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El G7 mantuvo su cumbre anual y los BRICS reunieron a sus cancilleres

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Se desarrolló la cumbre anual del G7 con el centro en la guerra en Ucrania, la inteligencia artificial y la competencia estratégica con China. La cumbre de paz para Ucrania en Suiza avanzó con mínimos consensos entre sus asistentes. El encuentro de cancilleres del BRICS bajo la presidencia rusa avanzó con nuevas perspectivas de ampliación. En Argentina se aprobó en el Senado la Ley Bases en un contexto de creciente represión a las manifestaciones.

Por Federico Montero y Pablo Macia

La cumbre anual del G7 con el centro en la guerra en Ucrania, la inteligencia artificial y la competencia estratégica con China.

En la región sureña de Apulia, Italia, se celebró la cumbre anual de presidentes del G7, desde el 13 al 15 de junio. El encuentro de las economías occidentales más desarrolladas – que engloba a Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, el Reino Unido y la Unión Europea – contó además con la presencia de los mandatarios de Ucrania, India, Brasil, Argentina, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Kenia, Argelia, Túnez y Mauritania. Además, por primera vez en la historia participó el máximo representante del vaticano, el Papa Francisco.

Uno de los ejes centrales del cónclave fue la continuidad del apoyo a Ucrania frente a la guerra con Rusia, en un contexto donde el conflicto se ha diluido de la escena internacional luego de más de 2 años de su inicio y como causa de la avanzada israelí en Gaza luego del atentado de Hamas del 7 de octubre. Las potencias occidentales han informado a través de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, del otorgamiento de un préstamo por 50 mil millones de dólares a Kiev, a cuenta de activos rusos confiscados como producto de las sanciones a Moscú. Por su parte, Estados Unidos firmó un pacto de seguridad con Ucrania por 10 años, en el que brindará asesoramiento técnico en seguridad, defensa industrial, entrenamiento y provisión de equipos militares. El gobierno japonés a través de su presidente Fumio Kishida, hizo lo propio al destinar 4.500 millones de dólares para defensa, ayuda humanitaria y cooperación financiera.

La Cumbre se desarrolló en momentos donde gran parte de los presidentes del G7 atraviesan por elecciones que amenazan con cambiar el rumbo de sus gobiernos, algo que podría comprometer el apoyo a Ucrania, o virar algunas de las políticas dentro de Europa. En efecto, luego de las Elecciones al parlamento de la Unión Europea de hace dos semanas, el presidente francés Emmanuel Macron llamó a elecciones anticipadas para enfrentar el avance de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, quien sacó más del doble de votos que la fuerza oficialista. En Alemania, el partido socialdemócrata de Olaf Scholz también recibió un duro golpe al salir tercero luego de los conservadores de la CDU y de los filonazis Alternative für Deutschland (AfD). Mientras tanto, en el Reino Unido también se presentarán las elecciones generales en julio, luego de la derrota del partido conservador de Rishi Sunak a manos de los laboristas en las elecciones regionales, y con las encuestas a favor de Keir Starmer. Pero sin duda, el mayor viraje del bloque occidental en cuanto a la colaboración con Kiev lo daría un eventual triunfo de Donald Trump en las elecciones generales de Estados Unidos, en las que todo indica que el 5 de noviembre competirá frente a Joe Biden.

También se abordaron otros conflictos militares que desarticulan las relaciones geopolíticas como en el caso de la avanzada israelí en la franja de Gaza, que aumenta la tensión en el Líbano con las milicias del Hezbolá y con los hutíes en Yemen, apoyados por Irán. La declaración del G7 amenazó con represalias al país persa de continuar con la colaboración armamentística con Rusia, e hizo un llamamiento a un alto el fuego entre Israel y el grupo Hamas, pidiendo que el ejército de Tel Aviv frene con su intervención en Rafah.

Otro punto destacado en la cumbre fue el de impulsar mecanismos de contención frente al avance comercial de China, y una política de competencia estratégica frente al gigante industrial asiático que según el G7 distorsiona los mercados perjudicando a las industrias de occidente. En este sentido, las potencias del G7 continúan fortaleciendo estrategias proteccionistas y procesos de relocalización industrial que revierten las políticas de globalización productiva. Uno de los mecanismos de contención y desacople de la economía China están fundamentados en sanciones a Beijing supuestamente por proveer tecnologías a Rusia para la producción militar. China niega esta denuncia, pero occidente insiste teniendo como otro foco de conflicto a la tensiones con Taiwán y Filipinas por la soberanía marítima, entre otras cuestiones.

Por último, un tema central dentro de la cumbre fue el del tratamiento, uso y desafíos de la Inteligencia Artificial, donde el Papa francisco llamó a un control democrático y a la responsabilidad de las dirigencias políticas frente a esas tecnologías. El Papa fue enfático en afirmar que los algoritmos no deben gobernar las decisiones humanas, sino al revés, y que esas tecnologías que procesan grandes cantidades de datos mantienen sesgos y prejuicios que se repiten mayoritariamente pero que no validan una conducta humanista. Por último, la IA no debe servir para fines bélicos, ya que no debe decidir sobre la vida de las personas. Estos temores sobre la inteligencia artificial fueron convalidados esta semana por el exagente Edward Snowden, quien denunció a la compañía OpenAI, creadora del chatGPT por sus vínculos con el ejército norteamericano y los ataques a la privacidad. El nombramiento del general retirado Paul M. Nakasone como miembro del directorio de OpenAI parece confirmar esas sospechas que también realizó Elon Musk por la integración de ChatGPT en los dispositivos de Apple.

