El resultado de las elecciones departamentales y municipales de 2020 en Uruguay deja mucho para analizar sobre el estado de las fuerzas políticas uruguayas. El Frente Amplio sigue resistiendo los embates de una derecha envalentonada por el triunfo en las elecciones presidenciales del año anterior. Si bien el Partido Nacional gana más departamentos y controla casi todo el interior, el Frente Amplio mantiene el control de los departamentos más poblados. El Uruguay se mantiene así en una especie de balance entre un gobierno nacional de una alianza de partidos de derecha y sus centros urbanos más poblados gobernados por el Frente Amplio.
El Observatorio del Sur Global realizó un rápido análisis de los datos electorales en un podcast, en el que participaron Federico Montero y Sebastián Tapia por el Observatorio, Verónica García Valeiron, abogada y militante del Frente Amplio, y Fabian Cardozo, periodista de Televisión Nacional de Uruguay y presidente de la Asociación Prensa Uruguaya.
Ahora, tras unos días de reflexión, presentamos otras miradas complementarias que nos llegan del otro lado del Río de la Plata. Antonio Cardello, docente e investigador del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República, hace un análisis de los resultados electorales planteando un escenario favorable para el Partido Nacional que viene de ganar las presidenciales. Por otro lado, Carlos Luján, también docente del mismo instituto de la UDELAR, presenta un panorama más balanceado entre ambos partidos.
El cierre del ciclo electoral
por Antonio Cardarello¹
El 27 de setiembre se llevaron a cabo las elecciones departamentales y municipales en Uruguay, donde se eligieron 19 Gobiernos Departamentales y 125 Gobiernos Municipales. Las quintas desde la reforma constitucional de 1997 que las separó temporalmente las elecciones nacionales de las departamentales (segundo nivel) y las terceras en que se elige tercer nivel de gobierno (municipios) desde su creación en 2009.
Estas elecciones se produjeron en circunstancias particulares. No pudieron celebrarse en mayo como estaba previsto y, pandemia mediante, tuvieron lugar el 27 de setiembre. Este corrimiento no dejó de tener corolarios.
Por un lado, alargó el ciclo electoral (comenzó en junio de 2019) con el consecuente desgaste físico, emocional y económico de partidos y candidatos. Por otro, retrasando muchas decisiones de gobiernos de nombrar a determinados cuadros hasta saber su suerte en las elecciones subnacionales. También altera la integración del Parlamento nacional, dado que muchos legisladores compiten preferentemente por el cargo de Intendente y sorpresivamente alguno por el de Alcalde.
De los 19 Gobiernos Departamentales en disputa, solamente en cuatro era previsible un escenario competitivo, dado que los pronósticos antecedentes daban como definidas 15 Intendencias.
Tomando en cuenta este escenario el Partido Nacional (PN) sin dudas fue el gran ganador de la contienda. Como parte de un impulso tras el triunfo electoral a nivel nacional en noviembre de 2019, ganó en tres de las cuatro intendencias en disputa (Paysandú, Río Negro y Rocha). Estas tres intendencias estaban en poder del Frente Amplio (FA). Con estas victorias el PN acumula 15 de los 19 Gobiernos Departamentales. En tanto la izquierda mantuvo su predominancia en los dos departamentos más poblados (Montevideo y Canelones) y retuvo Salto, al tiempo que el Partido Colorado (PC) mantuvo su histórico bastión de Rivera
Cierto es también que partían de expectativas distintas. Para el FA el principal objetivo era mantener las seis intendencias alcanzadas en 2015. El peor escenario era conformarse con retener solo Montevideo y Canelones, únicos donde era claro favorito y donde había triunfado en el balotaje de noviembre de 2019. Esto porque eran precisamente cuatro intendencias del FA (Rocha, Salto, Paysandú y Río Negro) las que estaban fuertemente disputadas y donde la alternancia era probable.
El resultado arrojó la hipótesis casi de mínima para el FA, que perdió tres de los cuatro. Lo inverso ocurrió para el PN, cuyo peor escenario era quedarse con 12 intendencias, ya que no ponía en juego ninguna de las intendencias que gobernaba y el máximo ganar las cuatro en disputa al FA, de las finalmente que obtuvo tres.
