Escriben Danielle Gruneich e Iara Cordeiro | www.aliapolitica.com.br
Traducción Zoe Lázaro Arias
En el momento en que Brasil supera las 60 mil muertes por la Covid-19, un debate que se ha instalado en las noticias es sobre el aplazamiento de las elecciones. A cinco meses de las municipales, deberíamos estar discutiendo el cambio (o continuidad) de los gobiernos de las alcaldías de los 5.570 municipios y de las Municipalidades brasileñas, cómo fueron las gestiones y qué nuevas propuestas se debaten para el futuro del municipio. Mientras tanto, la pandemia nos hace mirar con mucho más cuidado la gestión, en particular la de los recursos de la salud; la economía y la renta y, en particular, el cuidado de las personas.
Discutir el aplazamiento de las elecciones en medio de una crisis sanitaria parece ser un asunto menor, pero no lo es. Pensar en la representación de las mujeres tampoco lo es. Las denuncias de violencia contra la mujer aumentaron en un 40% durante el aislamiento social, como muestran los datos del “Ligue 180” y un reciente informe de la ONU. Además del aumento de la violencia doméstica, más de siete millones de mujeres perdieron sus empleos en el período. Otro punto importante, referente al cuidado, muestra que no sólo aumentó la carga de trabajo doméstico de la mujer con el trabajo remoto, ya que las escuelas están paralizadas; sino que el cuidado de las personas enfermas también recae en las mujeres. Este cuidado de los enfermos por las mujeres se refleja también en los profesionales de la salud, ya que en la enfermería el 90% son mujeres, aunque sólo una cuarta parte de ellas sean jefas.
A partir de la votación de la promulgación de la Enmienda Constitucional nº 107/2020 y el aplazamiento de las elecciones, hay varios temas que todavía carecen de atención: cómo se dará la campaña en medio del aislamiento social; cómo mantener la protección de las personas que van a trabajar el día de las elecciones y también de las que van a votar; si el Fondo Electoral será o no destinado para la lucha contra la pandemia; si la propaganda electoral partidista gratuita (derogada en la reforma electoral de 2017) deberá volver, ya que en este aislamiento las personas están consumiendo mucho más el noticiero de la TV.
¿Y por qué importa la representatividad femenina en este debate? En primer lugar, porque la falta de representación se refleja en distorsiones sobre la participación democrática. Es necesario que las mujeres, como uno de los grupos más afectados por la pandemia, como muestran las cifras mencionadas anteriormente, participen en los debates y formen parte de la solución. Un ejemplo de ello fue la aprobación de la ayuda de emergencia, en la que el esfuerzo de la Bancada Femenina permitió traer luz sobre cómo la pandemia afectaba mucho más a las mujeres y con eso fue posible que madres terrestres pudieran recibir dos cuotas de la ayuda de emergencia.
Otro punto que merece atención es que los países liderados por mujeres han conseguido, en diferentes contextos, tener mejores respuestas en la lucha contra la pandemia. Se supone que esto se debe a que las mujeres en general son criadas en un ambiente cultural diferente de los hombres, más ligado al cuidado; además de tener que estar mucho más cualificadas que los hombres para asumir el mismo puesto, producto de las desventajas en el desarrollo de la carrera política. Eso de algún modo se imprime en su actuación política, pues las mujeres tienden a no priorizar la economía sobre vidas, confían en la ciencia y la tecnología y no temen escuchar y seguir expertos en el asunto. No por nada, los países que lideran los números de infectados y muertos son liderados por hombres que no poseen esas características.
Este será un período electoral atípico en Brasil, sin los eventos tradicionales de pre-campaña y de campaña, sin el cuerpo a cuerpo con el elector y en un momento en que se pone en la balanza lo que es prioritario o no. Este momento de incertidumbre, en el que ni los expertos logran proyectar el impacto final de la enfermedad en el país, es importante que las propuestas presentadas reflejen en soluciones para el municipio que motiven al elector a salir de casa, en plena pandemia, para depositar su voto de confianza y elegir a los representantes que mejor resuelvan estas cuestiones, en lugar de simplemente pagar la multa y “lavarse las manos”.