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El triunfo de Trump cambia la ecuación en Estados Unidos y el orden mundial

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Donald Trump gana por amplio margen las elecciones en Estados Unidos y reasumirá con un poder excepcional con el control de las dos cámaras en el legislativo y una fuerte influencia en el judicial. Se rompe la coalición de gobierno en Alemania con la retirada de los liberales y Olaf Scholz llamará a un voto de confianza y a elecciones anticipadas. En Rusia se desarrolló la Cumbre de Valdai en la que Vladimir Putin evaluó el nuevo contexto internacional con el avance de un nuevo multilateralismo alternativo a occidente. En Colombia se reanudaron las negociaciones de paz entre el gobierno y el ELN.

Por Federico Montero y Pablo Macia

Donald Trump gana por amplio margen las elecciones en Estados Unidos

El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos se convirtió en sorprendente en relación con los sondeos previos que vaticinaban una contienda reñida con los demócratas en los estados indecisos. A diferencia de las proyecciones que determinaban un empate técnico, el magnate neoyorquino ganó en todos los estados péndulo del cinturón del óxido (Michigan, Wisconsin y Pensilvania) y los estados del cinturón del sol (Arizona, Nevada, Georgia y Carolina del Norte)  obteniendo no sólo 312 votos en el colegio electoral frente a 226 para Kamala Harris. Pero además de ganar holgadamente en electores, Trump sobrepasó a los demócratas en el voto popular, algo que los republicanos alcanzan por primera vez desde el 2004, cuando George W. Bush obtuvo luego del atentado a las torres gemelas del 11-S en 2001. Frente a un marco de descontento con la política, si bien Trump sacó menos votos que en 2020, logró retener más votantes que los demócratas, que perdieron alrededor de 12 millones de electores con respecto a esa elección. Los republicanos recuperaron también el control del Senado con 53 bancas frente a 46 para los demócratas, mientras que en la cámara de representantes, a pesar de que quedan 21 escaños sin resolver, la tendencia indica que también ganarán los republicanos que en la última elección de medio término alcanzaron una ventaja de 212 electores frente a 202 de los demócratas.

El contundente resultado electoral indica que Trump es el emergente de un nuevo movimiento político que ha reinventado al partido republicano, sumando representaciones transversales que incluyen a poblaciones inmigrantes de latinos, árabes, asiáticos y afrodescendientes. A diferencia de lo que todos los sondeos indicaban, Trump se hizo competitivo también en las minorías racializadas. Así, entre los varones latinos, Trump le ganó a Harris por unos 10 puntos. A pesar de su retórica anti inmigración, Trump parece haber conquistado a los ciudadanos de origen extranjero, que ven como un potencial peligro para su situación laboral a las nuevas camadas migratorias. El presidente electo también se ha hecho fuerte entre los votantes de menor nivel educativo alcanzado, representando a trabajadores manuales que ven estancado su nivel de vida a partir de la globalización y la deslocalización productiva que cada vez los perjudica más. Así, el discurso globalista y neoliberal de los demócratas, fue perdiendo terreno frente a la prédica proteccionista e industrialista de Trump, que bajo el manto de un nuevo nacionalismo impulsó la consigna MAGA (Make America Great Again).

Este nacionalismo soberanista, se articuló con la crítica al “progresismo neoliberal” y la cultura woke de los demócratas, horadando a la predica feminista, y los derechos reproductivos y de las diversidades lgtb+. Frente a esta agenda de derechos civiles y de reconocimiento, el electorado estadounidense privilegió la situación económica y la problemática de la inflación. Así, la población valoró positivamente los primeros años de Trump, más allá del mal manejo de la pandemia en su último tramo.  De esta manera, el líder republicano logró capitalizar el descontento frente a una clase política que fue vista como alejada de las necesidades de la población y muy volcada a defender los derechos de las elites económicas. La campaña electoral de Trump, en la que se mostró trabajando en un local de comidas rápidas, o con el chaleco de seguridad manejando un camión de basura, tuvo un golpe de efecto muy fuerte en esa clase trabajadora. También mantuvo una épica inusual tras el atentado en Pensilvania, en el que a pesar de haber sido rozado por un disparo que por escasos centímetros le hubiese costado la vida, su reacción espontanea fue la de mostrar fortaleza y valentía para luchar. Trump también superó en su campaña a una gran cantidad de querellas judiciales, tanto por su participación en los disturbios en las elecciones del 2020 como por causas privadas, en las que redobló la apuesta denunciando casos de persecución política que fortalecieron sus posiciones.

