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Economía y Pandemia |Deuda externa: Dos países, dos acuerdos

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Newsletter Economia y Pandemia

El lunes 3 de Agosto, Argentina y Ecuador anunciaron acuerdos para la renegociación de su deuda externa con acreedores privados. De acuerdo a la calificadora de riesgo Fitch, el surgimiento de la pandemia de COVID-19 anunció el posible default de las economías que venían teniendo grandes problemas con su deuda externa: Argentina, Ecuador y el Líbano. Lo que la empresa no pudo preveer es que dos de esos defaults se resolverían a los pocos meses.

El problema de la deuda externa ha vuelto a ser relevante para la región sudamericana, en especial a partir de la caída de los precios de las commodities tras la gran crisis económica mundial del 2008. El aumento de la proporción entre deuda externa y Producto Bruto Interno ha alcanzado el nivel que tenía a principios de los ’80, incluso superior al de la época de la Crisis asiática a fines de los ’90 y principios del milenio.
Un dato que suele ser subrayado: el proceso de endeudamiento externo en la región volvió a activarse a partir de 2013-2014, en coincidencia con las señales de agotamiento del período de crecimiento con inclusión iniciado en varios países a comienzos de siglo y Este aumento en la deuda coincide con un reverdecer de gobiernos neoliberales en la región, especialmente a partir de  2016.

 

Ecuador

El gobierno de Lenin Moreno anunció que el 98% de los acreedores  aceptó la propuesta gubernamental para renegociar títulos de deuda por un total de 17.375 millones de dólares. El piso necesario para esa aceptación debía ser del 66% para la mayoría de los títulos y del 75% para los que vencen en 2024. De todas maneras, el proceso de adhesión al canje seguirá abierto hasta el 7 de Agosto para que pueda ingresar el 2% que todavía no lo hizo.

Entre las condiciones con las que cuenta el nuevo acuerdo figuran:

  • una quita de 1.540 millones de dólares
  • un periodo de gracia de cinco años en capital y dos en intereses
  • una disminución de la tasa de interés promedio del 9,2% al 5,3%
  • el aplazamiento de los intereses no pagados y acumulados entre marzo y agosto, que se pagarían entre el 2026 y el 2030 con una tasa de interés del 0%

La reducción en los intereses, más la quita, le permitirá a Ecuador ahorrar unos 16.000 millones de dólares a lo largo de los próximos 10 años.

 

Argentina

Como se explicó en una nota anterior, el gobierno argentino no puede hacer frente a la gigantesca deuda emitida por el gobierno anterior y está en un proceso de renegociación que involucra unos 65.000 millones de dólares con acreedores privados. El lunes 3 de Agosto, se anunció que los tres grupos de acreedores más importantes acordaron aceptar la oferta gubernamental.

En la última modificación de la oferta, el gobierno realizó las siguientes propuestas:

  • Se adelantó dos meses las fechas de pago de los cupones, de Marzo a Enero y de Septiembre a Julio.
  • Los nuevos bonos para el pago de los intereses vencidos se amortizarán a partir de 2025 y vencerán en 2029
  • Los nuevos bonos 2030 se pagarán entre el 2024 y el 2030
  • Los nuevos bonos 2038 se pagarán entre el 2027 y el 2038

El plazo de adhesión a esta oferta también fue corrido del 4 de Agosto al 24, para permitir que todos los acreedores la acepten. Finalmente el gobierno argentino pagará 54,8 dólares por cada 100 de deuda. Es decir, obtendrá un ahorro de 30.000 millones de dólares a lo largo de dos décadas.

 

Diferencias

Si bien ambos procesos de renegociación han sido exitosos, parten de situaciones diferentes. Por empezar, la deuda ecuatoriana es considerablemente menor. No sólo en términos absolutos, unos 17.375 millones de dólares, sino también relativos, un 32,8% del PBI. En el caso argentino son 65.000 millones de dólares, pero sólo es la parte privada de una deuda externa que llega al 97,7% del PBI.

Otro punto para tener en cuenta es que la deuda exterior argentina renegociada ahora es en dólares, los cuáles son difíciles de obtener debido a la devaluación del peso. En cambio, la economía ecuatoriana está dolarizada desde 1999, por lo que toda su deuda y economía carecen del problema del tipo de cambio.

