Por Fernando López Ariñez
Hoy 18 de octubre los bolivianos y las bolivianas irán nuevamente a las urnas para elegir al próximo presidente y vicepresidente, como también para renovar el total de la Asamblea Legislativa Plurinacional, compuesta por 130 escaños en la Cámara de Diputados y 36 escaños en la Cámara de Senadores. Esta elección se produce a once meses del golpe de Estado que provocó la salida de Evo Morales y el ingreso del gobierno de facto liderado por Jeanine Añez.
En ese sentido, esta elección será un punto de inflexión para un país necesitado de recuperar la democracia y obtener a través de las urnas un gobierno legítimo, que pueda despejar cualquier intento de enfrentamiento entre los bolivianos. Todo en medio de un contexto de pandemia y de una profunda crisis política, económica y sanitaria debido a la mala gestión del gobierno de facto de Jeanine Añez.
1. La declinación de la candidatura de Jeanine Añez
La agudización de la crisis política, económica y sanitaria fueron el verdadero motivo de la declinación de la candidatura de Jeanine Añez. Ni el uso de todos los bienes del Estado para relanzar su campaña fueron suficientes para revertir la caída en las encuestas. Los constantes casos de corrupción y el mal manejo de la economía terminaron hundiendo una candidatura que desde su comienzo generó mucho rechazo al dispersar el voto de la derecha
La persecución política y judicial que se realizó contra Evo Morales, Luis Arce y partidarios del MAS-IPSP terminó siendo contraproducentes para un gobierno que se centró en aniquilar políticamente al MAS-IPSP, en vez de pacificar el país y llamar a elecciones, de la misma manera buscó por todos los medios prorrogarse en el poder bajo la excusa de la pandemia, provocando la suspensión de las elecciones que debían haberse llevado a cabo el pasado 3 de mayo.
2. Un gobierno “transitorio” que dificulta el desarrollo de las elecciones
Jeanine Añez ha buscado hasta el último día de la campaña electoral impedir el normal desarrollo de las elecciones, en reiterados actos oficiales la presidenta de facto ha llamado a impedir el retorno de la “dictadura” y evitar la victoria de Arce. Es más, tanto Añez como muchos de sus ministros han llamado a votar por el candidato que más chances tenga frente a Luis Arce, en un claro guiño a la figura de Carlos Mesa.
De igual manera, el polémico ministro de Gobierno, Arturo Murillo, ha buscado a través de declaraciones incendiarias contaminar el proceso electoral a través de una estigmatización de los partidarios del MAS-IPSP, buscando afirmar que los mismos “generarán” actos de violencia el domingo por la noche. Por otro lado, Murillo ha desplegado un gran operativo policial y militar con el afán de infundir miedo a la población, es más las principales ciudades de Bolivia se encuentran con la presencia de un gran número de policías y militares.
Otro dato a tomar en cuenta son las constantes amenazas por parte de Arturo Murillo y el director General de Migraciones, Marcel Rivas, a distintos veedores e invitados electorales, desconociendo la invitación oficial por parte del Tribunal Supremo Electoral y señalando a los veedores argentinos y españoles como “agitadores”,. En ese sentido, la estrategia del gobierno de facto busca instalar un discurso chovinista que pone como enemigos a personas que provienen de países con gobiernos progresistas, es más se filtraron los registro de migraciones de los veedores españoles para difundirlos en medios y redes sociales, de la misma manera se impidió el ingreso de una comitiva del Congreso argentino que terminó en un escándalo por el ataque de la polícia a diputados y diplomáticos argentinos.
3. El papel del TSE y las sospechas por el recuento de votos
Existe desconfianza en torno al rol que viene desempeñando el Tribunal Supremo Electoral (TSE), por un lado las constantes quejas debido la escasa información que han brindado sus autoridades, y por el otro los constantes reclamos que se suscitaron por el sorpresivo impedimento de las votaciones en la región norte de Chile, en Panamá y por la desorganización en torno al desarrollo de la votación en Argentina. Estos hechos han generado quejas por parte de ciudadanos bolivianos que se quedaron sin poder votar y otros que no contaban con la información de sus recintos electorales a 4 días de las elecciones.
De igual manera, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) mantuvo silencio frente a las constantes declaraciones de autoridades del gobierno de facto para afectar al MAS-IPSP y Luis Arce, y ante los constantes hostigamientos que recibieron los partidarios del MAS-IPSP, en especial durante la campaña electoral en los departamentos de Potosí y Santa Cruz. Mientras, que sí se manifestó por una agresión que sufrió una casa de campaña de Comunidad Ciudadana en la ciudad de Cochabamba.
