En Estados Unidos se desarrollarán las elecciones de medio término en un contexto de descontento y violencia política. Netanyahu ganó las elecciones en Israel con una alianza de ultraderecha. Mientras tanto, en las Naciones Unidas se manifestó un contundente rechazo al bloqueo a Cuba que impone Estados Unidos. Petro y Maduro se reunieron para reafirmar las relaciones de integración entre Colombia y Venezuela.
Por Federico Montero y Pablo Macia
En Estados Unidos se desarrollarán las elecciones de medio término en un contexto de descontento y violencia política.
El próximo martes 8 de noviembre se desarrollarán las elecciones de medio término en Estados Unidos en las que se elegirá la totalidad de la cámara de representantes y un tercio de los senadores nacionales del país. Estas elecciones son cruciales por ser las primeras en desarrollarse luego de las que permitieron la llegada al gobierno de Joe Biden, y que fueron resistidas por los adherentes de Donald Trump con el asalto al capitolio. Además de los 435 diputados y los 35 senadores se elegirán 36 gobernadores y 34 alcaldes de las 100 ciudades más populosas del país.
Actualmente, los demócratas cuentan con una mayoría de 221 diputados frente a 212 del partido republicano, mientras que en el senado hay una paridad de 50 bancas para cada partido que permite el desempate a favor de los demócratas a través de la vicepresidente Kamala Harris. Pero el control del poder legislativo por parte de los demócratas está amenazado por una intensa campaña del partido republicano, que promueve el descontento hacia el gobierno haciéndolo responsable de la inflación, reforzando la sospechas de fraude electoral en la elección del 2020, y cuestionando la salud de Joe Biden.
De esta manera, las encuestas posicionan como favorito al partido republicano, pero es muy difícil aventurar un resultado ya que hay estados muy disputados en los que un pequeño margen de votos puede inclinar el fiel de la balanza para uno u otro lado, como los de Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Nevada y Ohio.
En Arizona las últimas elecciones fueron ganadas por Joe Biden, logrando un triunfo demócrata que no se daba desde 1996, pero el estado es tradicionalmente republicano y el descontento por la situación económica y la inmigración dan serias chances de un cambio de favoritismos con respecto al 2020.
En Georgia, estará disputada la gobernación entre el actual mandatario republicano Brian Kemp y la candidata demócrata Stacy Abrams, que en la última elección estuvo cerca de la victoria. De consolidarla en esta oportunidad será la primera mujer afroamericana de la historia en convertirse en gobernadora de un estado. En Michigan, la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer competirá contra la turmpista Tudor Dixon, en un contexto de violencia marcado por un intento de secuestro de la actual mandataria por miembros de extrema derecha.
En Pensilvania, el vicegobernador demócrata John Fetterman disputará un cargo en el senado frente al republicano Mehmet Oz, quien de vencer será el primer senador musulmán. Mientras tanto en Wisconsin, el senador republicano Ron Johnson busca su reelección enfrentándose al vicegobernador Mandela Barnes.
En Nevada el gobernador demócrata Steve Sisolak y la senadora Catherine Cortez Masto deberán lidiar con el descontento causado por las restricciones de la pandemia, que limitaron el turismo y la economía en Las Vegas y otros parajes del estado que viven de esas actividades. Por último, en Ohio las encuestas muestran arriba al candidato republicanos al senado JD Vance.
Además de estos estados en disputa, será de importancia el resultado en Florida, donde el gobernador republicano Ron DeSantis se viene posicionando como un serio competidor para las elecciones presidenciales del 2024, disputando el liderazgo a Donald Trump.