Estas problemáticas centrales para la geopolítica mundial y la carrera entre las principales potencias globales fueron las que se abordaron en el G7 junto a otros problemas como la inmigración, el impacto ambiental y la competencia por el desarrollo de África. En un escenario cada vez más multipolar, las históricas potencias de occidente no se resignan a continuar desplegando su hegemonía global frente al avance de los emergentes.

La cumbre de paz para Ucrania en Suiza avanzó con consensos mínimos entre sus asistentes

El fin de semana pasado se desarrolló la Cumbre sobre la paz en Ucrania, en Stansstad, Suiza en la que participaron alrededor de 80 países con un marco de consensos mínimos basados en la seguridad nuclear, alimentaria y la liberación de los prisioneros de guerra. La plataforma diplomática impulsada por Ucrania para ganar consenso y visibilidad se tuvo que enfocar en estas reivindicaciones básicas ya que aún están muy lejos las posiciones para arribar a un acuerdo de Paz. Por un lado, Ucrania plantea la retirada de las fuerzas rusas de todos los territorios anexados incluyendo a la península de Crimea y Sebastopol, en 2014, y la incorporación a la Unión Europea y la OTAN para su seguridad en el futuro. Mientras tanto, Rusia, que no fue invitada en este contexto, tiene como condiciones de paz, la soberanía de la totalidad de las provincias de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, ocupando el cinturón sureste del país, y la renuncia de Kiev a incorporarse a la OTAN.

En ese marco, las posiciones con sus respectivos apoyos están lejos de encontrar una solución al conflicto. Desde los países occidentales y fundamentalmente europeos, están a favor de sostener todas las condiciones que impone Kiev para alcanzar un acuerdo, mientras que los países miembros de los BRICS están impulsando una fórmula de paz donde ambos bandos cedan algunas condiciones para alcanzar un acuerdo. Así, la declaración final no fue firmada por Brasil, India y Sudáfrica, (Rusia y China directamente no fueron invitadas) ni por países como México, Libia, Arabia Saudí, Tailandia y Emiratos Árabes Unidos, Armenia, Baréin, Indonesia y Eslovaquia, entre otros. Muchos de estos países de orientación islámica, manifiestan la contradicción de occidente en cuanto a la defensa de Ucrania mientras desconocen el derecho del pueblo palestino a conformar su propio Estado, tal como lo plantean las resoluciones de la ONU desde 1948 en adelante.

En ese contexto, la declaración final se redujo a manifestar el control de la energía nuclear para preservar el ambiente y evitar una catástrofe humanitaria. En ese aspecto, se reivindicó el control del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) sobre las centrales nucleares de Zaporiyia, las mas grandes de Europa, que permanecen bajo control de las tropas rusas.

En segundo lugar, se reivindicó la necesidad de mantener la seguridad alimentaria, manteniendo la producción y distribución de alimentos por las vías navegables del Mar Negro, eliminando los bloqueos y ataques a puertos y buques comerciales que distribuyan los alimentos.

Por último, la declaración hace un llamamiento al intercambio de prisioneros de guerra entre ambos bandos y el retorno de niños y civiles ucranianos retenidos en las zonas ocupadas por las fuerzas rusas.  

Pero más allá de la declaración y del apoyo de los países de Europa y aliados a occidente, no se ha consensuado una nueva reunión del espacio y se descuenta que el conflicto continuará hasta que alguno de los dos bandos se vea forzado a ceder en su intransigencia para alcanzar algún pacto.

El encuentro de cancilleres del BRICS bajo la presidencia Rusa avanzó con nuevas perspectivas de ampliación

Los días 10 y 11 de junio se realizó la reunión de ministros de Relaciones Exteriores y cancilleres del BRICS+ junto a nuevos países invitados, bajo la presidencia pro tempore de Rusia con Sergei Lavrov como anfitrión. El bloque fundado por Brasil, Rusia, la India, China, Sudáfrica, se extendió este año con la entrada de Arabia Saudita, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. En la ciudad rusa de Nizhni Nóvgorod firmaron una declaración conjunta en la que reafirmaron su asociación estratégica en política y seguridad, economía y finanzas y lazos culturales y humanitarios.

En cuanto al primer tema, vinculado a la organización política, lo central de la asociación estratégica es el impulso de un nuevo sistema multipolar no basado en bloques y que pueda representar legítima y democráticamente a los países emergentes y menos desarrollados, inclusive dentro del Consejo de Seguridad de la ONU y en otras instancias multilaterales. El BRICS+ continúa desplegándose como un polo de referencia al que quieren sumarse nuevos países del sur global tales como México, Venezuela, Bolivia, Turquía, y en esta reunión se destaca la intención de Tailandia. Así, el encuentro exploró la iniciativa de congregar a una nueva categoría de países asociados, además de los Estados miembro.

