratuita o de bajo costo a partir de fuentes renovables a familias de ingresos bajos. También promueve la quita e impuestos a la renta a personas de ingresos bajos y medios y aumentos salariales para docentes y personal de salud, además de elevar el salario mínimo a 9 euros la hora.

Por el lado del centro político, el Partido Acción junto a Italia Viva del ex primer ministro Mateo Renzi compite con pocas chances ya que las encuestas le otorgan un magro 5% de votos.

Por último, el Movimiento 5 Estrellas liderado por el ex primer ministro Giuseppe Conte, se presenta sólo y ha perdido muchos votos en repudio al quite de apoyo al actual primer ministro Mario Draghi, que precipitó las elecciones del 25 de septiembre.

El domingo próximo se conocerán los resultados concretos de esta contienda que parece encaminada a no presentar grandes sorpresas.

Sergio Massa desarrolló una extensa gira por EEUU en busca de apoyo para estabilizar la economía.

Con una nutrida comitiva del Ministerio de Economía a su cargo, Sergio Massa desarrolló una gira por Estados Unidos para consolidar apoyos económicos y financieros que permitan generar un margen de estabilización de la situación en la Argentina. En ese aspecto una de las reuniones más importantes estuvo dada con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, en la que se analizaron las metas del segundo trimestre del acuerdo con el organismo. Georgieva evaluó como positiva la reunión y la inminente aprobación de la revisión, permitirá activar el giro de unos US$ 4.100 millones a fines de septiembre o principios de octubre próximo. Esos fondos servirán luego para reparar los vencimientos del organismo y fortalecer las reservas.

Además, el Ministro mantuvo un encuentro con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que no estaba pautado en agenda, lo que fue visto como un gesto de apoyo en la aprobación de la revisión del FMI. Pero el tema más destacado con Yellen, es el avance del acuerdo de la AFIP con el IRS para la aplicación de la Ley de Cumplimiento Tributario de Cuentas Extranjeras, que permitirá intercambiar información de las cuentas de argentinos en Estados Unidos para controlar la evasión fiscal.

Además, Massa se reunió con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone y logró liberar créditos por US$ 3.000 millones, de los cuales US$ 1.200 irán a las reservas.

También mantuvo reuniones con inversores y empresarios de empresas de hidrocarburos, presentando el Plan Gas con incentivos a la producción para transformar al país en exportador de energía y dar vuelta la balanza de pagos y comercial.

Por último, el ministro de Economía también se reunió con los principales consejeros del presidente Joe Biden, Jake Sullivan, Mike Pike y Juan González, para  analizar los efectos de la guerra en Ucrania en la economía argentina. Allí intercambiaron ideas sobre cómo encarar los desafíos de seguridad alimentaria y energética global y avanzaron en la posibilidad de poner en marcha iniciativas en materia de comercio bilateral e inversiones.

De esta manera, la gira permitió traer nuevos recursos y señales de confianza para estabilizar una situación económica compleja que viene sedimentada por la deuda contraída por el macrismo y las consecuencias de la pandemia y la guerra, en un clima también convulsionado por los discursos de odio y la persecución política.

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