Ambas negociaciones fueron felicitadas por Kristalina Georgieva, directora general del Fondo Monetario Internacional. Pero las expectativas hacia la relación con el organismo también son diferentes:

  • Ecuador quiere aprovechar la reducción de la deuda externa para volver a pedir deuda nueva. En 2019 el gobierno de Moreno recurrió al FMI para obtener un crédito de 4.000 millones de dólares, pero no pudo sostener los pagos a pesar del paquetazo económico que incluyó el aumento de los combustibles. Ahora, tras la renegociación con los acreedores privados, Moreno espera
    anunciar un nuevo programa de ayuda económica con el FMI que ayude a reducir las necesidades de financiamiento del país.
  • Argentina, por otro lado, no busca nueva deuda sino renegociar la ya contraída. El acuerdo firmado por Macri con el FMI en 2017 quedó suspendido por el derrumbe de la economía que tornó imposible el pago. La idea del gobierno de Fernández es renegociar el acuerdo con el organismo, pero bajo condiciones en la el repago de la deuda sea posible – incluyendo el contexto de la pandemia y la recesión generada por ella.

Por último, las condiciones en que se llevaron adelante las negociaciones fueron diferentes. Por un lado,  Ecuador mantuvo el equilibrio fiscal a partir del ajuste y eliminación de subsidios como una manera de mostrarse más favorable a los ojos de los acreedores, lo que se vio reflejado en la crisis de su sistema de salud al momento de enfrentar la pandemia de COVID-19.De hecho, las críticas que se le hacen a este acuerdo pasan por haber ofrecido demasiado, lo que hizo fácil el acuerdo con los acreedores. El pago de capital de los bonos 2020 que se hizo en el mes de Marzo, en medio de la pandemia, fue presentado por el gobierno como necesario para lograr la confianza del mercado para acordar luego la renegociación. Otros sostienen que no era necesario y podría haberse utilizado ese dinero en combatir el coronavirus. También se le critica que se pagará unos 59 dólares por cada 100 de deuda, cuando el precio de mercado de los bonos pagaba entre 20 y 35 centavos por dólar – es decir, había margen para un acuerdo más beneficioso para Ecuador aunque llevara más tiempo.

Por el otro, Argentina negoció desde una posición de proteger su sistema de seguridad social. No sólo no realizó un ajuste, sino que invirtió cerca del 5% de su PBI en medidas de protección social frente a la pandemia. El objetivo argentino es mejorar las condiciones de pago de esa deuda, pero sin afectar la capacidad productiva ni de respuesta al COVID-19. Es interesante lo que señala el análisis de CEPA, en cuanto a que no habrá “grandes modificaciones del ratio deuda/PBI, dado que cálculo se realiza considerando stock de capital de deuda y no hay grandes quitas al mismo, sino que la clave es reducción de intereses y extensión fuerte de plazos.” Esto permitirá “poder usar recursos para ATP, IFE, Jubilaciones y demás que apuntalen el ingreso popular sensiblemente afectado por la pandemia”.

 

Buitres sobrevolando

La lucha llevada adelante por el gobierno argentino, a partir del canje de deuda en 2010, contra los Fondos Buitres (aquellos fondos de inversión que adquieren deuda en default a precios de descuento y pretenden cobrar el total de la deuda) parece haber rendido sus frutos legales.

Un grupo de fondos buitres dueños de menos del 3% de deuda ecuatoriana presentó en Nueva York un recurso para bloquear la negociación, pero la jueza Valerie Caproni negó la moción, explicando que la oferta de Ecuador no era coercitiva para los acreedores sino que busca generar consenso.  Cabe contrastarlo con el caso argentino en 2010, cuando los fondos que tenían un 6% de la deuda acudieron al juez Thomas Griesa, de la misma ciudad, quien falló que se les debía pagar la deuda completa por no haber aceptado la renegociación.

Es temprano para decir si el criterio de Caproni será el nuevo standard en temas de renegociación de deuda soberana, pero sin dudas le servirá a la Argentina como antecedente para el proceso actual.

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