Con respecto a las cuestiones vinculadas a la seguridad internacional, los estados miembros hicieron un llamamiento a un alto el fuego en la Franja de Gaza y el apoyo a la adhesión plena de Palestina en la ONU, con la creación de un estado basado en las fronteras de 1967. También apoyaron las negociaciones de paz en África en las regiones en conflictos con organizaciones terroristas como los existentes en el Sáhara, el Sahel, Sudán y Sudán del Sur.

En materia económica, se destacó el aporte del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) como instrumento de financiamiento alternativo al FMI y el Banco Mundial para grandes obras de infraestructura que promuevan el desarrollo local. El Banco de desarrollo está a punto de incorporar a los nuevos miembros plenos del BRICS, aumentando su potencial como fuente de financiamiento para el desarrollo. Asimismo, desde la delegación rusa anunciaron planes para la creación de una plataforma que permite realizar pagos transfronterizos entre los Estados miembros, llamada BRICS Bridge. El intercambio de activos financieros digitales (AFD) emitidos por los bancos centrales de los miembros de los BRICS es una alternativa a los instrumentos hegemonizados por los Estados Unidos y occidente que brinda mayor autonomía a los países emergentes. Por último, también se expresaron críticas a las medidas proteccionistas y discriminatorias de occidente, que bajo las excusas de las sanciones por motivos políticos o ambientales rompen con las cadenas globales de valor que ellos mismos impulsaron.

En definitiva, el sur global y los países emergentes continúan ganando protagonismo frente a los intentos de las potencias de occidente de mantener la hegemonía alcanzada luego de la caída del bloque soviético.

En Argentina se aprobó en el Senado la Ley Bases en un contexto de creciente represión a las manifestaciones.

El miércoles 12 de junio se aprobó en la cámara de senadores de la Argentina la polémica Ley Bases, con el desempate de la vicepresidenta Victoria Villarruel luego de una votación igualada en 36 votos a favor y 36 en contra. La mega ley en cuestión le otorga facultades extraordinarias al presidente Javier Milei para habilitar ajustes en cuestiones como la reforma administrativa, económica, financiera y otras áreas. Esta ley plagada de enmiendas en el marco de negociaciones con los diversos sectores de la oposición colaboracionista, también incluye un paquete fiscal que crea y restablece impuestos a los trabajadores mientras convalida por otro lado un Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) que promueve exenciones impositivas a 30 años para diversas áreas de corte extractivista en la minería, hidrocarburos y otros bienes naturales. El cuadro se completa con una amplia reforma laboral que flexibiliza las multas frente al trabajo informal y una reforma previsional que deja afuera a una parte importante de adultos mayores de la Argentina.

Pero más allá de las consecuencias de estas y otras medidas a las que habilita la ley, el hecho relevante por estos días lo da el dispositivo represivo que utilizó el gobierno nacional a través de policía, la gendarmería y la prefectura para reprimir y encarcelar a manifestantes y transeúntes que se encontraban en las inmediaciones al Congreso Nacional. Desde un comunicado de la presidencia de la nación se caracterizaron de manera provocativa a los manifestantes como “terroristas” que intentaron impulsar “un golpe de estado”. Bajo esta acusación sin fundamento se detuvieron a 33 personas entre las que se encuentran estudiantes, trabajadores, jubilados que están procesados con cargos como intimidación pública, incitación a la violencia colectiva, delitos contra los Poderes Públicos y el Orden Constitucional, atentado y resistencia a la autoridad y perturbación del orden. Al momento 17 de ellos fueron liberados, pero 16 continúan recluidos en penales de Marcos Paz y Ezeiza, como si estuvieran cumpliendo una condena firme. La reclusión de manifestantes en cárceles comunes es inédita y es la primera vez que se procesa masivamente a manifestantes desde la década neoliberal de los ´90. La gran mayoría de los detenidos se dieron a varias cuadras del punto de concentración de la movilización, y constituyó una virtual cacería con los fines de amedrentar a la ciudadanía. Este brutal avance sobre el derecho a manifestar pacíficamente es un claro mensaje para desactivar el legítimo derecho a protesta. En contraste, las fuerzas de seguridad no interceptaron a los autores de la quema de un automóvil, que fue filmado por los medios de comunicación y las cámaras de seguridad del gobierno de la ciudad. Este hecho marca la complicidad de la policía y esos infiltrados que con su acto vandálico intentaron justificar la desmedida represión a la manifestación.

Por último, el cuadro se agrava a futuro con el mensaje dado por la ministra de seguridad Patricia Bullrich, quien por estos días estuvo recorriendo las cárceles de el Salvador con la intención de copiar el dispositivo represivo cuestionado en ese país. Los organismos de derechos humanos en Argentina junto a la ciudadanía continuarán reclamando por la liberación y el desprocesamiento de los manifestantes y por el nunca más a la represión en el país.

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