Por último, el hermetismo del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para brindar mayor información sobre el sistema Difusión de Resultados Preliminares (DIREPRE), provocaron la susceptibilidad frente al sistema, lo que llevó a que el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Salvador Romero, por recomendaciones de las misiones de observadores electorales a suspender el DIREPRE, en ese caso habrá que esperar al conteo oficial de una elección que podría definirse por un escaso margen de votos.
4. El rol de los observadores electorales
El nefasto papel de la Organización de Estado Americanos (OEA) y su rol en el golpe de Estado han puesto en alerta al MAS-IPSP y a diferentes actores de la región, es por eso que el MAS-IPSP llamó a que una mayor cantidad de delegaciones participen del monitoreo electoral en Bolivia, sumado a las delegaciones de la Unión Europea, las Naciones Unidas, el Centro Carter y la cuestionada OEA.
En ese sentido, el arribo de delegaciones provenientes del PARLASUR, el Grupo Parlamentario de Izquierda Europea, la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina COPPPAL, la delegación del Congreso argentino, el Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (CLAJUD) y delegación del Grupo Puebla serán importantes para garantizar el desarrollo de unas elecciones que arrastran más dudas que certezas.
5. ¿Puede el MAS-IPSP llevarse la victoria en primera vuelta?
El candidato del MAS-IPSP llega a las elecciones encabezando la intención de votos y muy cerca de obtener la victoria en primera vuelta (sacar más del 40% y tener 10 puntos de diferencia con el segundo). Esto se debe a una rápida rearticulación del MAS-IPSP, que le permitió desplegar una campaña electoral en los nueve departamentos y que han posicionado a Arce como un posible gestor de la crisis económica que atraviesa el país, en particular apelando a su exitoso paso por el ministerio de Economía.
En ese sentido, el MAS-IPSP llega mejor de lo que muchos analistas y comunicadores pensaban a comienzo de año, por lo que esto, activó las alarmas en la derecha boliviana y provocó la declinación de las candidaturas de Jeanine Añez y del ex presidente, Jorge “Tuto” Quiroga, y que hasta el inicio de la veda electoral buscó forzar la declinación de la candidatura del ex líder cívico, Luis F. Camacho para intentar concentrar el voto anti-masista en la figura de Carlos Mesa.
Cabe señalar, que Luis Arce debe conseguir una victoria en primera vuelta, ya que un posible escenario de segunda vuelta complicaría las posibilidades del MAS-IPSP, porque la derecha podría unificarse con el objetivo de impedir su vuelta al poder. En ese sentido, el MAS-IPSP sabe que puede alzarse con la victoria en primera vuelta y obtener una importante bancada en la Asamblea Legislativa Plurinacional por la dispersión del voto entre los candidatos Carlos Mesa y Luis F. Camacho, y por el apoyo que llega del área rural y del voto en el exterior (Argentina y Brasil).
6. El rol de Santa Cruz y la dispersión de la derecha
La imposibilidad de formar una lista de unidad entre todos los actores de la derecha boliviana, ha provocado la dispersión del voto anti-masista. En especial, la presencia de la candidatura de Luis F. Camacho (Creemos) ha provocado que el segundo departamento de mayor importancia electoral se vuelque a favor del ex líder cívico y que dificulte las intenciones de Carlos Mesa de forzar una segunda vuelta.
Esto se debe a que el liderazgo de Camacho toca fibras del regionalismo cruceño y ha provocado la existencia de un fenómeno llamado “camachismo”, que no solo confronta contra Arce y el MAS-IPSP, sino que interpela a Mesa por su débil liderazgo y por su vinculación directa con el centralismo de la derecha tradicional boliviana. Nuevamente, vemos como una facción Santa Cruz presenta su propia hoja de ruta y pone en evidencia la disputa de poder en la región y donde el nuevo liderazgo de Luis F. Camacho piensa en un proyecto propio a largo plazo.
En ese sentido, la votación en Santa Cruz será crucial para las aspiraciones de Mesa, quien ante la imposibilidad de un acercamiento con Camacho ha tenido que endurecer su discurso contra el MAS-IPSP para evitar la fuga de votos hacia Camacho y convencer a Santa Cruz, que él puede ser un presidente que favorezca los intereses de esa región. Es más, ante el crecimiento de Camacho en Santa Cruz muchos periodistas han difundido “noticias” con el objetivo de perjudicar a Luis F. Camacho, siendo Carlos Valverde el encargado de afirmar una supuesta reunión a días de las elecciones entre allegados de Camacho y el MAS-IPSP, todo para para reubicar el voto de los cruceños en la figura de Carlos Mesa.