Hubo elecciones importantes en España a nivel municipal y autonómico. Lo que marcó los resultados es un avance contundente del Partido Popular, la histórica fuerza de centroderecha. Le arrebató cuatro comunidades autónomas al PSOE, partido de centroizquierda que gobierna hoy el país en alianza con Unidas Podemos. También se impuso en muchas alcaldías a lo largo y ancho del país.
Además del cambio institucional en estas circunscripciones, esta elección anticipa una tendencia de cara a los comicios generales que iban a realizarse a fin de año, pero que finalmente y ante el resultado del proceso electoral regional, el presidente Pedro Sánchez decidió adelantar al 23 de julio. Esta decisión puede entenderse en la lectura de que, a mayor tiempo hasta las presidenciales, más posibilidad de crecimiento para el PP en esta atmósfera de cambio de aire que marca un giro en términos políticos a una mayor participación tanto de esta expresión de derecha, como de la ultraderecha de VOX.
Otro dato importante que marcan estas elecciones es la desaparición del partido Ciudadanos. Sus votos fueron absorbidos por el PP e influyó la leve caída del PSOE y la fuerte división y pronunciado declive de las fuerzas de izquierda, fundamentalmente de Unidas Podemos.
Como perspectiva general, entonces, se observa una vuelta a la polarización entre el PSOE y el PP. Y quienes pueden anticiparse como ganadores es la derecha española.
En términos políticos, la campaña de esta elección municipal fue nacionalizada. Esto permite incorporar esta decisión como factor en el adelantamiento de los comicios generales por parte de Sánchez. En sus palabras, “he tomado esta decisión a la vista de los resultados de las elecciones celebradas ayer. La primera consecuencia que tendrán estos resultados será que magníficos presidentes y presidentas autonómicos, alcaldes y alcaldesas socialistas se van a ver desplazados con una gestión impecable. La segunda consecuencia será que numerosas instituciones pasarán a ser administradas por nuevas mayorías conformadas por el PP y por VOX”.
Si bien el PSOE obtuvo menos votos que en las pasadas elecciones, la pérdida de votos a nivel nacional se sitúa en 400.000, una cifra no tan significativa. De hecho, se mantuvo por arriba de los 6 millones de votos. Sin embargo, si se analiza la tendencia entre las elecciones municipales de 2019 y los presentes comicios, es posible observar un movimiento a la baja. Y aún más: si bien la pérdida de votos no es significativa, los resultados sí se tradujeron en una pérdida muy fuerte de alcaldías, lo que se explica por la actual alianza de gobierno nacional. La caída en votos de la mayor parte de los aliados del PSOE que se sitúan a su izquierda en el espectro político es lo que conduce a esta situación.
Lo contrario sucede para la derecha política. El PP obtuvo más votos sumando a la población que antes optaba por Ciudadanos, pero además su potencial principal aliado, VOX, obtuvo representantes que posibilitan la construcción de alianzas con el PP para imponerse en los gobiernos locales.
Por lo que los dos grandes polos de la política española tienen a reacomodars. En el polo de la derecha, se fortalece la centroderecha del PP y la ultraderecha de VOX. En el polo de la izquierda, el PSOE tuvo una leve disminución en la cantidad de votos a favor, pero sus aliados tuvieron una debacle muy grande en términos políticos. Esto es importante porque implica una tendencia a la reconfiguración del sistema político español.
España tradicionalmente tuvo un sistema político bipartidista entre la centroizquierda socialdemócrata del PSOE y la centroderecha del PP. Esto se había organizado en la transición a la democracia que tuvo lugar en la década de los ´70. Esta configuración entró en crisis en 2011 con la ola de los indignados en Madrid y las manifestaciones en la Puerta del Sol. Fue el momento en que ese bipartidismo se quebró con la emergencia de un nuevo sujeto político que representaba una agenda ausente en el escenario político español, dominado por un giro neoliberal de la socialdemocracia y las políticas neoliberales clásicas de de la centroderecha.
La emergencia de Podemos representó una ruptura en ese bipartidismo y la aparición de un nuevo actor político. Esta fuerza tuvo grandes aciertos y logros con la instalación de nuevas figuras y demandas sociales en la política española, la cual ingresó en un ciclo de transformación. Como corolario, conformó el actual gobierno junto al PSOE. Sin embargo, la novedad de su agenda se fue apagando y su capacidad de convocatoria, disminuyendo.
En el espectro de la derecha surgió a su vez un nuevo partido que era Ciudadanos, de agenda orientada a lo empresarial o neoliberal. Pero esta expresión también entró en crisis y fue reemplazada por un giro nacionalista y retrógrado, condensado en la emergencia de VOX. Hay una radicalización en el sentido de asumir una agenda con nuevos temas, con un discurso típicamente trumpista, con frases cortas de efecto fuerte en la línea de lo que está sucediendo en toda Europa. Propone un nuevo repertorio de acción que es capaz de expresar el malestar de los ciudadanos con la política. Las expresiones por izquierda de ese malestar, que antes era representado por Unidas Podemos, hoy se ven obligadas a repensar cómo recrean esa representación en términos políticos en el marco de este retroceso.
Entonces, el sistema político español bipartidista entró en crisis y emergieron nuevos actores como Unidas Podemos y Ciudadanos. Pero ahora se presenta un proceso de repolarización, que ubica en un eje al PSOE y en otro eje al PP y a VOX. Por eso, el presidente Sánchez, observando este giro político y este nuevo clima social, adelanta las elecciones con un doble objetivo: por un lado, cesar el desgaste que podría implicar esta derrota municipal al nivel nacional. Por otro lado, apurar las definiciones y reconfigurar las alianzas que le permitan disputar y mantener el gobierno de acá a julio, momento en que tendrán lugar las próximas elecciones generales.