La situación económica, con la inflación y el nivel de actividad es el principal desafío demócrata, pero los indicadores del tercer trimestre arrojaron un crecimiento del PBI de un 2,6% interanual, que saca al país de los malos resultados del primer semestre del año. Los ejes de campaña demócratas estuvieron orientados hacia las garantías de los derechos civiles como el del aborto legal o la defensa del sistema democrático frente a la avanzada conservadora de Trump y los republicanos en esas materias. De esta manera Joe Biden llamó a defender la democracia frente a los republicanos ultra MAGA (Make America Great Again) “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez”. Esta consigna republicana ha servido para extender un clima de violencia antiestablishment que movilizó a muchos simpatizantes de Trump a intimidar a los votantes con la exhibición de armas en los lugares de votación. De la misma manera han sido amenazadas las autoridades y funcionarios electorales en diversos lugares, generando un proceso de desmovilización y de renuncias. La violencia política llegó al extremo con el intento de secuestro a la presidenta de la cámara de representantes, Nancy Pelosi, que derivó en un ataque a su marido con heridas de gravedad.
En este marco de descrédito y descontento, las elecciones del 8 de noviembre serán cruciales para definir la continuidad del gobierno demócrata y las perspectivas para la contienda presidencial del 2024.
Netanyahu ganó las elecciones en Israel con una alianza de ultraderecha
El miércoles 2 de noviembre se desarrollaron las elecciones en Israel en las que el ex primer ministro israelí y jefe del partido Likud, Benjamin Netanyahu salió como el claro vencedor, obteniendo la mayoría para formar gobierno. El Likud logró 32 bancas para el parlamento unicameral (Knésset) mientras que el Yesh Atid, del primer ministro saliente, Yair Lapid, quedó en segundo lugar con 24 escaños. El tercer lugar lo obtuvo el partido religioso de extrema derecha, Otzma Yehudit, con14 bancas, permitiendo a Netanyahu obtener una mayoría de 64 escaños de los 120 que componen el parlamento. El cuadro se completa con el partido sefardí Shass y sus 11 bancas más otros aliados menores. Además, por primera vez en 30 años, el partido de izquierda Meretz queda afuera del parlamento al no alcanzar el umbral del 3,25% de votos.
Con este resultado, Netanyahu consolida su liderazgo con la alianza de ultraderecha como la que nunca antes había logrado, retornando luego de la heterogénea alianza conformada por el actual primer ministro, Yair Lapid, que justamente se conformó para enfrentar al jefe del Likud. Si bien la formalidad indica que el presidente Isaac Herzog mandata a Netanyahu a formar gobierno, las negociaciones ya se están desarrollando y se prevé que los ultra ortodoxos de Otzma Yehudit pedirán el ministerio de Seguridad y el de Defensa.
En efecto, dicho partido promueve levantar las restricciones del ejército y la policía para disparar contra los palestinos en los territorios ocupados y en Israel. Uno de los líderes del partido, Itamar Ben Gvir, fue condenado en 2007 por incitación al odio y apoyo a una organización terrorista antiárabe. Además del odio hacia los palestinos y el mundo árabe que auguran una escalada del conflicto en la región, este partido ortodoxo combate los derechos civiles de las disidencias LGBTIQ+.
Mientras tanto, en la franja de Gaza, el ejército israelí atacó este jueves a un bunker de proyectiles, pertenecientes supuestamente a la resistencia de Hamas. La autoridad Palestina advirtió que el comienzo de una escalada puede convertirse en un punto de no retorno de la situación.
El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken llamó a desescalar el conflicto urgentemente y se manifestó preocupado por la situación en Cisjordania. La estrategia norteamericana de contención frente al mundo árabe es la que puede limitar las aspiraciones de los sectores de la ultraderecha israelí, que pretenden aumentar el nivel de tensión en la región.
En ese aspecto Netanyahu tendrá que balancear el apoyo recibido por su coalición con los condicionamientos de Estados Unidos como su aliado internacional más importante. Al respecto el mandatario electo se comprometió a respetar los Acuerdos de Abraham con los Emiratos Árabes Unidos y Baréin, firmados en 2020 y que abrieron el camino a una posible normalización de las relaciones con otros países árabes.
Contundente rechazo al bloqueo a Cuba impuesto por Estados Unidos
Durante el 77 período de sesiones de la ONU desarrollado el 2 y 3 de noviembre se llevó a cabo la votación de la resolución presentada por Cuba que exige poner fin al bloqueo impuesto por Estados Unidos hace ya 60 años. El proyecto de resolución, denominado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” recibió el contundente apoyo de 185 naciones (de las 193), con solo dos en contra (Estados Unidos e Israel) e igual número de abstenciones (Brasil y Ucrania).