A diferencia de su primer mandato, el líder republicano también cuenta en esta oportunidad con el apoyo de grandes empresarios de las industrias tecnológicas de avanzada, teniendo a Elon Musk como su mayor referente. El magnate sudafricano, dueño de Tesla, Space X y la red social X, fue fundamental para captar parte de la población joven que ven en estos empresarios el símbolo del progreso tecnológico. En la misma línea, el empresario tecnológico, Peter Thiel ha sido el principal promotor del vicepresidente de Trump, J.D. Vance, que fue central para acercarle a Trump los negocios de estas nuevas tecnologías. Así, Trump ya ha afirmado que pretende que Estados Unidos sea la capital de las criptomonedas y de la inteligencia artificial, en las que todas las grandes corporaciones (Google, Tesla, Apple, Meta, Amazon, Microsoft) tienen intereses. Estos gigantes tecnológicos prometen hacer más eficiente la administración pública, reduciendo costos grandes costos en personal y en regulaciones, tal como lo anunció Elon Musk, que afirma querer ayudar a Trump como jefe del “Departamento de Eficiencia Gubernamental”. Tanto Musk con Space X como Jeff Bezos (Amazon) con Blue Origin, tienen contratos millonarios con el Estado norteamericano en la fuerza espacial. Otros nuevos negocios que Trump podrá beneficiar en su nuevo mandato son los de los autos eléctricos de Tesla y otras empresas del sector.

En cuanto a la política exterior, Trump ha planteado una política diametralmente opuesta a la del llamado globalismo, que implica la intervención activa en los diversos conflictos internacionales como en Ucrania, Asia-pacífico y medio oriente. El próximo presidente norteamericano, se ha manifestado en contra de sostener económicamente a la OTAN y a Kiev en la guerra en Ucrania, exigiendo que Europa costee los recursos de la alianza. Algo similar ha dejado entrever con Japón y Corea del sur en Asia pacífico, frente a los conflictos en el mar de China con Beijing. Sin embargo, habrá que ver hasta donde llega en su retirada en estas áreas de influencia ya que el Pentágono también juega fuerte en la política de seguridad estratégica de Estados Unidos, más allá de la conducción del poder ejecutivo. De todas formas, está claro que, en términos políticos, la administración de Trump implicará un giro en el escenario mundial cuyas consecuencias ya comienzan a verse pero que continuarán desplegándose a medida en que desarrolle su segundo mandato. Esta vez con mucho más poder y autonomía que el primero.

Se rompe la coalición de gobierno en Alemania adelantando las elecciones.

El miércoles 6 de noviembre estalló la crisis política en Alemania con el pedido de renuncia que el canciller Olaf Scholz exigió al ministro de Finanzas, Christian Lindner, del partido Demócratas Libres (FDP). Con ello se consumó la ruptura de la coalición de gobierno que llevó a Scholz del Partido Socialdemócrata a gobernar junto a los Verdes y los liberales. En estas circunstancias, y con un gobierno minoritario en el parlamento, el canciller pretende impulsar un voto de confianza en el Bundestag para el 15 de enero, donde eventualmente se podrían convocar elecciones anticipadas para marzo, de acuerdo con los plazos constitucionales. Pero tanto los partidos de oposición como las movilizaciones callejeras podrían forzar a que el gobierno adelante las elecciones aún más. Así, el líder de la Unión Democristiana (CDU), Friedrich Merz, dijo que no cooperaría con el Gobierno del canciller si Scholz no se presenta a un voto de confianza el próximo miércoles 13 de noviembre. El partido conservador que gobernó con Angela Merkel hasta la llegada de Scholz pretende que las elecciones se realicen el 19 de enero del 2025. En la Alemania de la posguerra, siendo la economía más desarrollada de Europa, sólo en 3 ocasiones se han adelantado las elecciones: 1972, 1983 y 2005.

La crisis política se desplegó fundamentalmente como derivado de la falta de crecimiento económico que vive el país, que cursa su segundo año de recesión, ya que en 2023 retrocedió un 0,3% y este año se estima que lo hará en un 0,2%. Alemania enfrenta una situación económica precaria, con dos años consecutivos de contracción económica. La competencia de China en el sector automotriz y el proteccionismo industrial de Estados Unidos añaden presión al gigante europeo. Las desavenencias en la forma de enfrentar esta situación es la que produjo la renuncia de Linder. Mientras el ministro de Finanzas, abogaba por la austeridad fiscal y la flexibilización de regulaciones climáticas, el ministro de Economía, Robert Habeck (proveniente de los Verdes), y los socialdemócratas de Scholz impulsaban un mayor gasto público para reactivar la economía. Alemania, al igual que el conjunto de Europa, se ha visto envuelta en el deterioro de las condiciones de vida de su población, a partir de las consecuencias de la pandemia que desestructuraron las cadenas globales de valor y de la inflación generada por las medidas excepcionales producidas por el confinamiento. A esto se le sumó la guerra en Ucrania, que rompió con el comercio de energía proveniente de Rusia y que encareció la producción y la provisión energética residencial. El descontento social ha sido capitalizado por fuerzas políticas antiestablisment como Alternativa para Alemania ADF o la izquierda populista de Sahra Wagenknecht. El adelantamiento abrupto de las elecciones genera incertidumbre política en Alemania y en Europa. Los sondeos previos parecerían darle una victoria a la CDU en una elección anticipada, pero el peligro del avance de fuerzas euroescépticas como AFD producen temores en el bloque europeo.

