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Perspectiva Latinoamericana | ¿Cómo llega Bolivia a las elecciones?

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por Fernando López Ariñez

A menos de un mes de un proceso electoral esperado y plagado de idas y vueltas, Bolivia se encamina a dirimir en las urnas una crisis política provocada por la ruptura del orden constitucional y la asunción del gobierno “transitorio” liderado por Jeanine Añez, que lejos de pacificar el país, lo ha llevado a un escenario de crisis económica, sanitaria y social que solo ha profundizado el deterioro de la democracia boliviana y sus instituciones.

No es casualidad que fruto de la mala gestión y el crecimiento en las encuestas por parte de Luis Arce, candidato a presidente por el MAS-IPSP, Jeanine Añez se haya visto obligada a declinar su candidatura por un veloz deterioro de su imagen pública. Dejando así en evidencia los problemas que generó una candidatura, que con el paso del tiempo se convirtió en el mejor jefe de campaña del MAS-IPSP. Todo gracias a una serie de desaciertos en el manejo de la economía, casos escandalosos de corrupción y un muy mal manejo de la pandemia que ubica a Bolivia entre los países con mayor número de muertos respecto a su población de toda la región.

Hoy, el escenario de unidad se encuentra más alejado de lo que pensaba la derecha boliviana a comienzo del año 2020. La guerra interna entre sus candidatos cobró como su primera víctima a Jeanine, quien hace no mucho dedicó varios cuestionamientos a la figura de Carlos Mesa señalando su ausencia y tibieza durante los conflictos contra el MAS-IPSP. Dicho discurso fue heredado por Luis F. Camacho, quién lejos de declinar su candidatura, afirma que al masismo y al mesismo sólo los diferencia una letra, por lo que Carlos Mesa se enfrenta a un escenario electoral muy diferente al de 2019, debido a la dificultad de reclutar el voto antimasista y de no poder consolidarse como un líder capaz de enfrentar una crisis política, económica y escapar al fantasma de su renuncia a la presidencia en el año 2005.

Por su parte, el MAS-IPSP va encontrando en la profunda crisis económica un espacio para rememorar la exitosa gestión de Luis Arce como ex ministro de Economía, y con ello posicionarlo como el único capaz de garantizar el retorno a la senda de la estabilidad económica y alejarse del debate ético que impugnó a Evo Morales. Cabe señalar, que la inhabilitación del líder cocalero como candidato senador, le otorga a Luis Arce y David Choquehuanca el centro de la escena política y con ello la posibilidad de renovar el discurso y hacer autocrítica frente a una porción de la población desencantada con el último gobierno de Evo Morales.

En ese sentido, el MAS-IPSP está muy cerca de obtener el 40% y los 10 puntos necesarios respecto al segundo, acercándose así a una victoria en primera vuelta. Las últimas encuestas lo muestran con una intención de voto del 37,3% (Ciesmori), 40,3% (Jubileo) y 39% (Focaliza), frente a una derecha fragmentada en 6 candidaturas donde solo Carlos Mesa y Luis F. Camacho pueden aspirar a una segunda vuelta. A esto hay que sumar que no solo se dirime la presidencia y vicepresidencia, sino que también Bolivia renueva la totalidad de la Asamblea Legislativa Plurinacional, siendo esto esencial para la estabilidad de un futuro gobierno.

Encuesta Focaliza

Los datos vuelven a demostrar que el MAS-IPSP sigue siendo la única fuerza política con presencia nacional, muy por encima de Carlos Mesa que solo lidera en Chuquisaca y Luis F. Camacho en Santa Cruz. El MAS-IPSP figura como ganador en 6 departamentos: La Paz, Cochabamba, Potosí, Oruro, Pando y Tarija; mientras que aparece como segundo en los 3 restantes: Chuquisaca, Santa Cruz y en Beni -estando a la expectativa de cómo se distribuye el voto de Jeanine Añez concentrado en Santa Cruz, Beni y Tarija-. Si se confirman estos resultados, el MAS-IPSP estaría obteniendo una relevante bancada de diputados y senadores que nuevamente le otorgaría un rol decisivo en la próxima Asamblea Legislativa.

Encuesta Ciesmori

Otro aspecto a tener en cuenta es el número alto de indecisos y voto oculto que según las encuestas estaría rondando el 16,6% (Ciesmori), 9,8% (Jubileo) y 14% (Focaliza) que de mantenerse así, será el gran actor del próximo 18 de octubre. De igual manera, el voto en el exterior será importante, ya que el MAS-IPSP puede obtener los puntos necesarios para consolidar una victoria, debido a que existe un voto fiel en Argentina y Brasil que concentran la mayor cantidad de residentes bolivianos en el exterior.

Encuesta Jubileo

Quedará por ver cómo los candidatos encaran la recta final de la elección, que nuevamente debate la idea del voto útil con el objetivo de redireccionar el voto antimasista al candidato que tenga chances reales de llevar a Luis Arce a segunda a vuelta. Por lo que, el voto cruceño vuelve a ser decisivo, pero con la diferencia que en esta elección cuenta con la figura del ex líder cívico Luis F. Camacho, quien por ahora ha decidido desobedecer a los pedidos para declinar su candidatura, y se encuentra afianzando un discurso regionalista, conservador y religioso, que no sólo impugna al MAS-IPSP, sino que polariza con Carlos Mesa y busca arrebatarle el segundo puesto.

En este escenario polarizado el papel que cumpla el Órgano Electoral Plurinacional será decisivo. La garantía del derecho a voto en el exterior, la independencia frente a un Ejecutivo que maneja discursos de guerra, la censura a los ataques orquestados por grupos de choque a militantes del MAS-IPSP y la necesidad de dar mayores muestra de confianza y neutralidad serán esenciales para que no se empantane nuevamente un acto electoral ante los constantes hostigamientos de grupos que actúan por fuera de la ley.

Queda claro que vendrán semanas muy revueltas en Bolivia, por lo que el papel que desempeñe la comunidad internacional -muy por fuera del papel de la ya cuestionada y poco neutral Organización de los Estado Americanos (OEA)- será clave para garantizar y contribuir a un complejo proceso electoral boliviano. De la misma manera, pondrá a prueba a los diferentes actores políticos que deberán colaborar para alejar cualquier escenario de violencia, polarización y hostigamiento que impida el libre desarrollo del proceso electoral boliviano.

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