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Cimbronazo financiero en Japón y proteccionismo de la UE frente a China

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El lunes pasado se levantaron las alarmas en los mercados financieros globales a partir de la caída histórica del índice Nikkei que mide la bolsa de valores de Tokio. El mismo perdió un 12,4% siendo el máximo valor luego del “Lunes negro” de octubre de 1987, que con un 14,9% marcó un período de desaceleración y estancamiento luego de años de crecimiento económico. El cimbronazo se produjo a partir de la decisión del Banco Central de Japón de aumentar las tasas de interés que venían en un piso particularmente bajo. Esta situación habilitaba operaciones de carry trade, con la toma de créditos a baja tasa que se volcaban a mercados financieros con mayor rendimiento como el de las tecnológicas y otras operaciones globales. Pero el aumento de las tasas de interés en Japón forzó a que los operadores desarmen esas posiciones, realicen la ganancia adquirida por el antiguo diferencial y vendan activos para pagar las obligaciones asumidas, propiciando la caída de la bolsa.

Esta corrida se potenció ante los temores de una desaceleración económica en Estados Unidos, que pueda llegar a ser enfrentada con una baja de la tasa de interés, generando una mayor convergencia con Japón. Además, el yen viene apreciándose frente al dólar, perjudicando a los exportadores japoneses y a los inversores extranjeros que intentan realizar sus ganancias en dólares. La falta de expectativas de crecimiento favorables, se completan con los mercados de la energía, las criptomonedas y el sector manufacturero, que también muestran un estancamiento. Así, los mercados globales han sufrido pérdidas, siendo los principales el índice Taiex de Taiwán con una caída del 8,4%, y el Kospi de Corea del Sur, con una baja del 8,8%.

El contagio se extendió a las acciones de los principales fabricantes de semiconductores del mundo. Así lo sufrió el líder en la producción mundial, la Taiwán Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), con una caída del 9,8%. Samsung Electronics sufrió una pérdida similar en Corea del Sur y también fueron afectadas otras empresas tecnológicas de Asia y a nivel mundial. Estas empresas habían crecido fuertemente en los últimos meses a partir de las expectativas favorables que propicia el desarrollo de la inteligencia artificial. Los inversores externos mantienen una alta participación en estas empresas, haciéndolas muy sensibles a las fluctuaciones globales. Tal es el caso de TSMC cuyo paquete accionario extranjero representa alrededor de un 75% de la compañía.  

Al correr de la semana se produjo un rebote estabilizando nuevamente los precios de las acciones, pero las causas de fondo de las turbulencias continúan presentes. Estas se dan en un marco geopolítico plagado de disputas entre Estados Unidos y China como referentes de los países occidentales avanzados y los emergentes. Así se van rompiendo los esquemas de la globalización neoliberal hegemonizados por Washington y se avanza hacia medidas comerciales proteccionistas que defiendan las cadenas de valor locales y regionales.

Este es el caso de la Unión Europea, que ha desplegado una investigación con el fin de acusar a China de competencia desleal en la producción de vehículos eléctricos, para imponerles aranceles de entre el 17,44 y el 38,1%. Frente a esta estrategia, el Ministerio de Comercio de China (MOFCOM) inició un procedimiento de resolución de disputas en la Organización Mundial del comercio para revertir las medidas arancelarias que intenta imponer la Unión Europea. Desde octubre de 2023, la UE inició 35 investigaciones comerciales correctivas sobre productos chinos por valor de 28.400 millones de dólares. Desde la Asociación China de Fabricantes de Automóviles (CAAM), afirmaron que estas medidas arancelarias están destinadas a proteger la atrasada industria europea y constituyen una hipocresía al frenar los impulsos hacia la electromovilidad para combatir la emisión de gases de efecto invernadero y el cambio climático. Según la Asociación de Automóviles de Pasajeros de China (CPCA), las ventas minoristas de vehículos de nueva energía (NEV) aumentaron un 36,9 por ciento interanual a 878.000 unidades en julio, y superaron por primera vez a la producción de automóviles a combustible. Así, desde la parte china denuncian que Europa impide el desarrollo y comercialización de tecnologías verdes para proteger su propia industria.

Beijing denuncia también las arbitrarias condiciones que la Unión Europea le impuso en su investigación antisubsidios, centrándose en las empresas chinas, SAIC Motor, Geely y BYD, y dejando de lado a Tesla, que es el mayor exportador de vehículos eléctricos de la UE. Además, según China, la investigación impulsada por Bruselas desde octubre del 2023 recopiló información sobre secretos técnicos básicos, como las formulaciones de las baterías y los costes de producción; y secretos comerciales básicos, como la capacidad de producción, los costos de producción y los canales de venta de las empresas.

Todas estas medidas para arancelarias impulsadas por la Unión Europea evidencian por un lado un alineamiento con las políticas de Estados Unidos de confrontación comercial con China. Pero, por otro lado, muestran una inexorable tendencia hacia la protección de las cadenas de valor locales, y la ruptura del liberalismo comercial que otrora impulsara Washington cuando mantenía intacta su hegemonía mundial. Paradójicamente, es Beijing quien reclama en materia comercial y en la OMC el respeto por “el orden basado en reglas” que occidente comienza a romper para frenar el avance económico de los países emergentes.  

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