Se desarrolló la Cumbre de Valdai en Rusia como alternativa a la hegemonía occidental

Del 4 al 7 de noviembre se desarrolló en la ciudad rusa de Sochi, la XXI Reunión Anual del Club Internacional de Debates Valdái bajo el lema: “Una paz duradera, ¿sobre qué bases? Seguridad universal e igualdad de oportunidades para el desarrollo en el siglo XXI”. El encuentro congregó a intelectuales provenientes de las relaciones internacionales, economía, seguridad, energía, sociología y comunicaciones de más de 85 países del sur global y de occidente. El encuentro de debate intelectual tuvo como uno de los momentos destacados el del presidente ruso Vladimir Putin, quien reafirmó el cambio de gobierno en Estados Unidos con la victoria de Donald Trump, dándole un golpe a la política globalista que pretende imponer un orden neoliberal en todos los rincones del mundo. Putin denunció a la OTAN como un bloque militar que incentiva el conflicto en vez de la seguridad y el fomento de la paz. Así, el mandatario ruso denunció las políticas neoliberales de occidente, que bajo el lema del orden basado en reglas se han convertido en una ideología totalitaria que impone la uniformidad y ahoga a las soberanías nacionales y los valores tradicionales de cada uno de los estados.

El hegemonismo de Estados Unidos y occidente ha generado sanciones a Rusia y otros países que terminaron siendo contraproducentes, perjudicando a sus promotores. Frente a las sanciones, el mandatario abogó por la necesidad de los estados de mantener sus propias herramientas tecnológicas, tales como internet, la inteligencia artificial, los medios de pago electrónicos y otras tecnologías que permitan defender la soberanía nacional de los países y reducir la dependencia tecnológica. En un nuevo mundo multipolar en el que los países emergentes serán nuevos protagonistas, las iniciativas como los BRICS+ serán fundamentales, para romper con la hegemonía del dólar y las instituciones dominadas por el globalismo occidental. No se trata de desconocer la riqueza de occidente, sino de frenar las ambiciones totalitarias de algunos países que intentan imponer sus intereses, valores y culturas al resto de los pueblos del mundo.

Otro escenario desplegado esta semana en Rusia se dio en la primera conferencia ministerial del Foro de Asociación Rusia-África, el 9 y 10 de noviembre en el territorio federal de Sirius. El encuentro que contó con 1.500 participantes de los 54 estado africanos fue la prolongación de la II Cumbre Rusia-África, celebrada en 2023 en San Petersburgo. Entre los acuerdos de cooperación se destacaron los convenios de asistencia tecnológica y militar con 33 países de la región. Pero el objetivo central de Rusia en África ha sido el de avanzar hacia el 2030 en el pago del intercambio comercial en un 90% en monedas locales. Las cumbres se desarrollarán cada 3 años para monitorear los avances y acuerdos alcanzados entre las partes.

Se reanudaron las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y el ELN

Tras meses de estancamiento y una crisis agravada por el atentado del ELN a una base militar en Arauca, las delegaciones del Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se reunieron en Caracas del 1 al 7 de noviembre.

Si bien se reconoció el éxito del cese al fuego bilateral de hace un año, su renovación se ve obstaculizada la decisión del Gobierno de continuar los acercamientos con el frente Comuneros del Sur, grupo que se separó del comando central de la guerrilla en mayo de este año. Así la negociación se había obturado el 3 agosto cuando el gobierno no aceptó una condición del ELN de retirar a ese grupo disidente de la negociación con los grupos armados organizados (GAO). La suspensión de diálogo propició ataques mutuos en el territorio nacional, con detenciones y “bajas” de guerrilleros, así como atentados contra estaciones de policía y cuarteles militares, especialmente en los departamentos de Chocó, Arauca, Valle del Cauca, Cauca y Nariño.

La nueva reunión desplegada ante los delegados del gobierno nacional, de los países garantes y acompañantes, del Enviado Especial del Secretario General de la ONU y de la Conferencia Episcopal de Colombia permite abrir un nuevo proceso de negociación, que continuarán del 19 al 25 de este mes.

El jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán destaca la voluntad de paz de su organización al cumplir el cese al fuego y la necesidad de evaluar y decidir su continuidad. Sin embargo, desde la organización no creen que sea posible un acuerdo definitivo antes del 2026, pretendiendo sí avanzar los más posible hasta esa fecha.  Mientras tanto la delegación mediadora de Brasil valoró el encuentro y manifestó expectativas de avances para la próxima cumbre. El proceso de “Paz Total” es una de las principales reivindicaciones electorales del gobierno de Gustavo Petro, por lo que un avance en esta línea es siempre una bocanada de aire renovado en medio de la conflictiva relación que lleva con los poderes fácticos en el país.

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