La votación que recurrentemente se realiza cada año desde 1992 continúa ganando adhesiones desde los 59 países que en aquella oportunidad votaron favorablemente. A la recurrente negativa del tándem Estados Unidos-Israel, en esta oportunidad, sólo se le suma la abstención de Ucrania (jaqueada por los compromisos de la guerra) y Brasil (con un Bolsonaro en salida). El titular de la ONU, António Guterres, afirmó que el bloqueo es “incompatible con un sistema internacional basado en el Estado de Derecho” y la resolución presentada manifiesta que tiene efectos negativos para la población cubana.
Por su parte, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, afirmó que más del 80 por ciento de la población de su país nació bajo el bloqueo. Además, advirtió que durante los primeros 14 meses de la administración de Joseph Biden, los daños ascendieron a 6.364 millones de dólares, lo que equivale a una afectación de más de 15 millones de dólares diarios.
Además, la embajadora argentina, María del Carmen Squeff, que habló en nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), indicó que el bloqueo “es contrario a la letra, el espíritu, los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional”.
El contundente apoyo a la declaración deslegitima la política de Estados Unidos al intentar mostrarse como el garante de la democracia y los derechos humanos. Sin embargo desde Washington justifican su posición cuestionando “la falta de democracia y la garantía de derechos civiles” en la isla. El bloqueo a Cuba fue aprobado por ley, por lo que solo el Congreso estadounidense puede ponerle fin.
Petro y Maduro se reunieron para reafirmar las relaciones entre Colombia y Venezuela
Durante la semana el presidente de Colombia, Gustavo Petro visitó la República Bolivariana de Venezuela para reunirse con el presidente Nicolás Maduro. Allí, en el Palacio de Miraflores firmaron una declaración conjunta para establecer “una nueva época de cooperación conjunta entre pueblos hermanos”. Los mandatarios evaluaron positivamente el restablecimiento de las relaciones, y abordaron el reingreso de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones, el fortalecimiento de la CELAC y posiciones comunes para impulsar en escenarios internacionales como la COP 27, que inicia este domingo.
La llegada de Gustavo Petro al gobierno colombiano como primer presidente de izquierda en el país constituyó un rotundo viraje en la relación con Venezuela. El marco de integración latinoamericana que impulsa Petro, con la referencia a Bolívar como líder histórico en la región, ha acercado las posiciones con Venezuela luego de años de alineamiento de Colombia con Estados Unidos. De esta manera, la declaración firmada restablece la cooperación en la frontera común a ambos países, el reimpulso de la conexión y el transporte terrestre, aéreo, fluvial y marítimo; iniciativas comunes en materia de energía y minería; y articulación en el sector agroindustrial, agropecuario, y petroquímico, entre otros puntos.
El encuentro fue de gran importancia en términos estratégicos y como acción más inmediata, ya a partir del lunes 7 se restablecerán los vuelos directos entre ambas naciones. Otro punto de gran importancia que abordaron es el de elaborar planes para la recuperación del Amazonas y el fortalecimiento de la Organización del Tratado Amazónico Suramericano. Este eje podrá desarrollarse fuertemente a partir del 2023 con la llegada a Brasil de Luiz Ignacio Lula Da Silva.
Por su parte, Petro, quien además viene de aprobar la ley de “Paz Total” y una reforma tributaria progresiva, indicó que “Es antihistórico que Colombia y Venezuela se separen” y prometió reconstruir mecanismos de inteligencia para poder golpear ya no tanto al obrero del narcotráfico, que por ahí anda, sino a los dueños del capital que son los que casi nunca se han golpeado.
De esta manera el gobierno de Gustavo Petro continúa reforzando su programa de campaña en términos de la unidad latinoamericana y la justicia social como promotores del desarrollo de los pueblos.