Entre los puntos fuertes del PN se destacan las “buenas estrategias” que desarrolló en varios departamentos. El PN coordinó preferentemente con unos de sus socios de la Coalición de gobierno a nivel nacional, el novel partido Cabildo Abierto. Si bien la votación de CA fue sustantivamente menor que a nivel nacional en 2019, fue determinante en algunas disputas, particularmente en Rocha, donde contó con la inclusión dentro del lema de un candidato de Cabildo Abierto (CA) le otorgó votos claves para imponerse al FA, que tras tres intendencias consecutivas llegaba como favorito.
Por su parte, a nivel municipal, para el PN el saldo es muy favorable. De 42 sobre 89 en disputa en 2010, paso a 68 sobre 112 en 2015, a ganar en 90 de los 125 municipios del país.
El FA fue competitivo en algunos distritos y perdió Río Negro y Paysandú, que estaban dentro del cálculo previo, aunque la derrota fue especialmente dura en Rocha donde había cifradas esperanzas de alcanzar un cuarto mandato consecutivo al frente de la comuna rochense.
Dentro de lo que se puede resaltar como positivo el FA retuvo Salto y mantuvo un caudal electoral importante en la zona metropolitana, con dos figuras de peso en cargos ejecutivos, como Carolina Cosse (intendenta electa de Montevideo) y Yamandú Orsi (reelecto en Canelones). Precisamente es esperable que Cosse y Orsi desde sus gestiones se posicionarán como figuras de peso de cara a la renovación del FA y a la elección de 2024. Parece claro que estar fuera del gobierno nacional limita las posibilidades de mostrar cuadros políticos dentro de esta etapa de sustitución de los viejos liderazgos en que está el FA. Entonces la posibilidad, para generar candidatos atractivos que posibiliten volver al poder está limitada a los gobiernos departamentales, que permiten exhibir gestión. Y que sin dudas son una buena carta de presentación y suponen una plataforma importante.
A la derrota en los tres departamentos señalados se suma la debacle en la elección municipal y particularmente en municipios que tienen un peso histórico, simbólico y emocional muy importante para el FA, como Bella Unión (Artigas), San Carlos (Maldonado) o Ciudad del Plata (San José) a los que se suma un tercer municipio en el que resulta derrotado en la capital del país, el municipio F en Montevideo (que incluye los barrios Flor de Maroñas, Villa Española, Punta de Rieles y Piedras Blancas, entre otros).
Al revés de lo ocurrido con el PN, el FA viene perdiendo pie en la consecución de gobierno municipales, 41 en 2010, 37 en 2015 y 32 en 2020. A lo que se suma que solo gana municipios en dos departamentos que no gobierna (Juan Lacaze en Colonia y La Paloma en Rocha) y solo cuatro, en Salto, al norte del Rio Negro.
Tampoco fue auspiciosa la elección para el Partido Colorado, el viejo partido de la defensa, predominante en gran parte de la competencia política moderna del Uruguay en el SXX, no solo ha perdido pie en el escenario nacional. A nivel subnacional su presencia se limite a gobernar en el departamento de Rivera, que limita con Brasil y ha visto reducida su presencia a 3 de los 125 municipios elegidos.
En Montevideo se destaca la consolidación del Frente Amplio (FA) como partido predominante. Por segunda vez los partidos fundacionales se presentan juntos, pero a diferencia del Partido de la Concertación (lema ad hoc), bajo el cual blancos y colorados concurrieron en 2015 y con tres candidatos a la Intendencia. Esta vez se compareció bajo el lema P. Independiente (uno de los socios de la CM) y con Laura Raffo (PN) como única candidata.
De esta forma la competencia entre dos bloques en la capital parece afirmarse, lo que parecería ser lógico bajo la regla electoral de la mayoría simple que genera, como sabemos a partir de las leyes de Duverger, estímulos para la competencia bipartidista o entre dos bloques.
El FA mejoró su resultado respecto a cinco años antes. Esto no sorprende y el retraso de la elección no generó alteraciones en la competencia interpartidaria, el movimiento se produjo a la interna del FA. Daniel Martínez, candidato a la reelección y presidenciable en 2019, era el claro favorita rumbo a mayo. Para setiembre Carolina Cosse, logró imponerse en base a alianzas claves a la interna (P. Comunista y P. Socialista) y a un discurso que apuntó a la fibra del electorado frenteamplista, mostrándose firme en su oposición al gobierno nacional.
