por Florencia Tursi Colombo
Este domingo habrá elecciones en Honduras en medio de un clima político y social complejo. Mientras la violencia, la corrupción, el narcotráfico y la pobreza dominan el escenario, al mismo tiempo, se mantiene la esperanza de que la elección cambie el devenir del país.
¿Qué se elige?
Este domingo 28 de noviembre se llevan a cabo elecciones en Honduras para elegir presidente/a, 128 diputados/as titulares y 128 suplentes, 298 alcaldes, 2096 regidores y 20 diputados/as del Parlamento Centroamericano. Hay 5,5 millones de hondureños/as habilitados/as para votar.
¿Quiénes son los/as candidatos/as?
En total, se han presentado 13 candidatos/as a la presidencia. Sin embargo, solo 3 aparecen como los favoritos según las encuestas.
Xiomara Castro de Zelaya
Edad: 62 años
Fuerza política: Partido LIBRE (Libertad y Refundación)
Ideología: izquierda
Biografía: Xiomara es esposa del expresidente Manuel Zelaya. Fue candidata a la presidencia en 2013, quedando en segundo lugar con el 28.78% de los votos. Busca convertirse en la primera mujer presidenta de Honduras.
Nasry Asfura
Edad: 63 años
Fuerza política: Partido Nacional
Ideología: derecha, conservador
Biografía: Nasry es el actual Alcalde de Tegucigalpa y se presenta como la sucesión del presidente Juan Orlando Hernández. Fue Diputado durante el período 2010-2014. Hay ciertas acusaciones de corrupción en su contra y su nombre aparece en los Pandora Papers.
Yani Rosenthal
Edad: 56 años
Fuerza política: Partido Liberal
Ideología: centro
Biografía: Yani fue Ministro de la Presidencia durante el gobierno de Manuel Zelaya entre 2006 y 2008, y fue Diputado durante el período 2010-2014 por el Partido Liberal.
¿Qué se espera?
La campaña electoral parece desenvolverse de manera similar a otras que se han desarrollado este año en la región, en donde los/as 2 candidatos/as que lideran la contienda electoral pertenecen a ideologías marcadamente opuestas dejando atrás a los/as candidatos/as de centro.
En este sentido, la principal característica de la elección en Honduras es la polarización. La disputa electoral se da, centralmente, entre dos fuerzas identificadas como la izquierda y la derecha.
Por izquierda, Xiomara Castro del Partido Libre, encabeza la intención de voto. Por derecha, Nasry Asfura del Partido Nacional, sucesor del actual presidente Orlando Hernández, permanece segundo en intención de votos.
El contenido de la campaña electoral también ha tendido a polarizarse. Mientras que, desde el sector de Xiomara se ha hecho campaña con la ampliación de derechos, como por ejemplo despenalizar el aborto, y sacar del poder a la derecha de siempre, “es pa’fuera que se van” repite Xiomara. Por el otro lado, desde la derecha, Asfura ha hecho campaña con el lema “patria o comunismo”.
El contexto
El escenario es complejo, en el último año hubo 31 asesinatos por motivos políticos, a lo que se le suma las denuncias de corrupción y los lazos de la política con el narcotráfico, al punto tal que se habla del “narco-Estado”.
El malestar social es una constante. En octubre del 2019 hubo una oleada de protestas que pedían la renuncia del presidente Orlando Hernández, luego de que se descubriera que el hermano del presidente recibía dinero del narcotráfico. Este año, con motivo de celebrarse el bicentenario de la independencia, los/as hondureños/as se movilizaron contra el gobierno para reclamar por la situación de pobreza, además señalaban que el país no vive en una “verdadera independencia”. Incluso, en las últimas elecciones presidenciales, en 2017, miles salieron a las calles para denunciar fraude. Pero los reclamos no son escuchados, por el contrario, se ha criminalizado la protesta social.
La migración también es una problemática que afecta. Los/as jóvenes no ven futuro en el país y arriesgan su vida al cruzar la frontera de México hacia EEUU. A lo que se sumó, durante el 2020, dos huracanes que golpearon al país empeorando la ya precaria situación de miles de personas.
Se estima que, para fin de año, 3 de cada 4 hondureños/as se encontrarán en la pobreza, esto como consecuencia también de la pandemia ya que se incrementó el costo de vida y se precipitó la desigualdad.
Cabe señalar que este escenario de malestar social y violencia política es una clara consecuencia del golpe de estado contra el presidente Manuel Zelaya llevado a cabo en 2009. Zelaya encarnaba un cambio de época en Honduras, su gobierno desplazó la hegemonía de derecha en el país, dándole el protagonismo a los sectores sociales habitualmente excluidos. El golpe y la ilegal expulsión de Zelaya implicaron el retorno de esa derecha al poder, con el apoyo de las Fuerzas Armadas, y acompañado de la suspensión de libertades, la persecución y asesinato de líderes sociales y la criminalización de la protesta social.