Por Florencia Tursi Colombo
El próximo 29 de mayo se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en Colombia. Por primera vez, podrían llegar a acceder a la presidencia las fuerzas progresistas de izquierda. Aunque se estima que habrá una segunda vuelta.
No obstante, el escenario es complejo, la campaña se está desarrollando en un contexto de violencia y asesinato de líderes/as sociales, a lo que se le suman las fake news, y el malestar social.
Las encuestas
Gustavo Petro candidato del Pacto Histórico, la coalición de los sectores de izquierda y centroizquierda, encabeza todos los sondeos aunque ninguno proyecta una victoria en primera vuelta. En ese caso, la segunda vuelta se desarrollaría el 19 de junio. Según las encuestas quien accedería también al balotaje es el candidato Federico “Fico” Gutiérrez del Equipo por Colombia, la coalición conservadora que encarna al uribismo que gobierna en Colombia desde 2002.
La encuestadora YanHaas señala que Petro superaría en 12 puntos a Gutierrez, aunque no alcanza el 50% más uno de los votos necesarios para consagrarse en la primera vuelta. El candidato del Pacto Histórico pasó de un 37% de intención de voto en marzo a superar el 40% en el último sondeo realizado esta semana.
La campaña del Pacto Histórico
La campaña del Pacto Histórico es amplia, no se ha quedado solo como una coalición de izquierda sino que se expandió a otros sectores consiguiendo el apoyo de la juventud y de las clases medias que quieren un cambio e incluso de empresarios como Luis Carlos Sarmiento, con quien Gustavo Petro conversó la última semana sobre la necesidad de realizar una reforma financiera.
Petro moviliza y llena cada acto en cada región del país. Además ha desarrollado una activa campaña en las redes sociales, sobre todo a través de Twitter, y es el candidato con mayor cantidad de seguidores en todas las redes.
La candidata a vicepresidenta, Francia Márquez, representa la lucha de las mujeres negras por el medio ambiente y el cuidado de la vida. Ella había sido precandidata a la presidencia en la interna del Pacto Histórico, sin embargo, fue la segunda más votada luego de Petro, lo que lo convirtió a él como candidato para la elección de mayo. No obstante, luego vino el ofrecimiento para integrar la fórmula que hoy lidera las encuestas.
Márquez es, tal vez, la novedad de la elección, una líder jóven (tiene 40 años), que entiende la agenda y las problemáticas del futuro.
Pero la campaña anti-Petro y anti-Pacto Histórico es fuerte. Por un lado, se da la constante injerencia del presidente Duque en las elecciones, rechazando el proyecto político de Petro. Se moviliza la imágen de la amenaza de un gobierno chavista que convertiría a Colombia en la próxima Venezuela. Asimismo, han circulado fake news que van desde que Petro expropiaría las ganancias de los más ricos hasta que expulsaría las iglesias de Colombia, y aparecieron también fotos falsas de Petro con el famoso narcotraficante Pablo Escobar.
Por otro lado, y al mismo tiempo, tanto Petro como Márquez, han sido amenazados de muerte. Desde el Pacto Histórico denunciaron la existencia de un plan para asesinar a Petro, que involucra al grupo paramilitar La Cordillera, el cual opera mayormente en el centro del país. Esto provocó que se tomaran medidas de cuidado especiales en la campaña y que se suspendieran un par de actos que estaban programados, incluida la visita al Eje Cafetero, en el centro-oeste del país.
Lamentablemente, en Colombia, existe la trágica historia de candidatos presidenciales amenazados de muerte e incluso, se llegó al asesinato de candidatos como Jaime Pardo Leal en 1987, Bernardo Jaramillo Ossa y Luis Carlos Galán en 1990.
En tercer lugar, aparece en la escena el temor de que los resultados no sean transparentes y que el actual gobierno utilice maniobras para limitar o impedir el apabullante triunfo de la fórmula Petro-Márquez del Pacto Histórico.
Un indicio de eso fue lo que pasó esta semana en Medellín, en donde la Procuraduría General suspendió al alcalde Daniel Quintero, por insinuar su apoyo a la campaña de Petro. Aunque la legislación prohíbe a funcionarios públicos manifestar su apoyo a candidatos durante la elección, la sanción es arbitraria ya que no fue utilizada para suspender a quienes, como algunos miembros y jefes del ejército, manifestaron su apoyo al candidato del Equipo por Colombia.
Un escenario de crisis y malestar social
El presidente Duque deja una Colombia en crisis. Grandes movilizaciones, descontento social, crisis económica y una crisis humanitaria provocada por el constante asesinato de líderes y lideresas sociales. En lo que va del año se han asesinado 70 líderes/as sociales y 18 excombatientes.
En una encuesta realizada en abril por CELAG, se analizó el posible escenario de segunda vuelta, en donde Petro se impondría por casi 20 puntos de diferencia a Gutiérrez. Asimismo, dicha encuesta analizó la imágen de Duque, detectando un marcado deterioro, tanto del uribismo como de sus principales referentes. La imágen negativa de Iván Duque llega al 83%.
Hubo dos grandes estallidos sociales en Colombia durante el gobierno de Duque, el primero en 2019 y el segundo el año pasado. Sin dudas, el del 2021 fue una continuación del de 2019 frenado por la pandemia. Las reformas tributaria y sanitaria que pretendía instalar Duque provocaron el rechazo de un amplio sector social que convocó al paro de abril de 2021. La respuesta del gobierno de mantener la política del “enemigo interno” para criminalizar la protesta social y justificar la presencia militar y policial armada, lo que profundizó la crisis. La CIDH denunció, en ese contexto, la violencia policial, los abusos sexuales y la desaparición y el asesitato de jóvenes.
La actual crisis de Colombia es la expresión de que las mayorías populares han quedado históricamente fuera de la política y que el Estado ha sido gobernado por y para un grupo privilegiado que no ha dudado en usar la violencia para reprimir alternativas políticas.
La próxima elección podría cambiar ese trágico rumbo. El Pacto Histórico representa la primera oportunidad de dichos sectores, tradicionalmente postergados en Colombia, de acceder democráticamente al gobierno.