En resumen estas elecciones si bien ocurrieron fuera del periodo de luna de miel (100 días), también es cierto que el manejo de la pandemia produjo unos niveles de aprobación de gobierno y popularidad del presidente inusualmente altos que a priori podían significar un plus para los candidatos de la coalición gobernante.
Pero más importante todavía es que se produjeron en el marco de una alternancia a nivel nacional como resultado de las elecciones de 2019. En ese sentido, su proceso es similar al vivido en 2004-2005. En aquella ocasión, tras el acceso por primera vez al gobierno nacional por parte del FA, siguió con un envión que le permitió en mayo de 2005 tener un resultado muy positivo en las elecciones departamentales –ganó ocho intendencias– alcanzando otros gobiernos por primera vez fuera de Montevideo.
El PN fue el gran ganador de los comicios, obtuvo casi todo lo que pretendía, se reafirmó como el partido con mayor presencia territorial con un abrumador predominio en la obtención gobiernos departamentales y municipales. Además del respaldo que significa para el gobierno nacional que cierra el ciclo 2019-2020 de manera más que positiva.
¹ Doctor en Ciencia Política por la Universidade Federal do Rio Grande do Sul. (UFRGS, Brasil). Docente e investigador del Instituto de Ciencia Política (FCS-UDELAR). Investigador activo del área de Ciencias Sociales del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
Fin de un ciclo electoral y relanzamiento de una disputa política de mediana y larga duración
por Carlos Luján²
El Partido Nacional fue el ganador en la pasada jornada electoral, no el gran ganador. Lo hubiera sido si Laura Raffo fuera la próxima intendenta de Montevideo, pero no los es porque no llegó a pasar el techo del 40% de votos en la capital, porcentaje que las fuerzas políticas conservadoras han tenido en Montevideo desde hace tres décadas. Una mujer gobernará Montevideo, pero se llama Carolina Cosse.
El Partido Nacional, que se consolida como la principal fuerza de la coalición de gobierno por sobre el Partido Colorado y Cabildo Abierto, ambos con una magra votación excepto en el fronterizo departamento de Rivera, ganó tres departamentos que estaban gobernados por la izquierda con el Presidente de la República y varios de sus ministros haciendo campaña en el territorio. Capitalizaron la mayor extensión del ciclo electoral, fruto de la pandemia, lo que permitió al gobierno nacional incidir durante más tiempo (casi el triple) y con profundidad creciente, aprovechando los réditos del estatus sanitario logrado por el Uruguay. Dicho estatus se basa en un comportamiento muy cauto de la ciudadanía, en los apoyos científicos de la Universidad de la República y el Instituto Pasteur para la implementación de testeos y rastreos masivos dados a un Ministerio de Salud Pública que ha estado a la altura de los desafíos que debió enfrentar y a los aciertos del gobierno al regular la apertura de las actividades económicas, siempre en tensión con una posible transmisión comunitaria del COVID 19.
Se debe reseñar que Montevideo quedó dividido entre el Este pudiente y el Oeste popular, situación que queda patente al mirar la ubicación en el mapa montevideano de los cinco municipios a ser gobernados por la izquierda y los tres que administrará la derecha. En términos de todo el departamento, todo hace prever que Carolina Cosse va a liderar una oposición firme y de izquierda desde la capital para con el gobierno conservador de la coalición multicolor. Adicionalmente, se debe agregar que la centro izquierda implosiona y debe reinventarse o morir y que crecieron dentro del Frente Amplio las opciones más a la izquierda de la coalición (sean nacional-populares, marxistas o neomarxistas).
Finalmente, el ex-presidente José “Pepe” Mujica se retira del Senado por su vulnerabilidad física y, simbólicamente, pasa la posta política al intendente de su sector, Yamandú Orsi, en su acto de festejo en Canelones; conformándose, en el imaginario frentista, los integrantes de la futura fórmula para las presidenciales del 2024 (Orsi-Cosse o Cosse-Orsi), lo que le da cuasi-certezas a la izquierda uruguaya en momentos de reinicio de una nuevo ciclo político en el país.
² Doctor en Ciencias Humanas, con énfasis en Ciencia Política (Universidad Católica del Uruguay). Profesor Agregado en el Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República de Uruguay. Investigador Nivel I del Sistema Nacional de Investigadores de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación de Uruguay.